Ante la Crisis Política
“La política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”. (Charles de Gaulle)
Ante el abismo al que nos están empujando algunos malos políticos, en un proceso de copamiento y destrucción del estado y del sueño de un futuro mejor, se vuelve urgente que la sociedad civil y el sector privado intervengan decididamente para poner freno y hacer de contrapeso a tanta deriva. Ya lo decía un politólogo hace poco: “Los empresarios y la sociedad civil son la última línea de defensa ante la crisis política e institucional”.
Personalmente no creo que el camino sea crear un partido. No hay tiempo para ello y probablemente el esfuerzo terminaría incubando una agrupación exclusiva y excluyente. Más importante aún, creo, sería la creación de un frente común, nacional, que sume movimientos, asociaciones, gremios, ciudadanos de bien, que ojalá alcanzara la mayor representatividad posible, con el objetivo de proponer e impulsar una hoja de ruta país para salir de la crisis.
A corto plazo, este frente debería proponer un gabinete de crisis (al que presidencia delegue la gobernabilidad), proponer una hoja de ruta ambiciosa para retomar la senda de crecimiento, así como proponer reformas legislativas (y contra reformas) mínimas, críticas y urgentes para facilitar el camino a unas elecciones que permitan elegir al mejor candidato posible (democrático, íntegro, pro economía social de mercado) y eviten un salto al vacío.
A mediano plazo, el frente debería consensuar una hoja de ruta al 2031 (Plan Perú) que permita al país revertir la tendencia actual y plantear objetivos de largo plazo que nos ayuden a dar un salto cualitativo y cuantitativo durante ese quinquenio. En este sentido, el frente debería apoyar a todos aquellos candidatos presidenciales (mejor si es en alianza) que se comprometan a seguir este plan.
A largo plazo, el frente debería acompañar y ayudar al candidato ganador en las elecciones, a cumplir con los objetivos del Plan Perú 2031. Para ello debería ayudar a facilitar un consenso país que permita que Gobierno y Congreso trabajen de la mano en la ejecución del plan y de un conjunto de reformas relacionadas (incluyendo reformas al sistema de justicia).
Todo este proceso de regeneración, que sin duda tomará muchos años, debería buscar también que sólo las mejores personas, aquellas que reúnen probada capacidad personal y profesional, así como cualidades éticas y morales, formen parte del aparato del estado e impedir que se vuelva a repetir lo que vivimos hoy.
Ahora, sin duda, la gran pregunta (y cuestionamiento a esta propuesta), es porqué la presidencia o el Congreso estarían dispuestos a ceder poder ante este frente. Particularmente el Congreso. La única respuesta que se me ocurre es porque este frente debería ser tan representativo que sea difícil de obviar, y porque además estaría dispuesto a salir a la calle a marchar.
La otra opción es esperar hasta el 2026 (que bien podría ser 2025) y ver qué pasa. Pero seamos claros y serios, eso implica dejarnos llevar por la corriente y esta es hoy controlada por poderes fácticos, una cleptocracia en toda regla, corrupta y mercantilista, que sólo piensa en sí misma. La pregunta es entonces ¿vamos a dejar la política en manos de los políticos o nos hacemos cargo nosotros? A grandes males grandes remedios creería. #OtroPerúEsPosible si nos unimos.