Errores comunes a la hora de invertir en los mercados financieros
“Bajo ningún concepto voy a controlar el mercado, así que tendré que conformarme con poder controlarme a mí mismo”. (Van K. Tharp)
Épocas de crisis y de excesiva volatilidad en los mercados, como las que se vive en la actualidad, suelen ser momentos más que difíciles para la gran parte de los inversores. Es clave tener en cuenta cuáles son los errores más comunes que se suelen cometer, para tomar decisiones acordes con los objetivos planteados en el mediano y largo plazo.
Es importante, en primer lugar, contar con un plan de cómo se van a gestionar las posiciones de la cartera, especialmente en el caso de grandes movimientos en las cotizaciones. La mayoría de los inversores cometen el error de retrasar la decisión de cuándo y cómo cerrar las posiciones y acaban siendo presas de los estados de ánimo, como el pánico y la codicia, que, habitualmente, suelen ser pésimos consejeros.
Lo importante es definir estas cuestiones de antemano, debido a que -en los momentos en los que los mercados se mueven abruptamente y el inversor se encuentra bombardeado por nueva información- suele ser bastante difícil tomar decisiones con claridad.
Otro fallo que cuesta bastante caro es sumarse al comportamiento de las masas o dar mucha importancia a la información del momento, sin tener una perspectiva a mediano o largo plazo. La crisis de las empresas tecnológicas del año 2000 o la crisis subprime del 2008 son claros ejemplos de situaciones en las que dejarse influenciar por el comportamiento del resto costó muchísimo dinero a inversores individuales y profesionales. En este sentido, vender posiciones a principios del 2009, en los suelos de la última crisis financiera, también supuso una equivocación, debido a que comenzó el apetito por el riesgo y los instrumentos de renta variable subieron fuertemente.
Por regla general, este tipo de errores se producen cuando nos dejamos influenciar demasiado por el contexto que los rodea, sin aplicar una perspectiva más equilibrada, es decir, sin tener un plan de inversión claro. Los mercados no suben para siempre, por más interesantes que sean las perspectivas de un sector, y la economía global -con sus idas y vueltas- suele encontrar una manera de salir adelante. Es importante, por ello, buscar maximizar nuestras ganancias en nuestros aciertos y minimizar nuestras perdidas en nuestras equivocaciones. Aunque esta frase parezca tan simple, es el secreto del éxito de todos los que ganan consistentemente en los mercados financieros.
Para esto, un instrumento que nos puede ayudar a generar ganancias, ya sea en épocas de crisis o de bonanza financiera, son los Contratos por Dferencias (CFD’s). Siempre que estemos en la dirección correcta del mercado, ya sea bajista o alcista, el uso de CFDs nos podrá ayudar a rentabilizar nuestro dinero.
Contratos por Diferencias (CFD’s)
Para protegernos en épocas de crisis, existen herramientas que en los últimos años se han popularizado mucho mundialmente y sirven para encontrar buenas oportunidades de inversión, tanto en épocas de crisis como en épocas de euforia colectiva. Una de estas herramientas es el Contratos por Diferencias (CFD).
Un Contrato por Diferencias (CFD), es aquel que replica el comportamiento de un activo. Los hay de materias primas, divisas, acciones, ETF’s, etc. Dicho contrato le permite al poseedor generar ganancias o pérdidas de acuerdo a los diferenciales de precios de dicho activo, sin tener necesidad de poseer físicamente el activo en mención. Pongamos un ejemplo:
Imaginemos que usted y yo nos encontramos en una tertulia financiera, intercambiando ideas sobre el futuro del precio del oro. El metal dorado cotiza actualmente en US$ 1700.00 la onza. Mi expectativa en base a ciertos análisis y proyecciones es que el oro baje a US$ 1500.00 en los próximos tres meses. Sin embargo, la suya es que el oro suba a US$ 1900.00, debido a que leyó en algún diario al CEO de una gran minera explicando que las proyecciones del metal dorado son altísimas para los siguientes meses. Debido a que no podemos encontrar un acuerdo entre nosotros, decidimos firmar un contrato. En él se especifica que, de caer el oro a los precios que yo estimo, usted deberá pagarme una cantidad de dinero: el diferencial de caída, es decir, US$ 200.00. De suceder lo contrario y subir el precio del oro, yo le abonaría esos US$ 200.00 a usted.
Luego de tres meses, vemos que el precio del oro cayó a US$ 1500.00 la onza. Por lo tanto, mi especulación o análisis fue el correcto y usted deberá abonarme por contrato US$ 200.00. Fíjese que ninguno de los dos tuvo necesidad de poseer el oro físico. Simplemente especulamos su comportamiento futuro: usted especuló a la subida (Long) y yo especulé a la bajada (Short). Así es como en los CFD’s se pueden generar ganancias, tanto en épocas de crisis o en épocas de bonanza, dado que es un mercado bidireccional y de extrema liquidez mundial.
Ahora, muestro algo actual, un commodity: el trigo americano. A mediados de este año el trigo subió fuertemente debido a la sequía más grande de los últimos 50 años en Estados Unidos. Ahora, luego de varios meses, parece ser que la oferta es grande y se debería esperar para el 2013 una caída en este commodity y el regreso a sus niveles de cotización regulares.
¿Puedo generar ganancia con ello? Si especulo que el precio seguirá cayendo, sí. Tomé una posición Short cuando el precio rompió una zona de soporte importante hace 10 días y lo hizo con una vela marubozu (explicada anteriormente). En base a ello generaré ganancias siempre que el trigo siga cayendo en las siguientes semanas o meses.
Actualmente existen CFD’s de muchos instrumentos financieros. El CFD entra en la categoría de derivado financiero y ha aumentado su popularidad en el mundo ostensiblemente. Es aprovechable para cualquier tipo de inversor, desde los pequeños hasta los grandes. Tener en nuestra cartera de inversiones este tipo de instrumentos nos permitirá diversificar nuestro capital y generar ganancias incluso en épocas de crisis.
Recuerde: la capacidad para reconocer y corregir las equivocaciones puede ser un factor fundamental a la hora de alcanzar el objetivo planteado en un comienzo. Esa debería ser la máxima financiera de todos.