Falacias contra la Ley de publicidad de 'comida chatarra'
“Desinformación”: acción y efecto de dar información insuficiente,
omitirla, o manipularla intencionalmente para el servicio de ciertos
fines. No pensaba escribir nuevamente acerca de la Ley contra la
publicidad de ‘comida chatarra’, pero la desinformación se está dando y
espero -luego de este post y con cifras en mano- que puedan tener una
opinión favorable o desfavorable de la Ley, pero con pleno conocimiento
de todo lo que involucra.
Sobre la necesidad de hacer algo
Independientemente de la forma de resolverlo, el problema de la obesidad y el sobrepeso es una realidad y no pretendamos ignorarla. Falacia Nº1: “¿por qué se ocupan tanto de los ‘gorditos’ cuando hay tantos niños desnutridos y que no tienen nada que comer?”
En vez de desnutrición, hablemos de malnutrición: cuando tienes una dieta desequilibrada, ya sea porque hay nutrientes que te faltan, tienes exceso de algunos o los ingieres en la proporción errónea, estás malnutrido. Los niños con desnutrición y los niños con sobrepeso y obesidad son todos malnutridos, y las consecuencias para su buen desarrollo físico y mental son igual de negativas para ambos casos.
¿Las cifras? La desnutrición global en niños menores de 5 años es del 6% a nivel nacional, mientras que el sobrepeso en niños menores de 5 años es del 8% a nivel nacional (fuente: ENAHO-CENAN 2009-2010). Además, ya sabemos que el 16% de niños de 5 a 9 años tiene sobrepeso y el 9% tiene obesidad.
Falacia Nº2: el mayor porcentaje de sobrepeso está en los adultos (43%), ¿por qué nos estamos enfocando en los niños? La respuesta es simple: se piensa en el futuro. Niños con sobrepeso serán muy probablemente adultos con sobrepeso, así como niños educados muy probablemente serán adultos educados.
Sobre la publicidad y la actividad física
No caigamos en los extremos de culpar a la publicidad del total de los casos del sobrepeso en el mundo, porque no es así. Las causas del sobrepeso y la obesidad son principalmente tres: el factor hereditario, la inactividad física y los hábitos alimenticios. Sobre el primero, su presencia es históricamente continua y esto no debería preocupar; por tanto, el incremento de las tasas de obesidad y sobrepeso se deben a los otros dos factores.
Con respecto a la inactividad física, hay una enorme tarea del Estado (y de nosotros mismos) de promover el deporte y evitar los estilos de vida sedentarios. En este apartado, podemos decir que hay muchas campañas publicitarias que promueven la promoción de la actividad física. Mi colega Milton Vela destaca el caso de Coca Cola quienes tienen un ‘compromiso global contra el sedentarismo’, y promueven la actividad física en muchos de sus spots. También he visto muchos spots de galletas, helados y chicles donde se ven a los jóvenes contínuamente en movimiento o en ejercicio.
La primera impresión es que esto es algo muy positivo: te persuado a que tomes una Coca Cola pero a la vez promuevo la actividad física para que quemes las calorías que acabas de ingerir. Te vendo un helado mientras aparece una chica patinando por la calle.
El problema de esta primera impresión es que la dieta saludable se está reduciendo a una cuestión de calorías, cuando la realidad no es así ni por asomo. Me explico: si tomo como desayuno unas galletas bañadas y una gaseosa que tienen la misma cantidad de calorías que un pan con queso y un jugo de naranja, la lógica nos dice que ambas opciones son iguales y reemplazables. La realidad, sin embargo, es que la galleta bañada con gaseosa nos malnutre mientras que el segundo no. El cuerpo no solamente necesita calorías sino también vitaminas, minerales, fibra y demás.
Falacia Nº3: Las consecuencias de la ‘comida chatarra’ no se resuelven con avisos publicitarios que promueven la actividad física. Suponer que en vez de regular la publicidad se debería promover la actividad física no suple el problema de la malnutrición, solo pasaríamos de gordos malnutridos a esbeltos malnutridos. Incluso relacionar a personas saludables haciendo actividad física con ‘comida chatarra’ confunde aún más a las personas, como si viéramos a fumadores ganando los juegos olímpicos.
Sobre la publicidad y los hábitos alimenticios
Tenemos claro entonces que la publicidad no es culpable de la falta de actividad física, pero es engañoso decir que promoviendo spots publicitarios que fomentan la actividad física se resuelve el sobrepeso y la obesidad o, peor aún, la malnutrición.
Ahora bien, si lo anterior nos pareció, a nosotros adultos, un poco denso, imagínenense que un niño lo pueda entender. Falacia Nº4: “yo como adulto y padre de familia tengo derecho a tomar mis propias decisiones y la que se refiera a mis hijos. No necesito a papá Estado que me oblige a hacer una labor que me compete a mí”.
- Sobre la libertad del adulto a consumir ‘comida chatarra’, la Ley no lo restringe en absoluto: podemos comer libertinamente todos los alimentos que queramos y también podremos disfrutar de toda la publicidad relacionada a ella.
- Sobre el Estado que nos quita la responsabilidad como padres de familia, es lógico que este sea su rol si se procura el bienestar común sobre el beneficio personal. Si los que se benefician son los niños (y los adultos mantienen su libertad de consumo), los únicos perjudicados en mayor o menor nivel son las industrias alimentarias, los medios de comunicación y los publicistas. La solución para ellos (me incluyo, como publicista) es simple: elaborar productos más saludables o seguir con los productos de siempre pero con una publicidad veraz y transparente con los niños. Eso es lo que dice la Ley, no más. Las conjeturas sobre las consecuencias sobre el riesgo de no poder ver el Mundial o que ninguna publicidad podrá pasar la ‘valla legal’ son eso, conjeturas.
Sobre la influencia de la publicidad en los niños
Falacia Nº5: “No traten a los niños como tontos, como si fueran fácilmente influenciables por la publicidad. Ahora son más vivos que nunca”
- Los niños entre 6 y 8 años son incapaces de comprender las intenciones de la publicidad; es más, frecuentemente aceptan como verdad absoluta los enunciados que transmiten. Los niños entre 8 y 10 años, por otro lado, poseen la habilidad cognitiva de procesar la publicidad pero solo lo hacen cuando son cuestionados o se les pregunta. Fuente: (Strasburger 2001 Children and TV Advertising: Nowhere to Run, Nowhere to Hide. En: Developmental and Behavioral Pediatrics, Vol. 22, No.3. USA.)
- Tres de cada cuatro niños y adolescentes peruanos afirmaron que cuando vieron spots televisivos de gaseosas, helados, golosinas y fast food, compraron finalmente el producto, lo comprarían en algún momento, o le pedirían a sus padres que lo compren. Fuente: Concortv.
- En Argentina, un estudio a 251 escolares de 9 a 11 años de edad concluyó que el 80% seleccionaba los productos publicitados a los no publicitados, y que el 99% elegían los alimentos que iban a consumir porque lo publicitaron en la televisión (a comparación de un solo un 52% que afirmó que porque eran nutritivos). Fuente: aquí.
- En Estados Unidos se realizó un estudio a 63 niños entre tres y cinco años que intentaba demostrar que estos percibirían los alimentos más ricos si se les presenta como un producto de McDonald’s. El resultado: al 48% de niños le sabía mejor la hamburguesa que tenía la marca McDonald’s frente a un 37% que indicaba lo contrario (eran la misma hamburguesa). La misma tendencia se presentó cuando se les dio nuggets (59%), papas fritas (77%), jugo de manzana o leche (61%), e inclusive zanahorias (54%).
- Si la publicidad no influye a los niños, ¿por qué en el Perú se invierten 3.3 millones de dólares en publicidad televisiva de ‘comida chatarra’ en programas para niños? Fuente: Ibope Media Perú.
- Jurgen Klaric, el gurú del Neuromarketing que recientemente nos visitó, nos recuerda que el 85% de las decisiones de compra y consumo son inconscientes (y los publicistas lo saben). ¿O sino por qué las pruebas a ciegas demuestran que preferimos productos por la marca más que por el sabor?¿Dónde quedó nuestro raciocinio?
Adicionalmente, una recopilación de información sobre la cantidad de publicidad de alimentos y la prevalencia de sobrepeso en niños en diez países descubrió que a más spots televisivos de alimentos ricos en azúcares y grasas mayor la prevalencia de sobrepeso en niños. Del mismo modo, a mayor número de spots televisivos de alimentos saludables, menor la tasa de prevalencia de sobrepeso infantil.
Si la norma no funciona, que se derogue. Pero recordemos que la apuesta es a largo plazo (revisar el caso de Québec). La norma no reduce derechos o libertades, los exige.
[Twitter: @alexanderchw]