ACABAR CON LA PANDEMIA, PERO TAMBIÉN CON UNA EPIDEMIA: LA INSEGURIDAD VIAL.
Rafael Capristán, Especialista Senior de Transporte[1].
El mundo se encuentra inmerso en una pandemia ocasionada por el COVID-19, que hasta mediados de setiembre del 2020 había infectado a 29 millones de personas y cobrado más de 930 mil vidas. Todos los países han concentrado sus máximos esfuerzos para contrarrestar los impactos de esta pandemia, fortaleciendo sus sistemas de salud, inyectando recursos para reactivar sus economías y preparándose para la esperada vacuna. Todos esperamos que estos esfuerzos den resultados para que el mundo pueda regresar a una nueva normalidad lo antes posible, y con el menor número de víctimas posible.
Sin embargo, también es necesario tomar medidas para acabar con una epidemia que viene afectando al mundo de manera creciente: la inseguridad vial. Según el último reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS)[2], las muertes por siniestros de tránsito siguen aumentando cada año, y a nivel mundial alcanza a 1.35 millones de personas, es decir, superando a la fecha a los fallecidos por el COVID-19. Además, esta es la primera causa de muerte de niños entre 5 y 14 años y jóvenes entre 15 y 29 años, también datos a nivel mundial
En la región de América Latina y el Caribe, los siniestros de tránsito cobran más de 110.000 vidas por año, lo que en la práctica significa que conducir un auto, bicicleta, moto o simplemente caminar, sea considerado como una actividad de alto riesgo. En el caso del Perú, según la Dirección de Seguridad Vial del Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC), la tasa de mortalidad por siniestros viales para el año 2019 fue de 9,6 personas por cada 100.000 habitantes. Este valor, comparado con otros países de la región (Argentina 16,5, Uruguay 12,0 y Chile 8,5) mostraría que Perú se encuentra en niveles intermedios, sin embargo, sigue siendo una realidad trágica que cobra la vida de aproximadamente 3.100 peruanos al año y que, ante la ausencia de acciones, podría ser una constante difícil de cambiar. Las lesiones de tránsito son la primera causa de muerte en personas de 12 a 59 años y la séptima causa de muerte general en Perú, por lo que es necesario tomar acciones para reducir o eliminar la epidemia de la inseguridad.
La epidemia de la inseguridad vial es una realidad que tiene que ser abordada de manera integral, y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no solo incorpora los principales aspectos de seguridad vial en los proyectos que financia, sino que busca apoyar a los países a implementar políticas públicas que reduzcan significativamente la mortalidad por siniestros de tránsito, y también viene asistiendo al MTC en un conjunto de iniciativas que tienen ese objetivo.
Si bien avanzar en la mejora de la seguridad vial involucra a un conjunto de instituciones y actores, también se requiere un liderazgo para abordar de manera sistemática las principales acciones y poder coordinar con los distintos actores. Este año, el MTC ha creado la Dirección de Seguridad Vial, que viene planificando un conjunto de acciones en materia de seguridad vial, que tendrían un impacto en la reducción de siniestros viales. La planificación e implementación de estas acciones, que cuentan con el apoyo del BID, se pueden agrupar en 4 estrategias:
- Reducción de siniestros viales. Son actividades que buscan influir en las causas directas de los siniestros, a fin de reducir la cantidad de éstos. Entre las principales acciones que serán desarrolladas en esta estrategia está la normativa de reducción de límites de velocidad, que es uno de los factores que aumentan de probabilidad de siniestros. Esta regulación vendrá acompañada de una mayor fiscalización en general (alcoholemia, cinturón de seguridad) pero especialmente control electrónico de velocidad. Respecto a este último tema, la Superintendencia de Transporte Terrestre (SUTRAN) ya se encuentra preparando un proceso de adquisición de pórticos electrónicos que serán instalados en distintas carreteras y que aumenten la capacidad de fiscalización.
- Mitigar el impacto del siniestro. Si bien se busca reducir la cantidad de siniestros, aquellos que se produzcan deben contar con mayores elementos de protección que reduzcan la mortalidad. Para ello se mejorará la infraestructura vial para que tenga mayores elementos de seguridad y también se promoverá la mejora de la seguridad de los vehículos que se importen y comercialicen en el país. Para el caso de la infraestructura segura, se realizarán inspecciones de seguridad vial que permitan identificar las mejoras de seguridad que requieren las carreteras. En el caso de vehículos seguros, se tiene previsto implementar incentivos y regulaciones que permitan avanzar en la mejora de los estándares de seguridad que deben tener los vehículos en el Perú. En este conjunto de acciones también se incluyen las regulaciones para los sistemas de retención infantil, cascos de motocicletas, entre otros.
- Atención de siniestros. Este conjunto de actividades requiere una estrecha coordinación con otros sectores, especialmente con el sector salud, pero aquí también es de gran importancia contar con la normativa actualizada sobre el seguro obligatorio contra siniestros de tránsito, implementando estrategias para incentivar a los conductores a observar prácticas de conducción más segura y así garantizar la cobertura y atención de las víctimas humanas, no solo la reposición de lo material, en caso de siniestros.
- Información de seguridad vial. Tener información confiable, oportuna y detallada respecto a seguridad vial es vital para tener adecuadas políticas públicas. En este sentido, el MTC viene avanzando en el desarrollo de un Observatorio de Seguridad Vial para mejorar el diseño de sus estrategias e intervenciones.
Las actividades anteriormente señaladas muestran un plan de acción amplio, en diversos frentes para atacar la epidemia de la inseguridad vial. También muestran un liderazgo del MTC en coordinar estas acciones. Si bien el BID viene apoyando estas iniciativas, será muy importante que otros actores se sumen a esta gran tarea, como por ejemplo otras instituciones del sector público, del sector privado y organismos financieros. El rol de los medios de comunicación también será clave y aportará mucho, toda vez que también se busca generar conciencia ciudadana de la importancia de respetar las regulaciones, las buenas prácticas y, sobre todo, proteger a los usuarios vulnerables.
Las acciones que buscan eliminar la epidemia de la inseguridad vial son una buena noticia, pero la implementación de dichas acciones no sólo es responsabilidad del sector público, sino que es una tarea amplia que también requiere la participación de todos los ciudadanos. Sólo se podrá tener éxito si entre todos buscamos y aportamos en desarrollar la vacuna contra esta epidemia de la inseguridad.