Capítulo 3: Ay ¡Esto no estaba presupuestado!
Julia y Luis están a un mes de mudarse a su nuevo hogar, están muy ilusionados por esta nueva etapa y han decidido salir a celebrar. Después de mucho tiempo se han dado un gusto y visitaron su restaurante favorito de carnes.
Luis, como es de costumbre, no ha medido la cantidad de comida que ha ingerido y tras unas horas ha comenzado a sentirse mal, Julia le comenta que es indigestión, pero después de unos días, el malestar se ha intensificado, así que han optado por ir de emergencia a la clínica.
Al llegar, les preguntan si tienen seguro o si se atenderán por vía particular, Julia tiene un seguro de salud particular gracias a su trabajo, pero Luis no. Como el malestar es insoportable deciden atenderse vía particular, tras unas horas en examinación el doctor les dice que Luis tiene Síndrome de Intestino Irritable y debe mejorar su alimentación porque de lo contrario podría empeorar su salud en el mediano plazo.
Tras recetarle algunos medicamentos, Luis es dado de alta y va a pagar por su atención, un gasto que sin duda no tenía considerado en su presupuesto mensual y que afectará sus planes a corto plazo, ya que el monto equivale al costo del transporte que iban a contratar para la mudanza. Luis se encuentra frustrado ya que nunca pensó que sus hábitos alimenticios podrían afectar su economía de tal manera.
Julia, por otro lado, ha tomado la situación como una lección, esta vez fue una emergencia que no pasó a mayores, pero más adelante podría ser un accidente u operación, ante lo cual Luis está completamente desprotegido. En esta ocasión ha echado mano a sus ahorros porque la situación no ha sido grave, pero si más adelante sufriera una enfermedad de alta complejidad, los ahorros no serán suficientes.
Ante este incidente, Luis a decidido mejorar sus hábitos alimenticios pues cree que es suficiente para no volver al área de emergencia. Sin embargo, Julia no está de acuerdo, pues si bien el cambio de hábitos puede ayudar, si Luis tiene un accidente o más adelante requiere de una cirugía, seguirá desprotegido. Por su parte, Luis no está convencido de pagar todos los meses por un seguro de salud que quizás no use durante dicho periodo.
Tras varios días conversándolo, Luis ha concluido que la mejor forma de protegerse a si mismo y a sus planes es adquiriendo un seguro de salud. Quizás no haga uso de este todos los meses, pero si ocurre una emergencia, atenderse no perjudicará su economía.
Ahora que ambos están protegidos, sus planes a futuro continúan ¿Cómo les irá? Esperemos que bien, mientras tanto los seguiremos acompañando en su proceso de mudanza y de los retos financieros que implica independizarse como pareja.