Clusters de Aprendizaje
Una estrategia probada para mejorar la permanencia universitaria de estudiantes no tradicionales
La universidad en la que los estudiantes solo se dedican al quehacer académico parece cosa del pasado. O es un privilegio reservado para unos pocos estudiantes. En el Perú, aproximadamente 70% de los estudiantes son universitarios de primera generación. Esto quiere decir que sus padres no tuvieron la posibilidad de acceder a estudios universitarios.
El típico estudiante que ingresa a la universidad peruana hoy tiene necesidades específicas que dificultan su integración a la vida universitaria y ponen en riesgo su permanencia. Muchos tienen problemas para navegar un sistema universitario que les resulta poco familiar y para acercarse a pares y profesores. La mayoría tiene tiempo limitado para permanecer en el campus pues comparte sus estudios con ineludibles responsabilidades laborales y familiares. Por ello, los estudiantes de primera generación son casi tres veces más propensos a abandonar sus estudios durante el primer año. En este contexto, el reto de la universidad peruana no es solo dar a más jóvenes la oportunidad de acceder a estudios superiores, sino garantizar su éxito. Así, la universidad no debe solo ofrecer una propuesta educativa de calidad, también debe implementar estrategias concretas que atiendan las necesidades de estudiantes no tradicionales y les permitan graduarse.
Las teorías más importantes sobre la retención universitaria señalan la importancia de la integración académica y con pares como un predictor crítico de la permanencia. El sentido de pertenencia, que la integración genera, aumenta significativamente las posibilidades de permanencia.
Cuando la universidad era principalmente para “estudiantes a tiempo completo”, la integración se producía fuera del aula: en los “huecos” entre clase y clase, en espacios de interacción, en actividades culturales o en alguna cafetería cercana. Sin embargo, estudiantes no tradicionales, con múltiples responsabilidades y tiempo limitado, no pueden quedarse a socializar en la universidad fuera de clases, por lo que el aula (presencial o virtual) se vuelve el espacio natural para el desarrollo del sentido de pertenencia.
Entonces, ¿cómo puede la universidad ayudar a que el aula se convierta en un espacio que favorezca la integración y la permanencia de los estudiantes? En un estudio que realicé hace unos años, encontré que una alternativa efectiva y de gran impacto para lograrlo eran los “Clusters de Aprendizaje” (*).
Los “Clusters de Aprendizaje” son grupos de 25 estudiantes o más que llevan las mismas clases juntos durante un ciclo. El estudio analizó el impacto de los “Clusters de Aprendizaje” en alumnos y alumnas del primer ciclo de una universidad peruana con foco en estudiantes no tradicionales y encontró que su permanencia en el segundo ciclo se incrementó en 12.8 puntos porcentuales y su promedio ponderado en 2.4 puntos (en la escala del 0 al 20). Es decir, solo el crear las condiciones para que los estudiantes de primer ciclo con poco tiempo para socializar fuera del aula puedan transitar por su experiencia universitaria con 25 caras conocidas que encuentran en cada una de sus clases, logra que esos alumnos desarrollen un mayor sentido de pertenencia. Se crean grupos referentes, se fortalecen lazos de amistad, se generan espacios informales para resolver dudas académicas, se consolidan grupos de estudio. Así, cuando se organizan “Clusters de Aprendizaje”, los estudiantes llegan a clase a aprender, pero también a encontrarse con sus compañeros, con su grupo de apoyo académico, con su “prom”. Como consecuencia, aumenta significativamente tanto el rendimiento de estos estudiantes como su probabilidad de matricularse en el siguiente ciclo.
Las implicancias del estudio pueden ser relevantes para la universidad. Por un lado, la investigación muestra evidencia de una iniciativa escalable de costo relativamente bajo que permite reducir la deserción. Por otro lado, estudiantes no tradicionales encuentran en el “Cluster de Aprendizaje” un grupo de soporte que facilita su inclusión a la universidad, refuerza su sentido de pertenencia, y los ayuda a persistir. De este modo, una iniciativa concreta puede tener un impacto positivo en cientos de miles de estudiantes peruanos que, gracias a ella, pueden aumentar sus tasas de graduación y estar mejor preparados para hacerle frente a los retos futuros.
(*) Golergant, Jonathan, “The Influence of Learning Clusters on First-Generation, First-Year Students’ Persistence” (2021). Dissertations available from ProQuest. AAI28544615.