Conflictos sociales: Un reto pendiente de superar para el éxito de la actividad minera
Cuando hablamos de nuevos proyectos mineros que no son aprobados por la población presente en su zona de influencia, lo primero que debemos preguntarnos es a qué se debe esta resistencia. Si se conoce de antemano que la ejecución del proyecto generará puestos de trabajo y tendrá un efecto multiplicador en la economía local, ¿por qué generan cierto rechazo en los pobladores?
En la actualidad, existen varios proyectos mineros pendientes de ser puesta en valor en el denominado cinturón del cobre, al norte del Perú. Algunos ejemplos son La Granja, Galeno y Michiquillay. Al mismo tiempo, se conoce que el Perú es uno de los países con mayor potencial cuprífero del mundo, sino el primero. Sin embargo, pese a esta expectante posición que lo hace muy atractivo para invertir en operaciones mineras, el país ya no goza de un buen indicador de calificación para inversiones como en años anteriores.
Las malas políticas gubernamentales, la inestabilidad política y la falta de seguridad para los inversionistas han sido desastrosos para atraer nuevas inversiones al sector minero. Por poner un par de ejemplos, el proyecto cuprífero Yanacocha Sulfuros se encuentra paralizado hasta el 2025 y Toromocho iniciaría una ampliación recién el próximo año. Sobre las oportunidades en el sector minero, un proyecto de implementación y/o ampliación de infraestructura minera genera puestos de trabajo directo e indirecto. Asimismo, existe el compromiso de brindar trabajo a los pobladores locales, como es el caso de Mariscal Nieto, en Quellaveco, y Carhuacoto, en Toromocho.
Sobre los constructores y las empresas involucradas en la construcción del proyecto, así como en su posterior operación, es ampliamente favorable consumir productos y servicios de la zona como alimentos, transporte, lavandería, ropa de trabajo, alquiler de alojamiento e, incluso, áreas de relajo y diversión. Ello beneficia de manera general a todo el ecosistema social que se genera. Respecto a los stakeholders, primero es necesario identificarlos y clasificarlos en un mapa. Quienes tienen mayor influencia e interés en un proyecto son el titular minero, las comunidades campesinas aledañas a la zona de influencia, y los Gobiernos central y regional.
Las principales causas de los conflictos son el impacto ambiental ocasionado por la construcción de la infraestructura necesaria para explotar los recursos mineros y la posterior operación de la mina. Otros factores importantes son el consumo del agua que las comunidades necesitan para sus actividades agrícolas y ganaderas, la propiedad del subsuelo (administrada por el Estado), la confiscación de terrenos que previamente ocupados y la interacción con personas ajenas a la comunidad, que afectan sus costumbres y valores ancestrales.
El entendimiento del ecosistema desde el punto de vista social y del impacto que genera la actividad minera es probablemente uno de los aspectos menos tomados en cuenta, pero es de enorme interés, de cara a los potenciales conflictos. En esta línea, creemos que el entendimiento del estilo de vida de cada zona de influencia es el principal reto para asegurar la sostenibilidad de los proyectos mineros a largo plazo.
Autor: Jorge Merzthal Toranzo. Ph. D. en Administración y Dirección de Empresas por ESADE, Barcelona, España. Doctor Honoris Causa – UNI. Maestría en Administración por la Universidad del Pacífico. Maestro en Tecnologías de Información del Instituto Tecnológico de Monterrey, México. Ingeniero Metalúrgico UNMSM. Ingeniero de Soldaduras por CESOL – España. Diploma de Estudios Avanzados (DEA) por la Universidad Ramón Llull de Barcelona. Estudios de TQM en Japón, y programas de especialización en Administración y Ventas en Antipolis, Francia, Copenhagen Business School en Dinamarca y Free University en Holanda.