Fenómeno de El Niño 2024: antecedentes, características y pronósticos para el Perú
*Por Sandor Lukacs de Pereny, profesor del MBA y los programas de sostenibilidad de ESAN
Los pescadores de nuestro país reconocen a El Niño como la aparición de agua inusualmente cálida. No existe un registro real de cómo los indígenas llamaron al fenómeno, pero los inmigrantes españoles lo llamaron El Niño en alusión al Niño Jesús. Esto se explica porque el fenómeno a menudo llegaba alrededor de la fiesta de la Navidad. El Niño pronto pasó a describir cambios climáticos irregulares e intensos, en lugar de simplemente el calentamiento de las aguas superficiales costeras. Ahora bien, este fenómeno es de suma importancia para muchos países en la región, especialmente para el Perú. Históricamente, sus efectos han sido devastadores y a mediados de 2023 se anunció su llegada con anticipación. ¿Qué esperar para este 2024? Precisamente en esta entrega ofrecemos un balance de la situación actual de este fenómeno y de las implicancias para los países afectados directamente, como el Perú.
Efectivamente, en julio de 2023, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) declaró oficialmente el inicio del fenómeno Global de El Niño. Como tal, se esperaba un calentamiento gradual del Océano Pacífico con impacto directo en la temperatura global y patrones de precipitaciones. Se estima que los efectos en nuestro país alcanzarán su punto máximo a finales de 2023 o principios de este 2024. Se considera que el fenómeno del Niño global es un evento “muy fuerte” cuando las temperaturas del Pacífico ecuatorial han aumentado por encima de 2 °C durante al menos tres meses, mientras que un fenómeno del Niño costero es un evento más repentino y de menor duración. En los últimos 150 años se han producido unos cuatro niños globales muy fuertes en 1877-78, 1982-83, 1997-98 y en 2014-16; y unos tres niños costeros, en 1891, 1925 y recientemente el Niño e Invierno Altiplánico de 2019. En el caso peruano, este fenómeno se manifiesta de forma muy potente y con efectos devastadores, especialmente cuando no hubo acción preventiva. No obstante, el gobierno peruano anunció una serie de medidas que la población espera sean ejecutadas.
Reacciones del Ejecutivo
El Gobierno peruano indica haber destinado una inversión de 4,116 millones de soles para apoyar la preparación de los municipios y gobiernos regionales. De este monto, el 9.8% fue destinado a gobiernos regionales; 8.3% a gobiernos locales; y el 81.9% al Gobierno Nacional. Asimismo, se aprobó el Decreto Supremo 121-2023-PCM que declaraba el estado de emergencia en 9 departamentos, 38 provincias y 138 distritos por peligro inminente de lluvias intensas. Dicha medida generalmente rige por el plazo de 60 días calendario y su aplicación se sustentó en los reportes del Senamhi y el Cenepred. Sin embargo, al 12 de octubre de 2023, La Contraloría afirmó que el Estado solo ha ejecutado el 19.2% del presupuesto asignado.
Un fenómeno de alto impacto
Ya a inicios de 2024 se venían registrando lluvias en diferentes regiones del país, especialmente en la sierra y selva. Como es de esperar, calles, casas, hospitales, colegios y carreteras han sido afectados. Actualmente, según fuentes expertas, la probabilidad de soportar un Niño Global de fuerte intensidad oscila entre 75% y 80%, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. Ante este anuncio, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), indicó que el Fenómeno del Niño podría representar pérdidas económicas que afectarían al valor anual del PBI entre el 1% y 2% en condición moderada y en una condición severa hasta del 5%. En específico, enfatizó que las regiones más afectadas serían la costa y sierra norte del país, puntualmente en los departamentos de Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash. Asimismo, los sectores salud, agricultura, pesquería y manufactura serían los más impactados.
Un Niño llamado ENSO: entendiendo su comportamiento oscilante
En la década de 1930, los climatólogos determinaron que El Niño ocurre simultáneamente con la Oscilación del Sur. La Oscilación del Sur es un cambio en la presión del aire sobre el Océano Pacífico tropical. En otras palabras, significa que cuando las aguas costeras se calientan en el Pacífico tropical oriental (El Niño), la presión atmosférica sobre el océano disminuye. Los climatólogos definen estos fenómenos relacionados como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés). Hoy en día, la mayoría de los científicos utilizan los términos El Niño y ENSO indistintamente. No obstante, y debido a los cálidos vientos alisios, la superficie del mar normalmente es unos 0,5 metros más alta y 7,2°C más cálida en Indonesia que en Ecuador. El movimiento de aguas más cálidas hacia el oeste hace que aguas más frías suban hacia la superficie en las costas de Ecuador, Perú y Chile. Este proceso se conoce como “surgencia”. Las surgencias proporcionan alimento a una amplia variedad de vida marina, incluidas la mayoría de las principales empresas pesqueras. La pesca es una de las industrias más importantes no solo en nuestro país sino también en Ecuador y Chile. Esta actividad abarca la extracción de la anchoa, sardina, caballa, langostino, atún y merluza.
Cuando ENSO se torna devastador
Durante un episodio de El Niño, los vientos alisios que soplan hacia el oeste se debilitan a lo largo del ecuador. Estos cambios en la presión del aire y la velocidad del viento hacen que el agua superficial cálida se mueva hacia el este a lo largo del ecuador, extendiéndose desde el Pacífico occidental hasta la costa del norte de América del Sur. Como resultado, estas aguas cálidas superficiales profundizan la termoclina, así como el nivel de profundidad del océano que separa el agua superficial cálida del agua más fría que se encuentra debajo. Pero es durante un evento de El Niño que la termoclina puede descender hasta 152 metros. Como resultado, esta gruesa capa de agua tibia no permite que se produzca un afloramiento normal. Sin un afloramiento de agua fría rica en nutrientes, la zona eufótica del Pacífico oriental ya no puede sustentar su ecosistema costero normalmente productivo. Esto se traduce en poblaciones de peces que mueren o migran. En síntesis, ENSO puede tener un impacto devastador, especialmente en las economías peruana y ecuatoriana.
Otros efectos potenciales (y colaterales)
Se espera, aunque de forma más moderada, que El Niño de este 2024 produzca cambios climáticos. Ello se debe a la convección sobre aguas superficiales más cálidas, lo cual provoca un aumento de las precipitaciones. En 2023, las precipitaciones aumentaron drásticamente en Ecuador y el norte del Perú, contribuyendo a graves inundaciones y erosión de franjas costeras. Para este 2024, se vaticina que las lluvias y las inundaciones puedan destruir hogares, escuelas, hospitales y negocios. También se esperan impactos en el transporte y el área de cultivo. No obstante, el gobierno peruano afirma estar preparado esta vez.
Sin embargo, así como El Niño trae lluvias a América del Sur, también es sinónimo de sequías en Indonesia y Australia. Estas sequías amenazan los suministros de agua de la región, ya que los embalses se secan y los ríos acarrean menos agua. Por ende, en Australia e Indonesia (así como en los archipiélagos de la Micronesia), la agricultura se vería seriamente amenazada.
El Niño 2024: balance y proyecciones
Aunque algo más leve, para este 2024, expertos meteorólogos advierten que aún podrían quedar meses antes de la culminación de El Niño. Como indicáramos al inicio, este fenómeno llegó oficialmente en junio de 2023 y en ese momento los científicos anticiparon que probablemente continuaría hasta la última parte de 2023. Sin embargo, en una perspectiva recientemente publicada por el Centro de Predicción Climática del Servicio Meteorológico (Climate Prediction Center), se indicó que habría un 80% de posibilidades de que El Niño persistiera en la temporada de primavera del hemisferio norte y que incluso se prolongara hasta mayo de este año. Ante estas aseveraciones, no se debe subestimar el impacto de El Niño en nuestro país y en la región para este 2024 que recién inicia. Es más, resulta probable que las condiciones climáticas ya extremas se puedan amplificar, con ciclones y huracanes tropicales (como lo ocurrido en Acapulco) acompañados de lluvias y sequías más severas que afectarían a muchas regiones. Es urgente y prioritario mantener un monitoreo actualizado a fin de estar alerta.
Información, prevención y coordinación: todos suman
Para ello, es necesario que la población esté informada sobre lo que puede hacer para preparar su vivienda o negocio. Por eso, es fundamental que los gobiernos regionales y locales estén en constante alerta y comunicados con sus pobladores ante cualquier emergencia para afrontar eventuales desastres. Asimismo, es vital la ayuda del sector privado para garantizar una coordinación eficaz con el Estado, sobre todo en la provisión de recursos y maquinaria para atenuar los embates del fenómeno. Del mismo modo, las provincias con alto riesgo deben requerir una atención especial porque el impacto afectará tanto a los principales sectores como el agrícola, la pesca, el transporte y la minería, así como a aspectos relacionados con la salud, la seguridad alimentaria y los precios de los alimentos de la canasta básica familiar.
Es primordial informarse sobre los avances del fenómeno y tomar medidas proactivas que mitiguen o mengüen los impactos devastadores de El Niño en la economía, la seguridad y el bienestar de la población. Al respecto, la asignación de un presupuesto adicional activado (es decir, como respaldo y sin burocracia) proporcionaría los recursos necesarios para implementar estrategias de adaptación inmediata. Finalmente, si bien los más recientes reportes han anunciado una disminución en la potencia del fenómeno para este 2024, es mejor permanecer cautos y alertas.