¡Preparados, listos, fuera! América Latina se une a la carrera global de la industria de videojuegos
Por: Matteo Grazzi; especialista senior en la División de Competitividad, Tecnología e Innovación en el Banco Interamericano de Desarrollo y Simone Sasso, asociado senior en la División de Innovación y Creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo.
En un paisaje sumamente complicado, donde las industrias creativas se encuentran muy afectadas globalmente por la COVID-19, el sector de los videojuegos no solo ha sido resiliente, sino que en estos meses de pandemia ha crecido exponencialmente. Conoce los factores que han contribuido al rápido crecimiento de esta industria y el gran potencial que tiene el sector en contribuir a la recuperación económica de los países de América Latina.
Como en el caso de muchas otras actividades deportivas, el comienzo de la temporada 2020 del campeonato mundial de motociclismo (MotoGP) fue postergado por varios meses para cumplir con las medidas de aislamiento social adoptadas globalmente para detener la difusión del COVID-19.
En esta situación, la organización del MotoGP tomó una medida sin precedentes, anunciando el lanzamiento de una carrera virtual, donde muchos de los pilotos más famosos del circuito – entre ellos Valentino Rossi y Marc Marquez – compitieron en el videojuego oficial del campeonato. Esta iniciativa estaba pensada inicialmente como un evento único, pero la acogida del público ha sido tan positiva que se convirtió en una serie de cinco carreras virtuales, vistas en vivo por más de 12 millones de personas. En total, se consumieron más de 31 millones de minutos de material de video de las carreras, que equivale a alrededor de 60 años de visión ininterrumpida.
Gracias a las carreras virtuales, los apasionados del deporte pudieron seguir a sus ídolos, como también distraerse durante las largas horas de la cuarentena. Además, desde el punto de vista de los negocios, esto no solo significó que 12 millones de personas pudieron seguir “consumiendo” el producto MotoGP, sino también que muchos de ellos se convirtieron en videojugadores.
El gran potencial de la industria global de los videojuegos
A diferencia de otros sectores creativos que han sido fuertemente golpeados por la COVID-19, la industria de los videojuegos no solo ha sido resiliente, sino que ha aprovechado estos meses para ir creciendo exponencialmente. A medida que cientos de millones de personas en todo el mundo han tenido que permanecer en sus hogares, el consumo de videojuegos ha aumentado enormemente, tanto en términos de horas jugadas como en número de jugadores. Steam, la principal plataforma digital de distribución de videojuegos, en el mes de diciembre superó todos los récords anteriores alcanzando casi 25 millones de jugadores en simultáneo.
Los videojuegos han desarrollado un rol mucho más allá que proveer diversión. No solo permiten a las personas escaparse del encierro, sino que también se han convertido en una herramienta educativa y de salud física y mental, permitiendo mantener conexiones con amigos y familiares. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejó el uso de los videojuegos activos para mantenerse en forma.
Los videojuegos también se están utilizando para entender mejor la pandemia en curso. Por ejemplo, Plague Inc., un juego lanzado en 2012 en el que el jugador debe manejar los factores de difusión de una plaga global desde el paciente cero, tuvo un número tan alto de descargas que la empresa diseñó, en colaboración con la OMS, un nuevo módulo el objetivo del cual es detener el contagio.
De hecho, la crisis generada por la COVID-19, a diferencia de lo que sucede en otros sectores, no ha obstaculizado significativamente el desarrollo y producción de nuevos títulos, dado que los desarrolladores, editores, diseñadores e ingenieros de videojuegos, que ya estaban operando en buena parte de forma remota, han podido generalmente continuar trabajando desde sus hogares. Además, las nuevas formas de distribución y consumo –cada vez más en línea y a través de teléfonos móviles– han impulsado también el crecimiento del consumo de videojuegos, sobre todo en países emergentes. La provisión de los juegos a través de plataformas móviles o basadas en la nube reduce la necesidad de hardware (como PC o consolas), con lo que disminuye el costo inicial para los jugadores y elimina una de las barreras de entrada más altas para los nuevos consumidores.
No es casual que se estima que el mercado de videojuegos en América Latina sea uno con los crecimientos más altos a nivel mundial, alcanzando en 2020 los US$6.000 millones de ingresos y delineándose como uno de los pocos sectores en crecimiento en el contexto de la crisis económica que impactará la región. De hecho, muchos estudios de la región han sido capaces de aprovechar esta ocasión y se han convertido en casos de éxito a nivel global.
Los retos y las oportunidades para fortalecer el sector
Sin embargo, a pesar de estas premisas prometedoras, el sector de videojuegos de América Latina presenta todavía muchas limitaciones que impiden aprovechar plenamente sus potencialidades de crecimiento. Al mismo tiempo, las iniciativas de políticas públicas de estímulo a este sector han sido generalmente esporádicas e insuficientes en la región. Una de las razones subyacentes a esta situación es la falta de estudios y conocimiento específicos sobre este sector, que limita la capacidad de los hacedores de políticas públicas para diseñar e implementar intervenciones efectivas.
En este contexto, una nueva publicación del BID en colaboración con el Ministerio de Cultura de Perú busca generar nueva evidencia sobre la industria de videojuegos del país a través de entrevistas a las empresas y otras organizaciones públicas y privadas activas en el sector. El estudio cuantifica el valor de esta industria dentro de la economía local y analiza las relaciones que existen entre sus actores más importantes, así como las dinámicas de producción de cada empresa, las relaciones entre ellas, sus fortalezas y las principales restricciones que les impiden crecer.
Entre los principales cuellos de botella, se identificaron la escasa disponibilidad de capital humano adecuado, sobre todo en áreas como el arte y el diseño de los juegos; la falta de las capacidades necesarias para el crecimiento empresarial de las empresas; el limitado acceso a capital financiero; la falta de integración en las cadenas globales de valor y, finalmente, la elevada fragmentación del sector.
Es posible intuir que la mayoría de estos factores son válidos para la gran parte de los países de América Latina y el Caribe. Solo dando respuesta a los desafíos mencionados en la publicación, el sector podrá aprovechar las oportunidades del creciente mercado regional y competir globalmente.
El 2021 fue declarado por las Naciones Unidas el “Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible”. Los videojuegos son un sector intensivo en innovación y en tecnologías digitales y tienen hoy una gran oportunidad de aportar a este esfuerzo, contribuyendo a la diversificación de las economías de los países emergentes para volverse un motor – no sólo virtual – de la recuperación económica sostenible de la región en los próximos años.