¿Por qué algunas empresas dan el salto y otras no?
En el año 2001 el entonces profesor de Stanford James Collins, sacó a la luz un libro titulado Good to Great: why some companys make the leap and others don’t, que resume un estudio de 5 años en el que intenta responder la siguiente pregunta ¿puede una buena empresa convertirse en una gran compañía y, en caso afirmativo, de qué manera? Sus conceptos pueden ayudarnos a entender por qué algunas empresas se quedan como pymes y otras evolucionan a grandes.
El concepto más poderoso de este libro puede resumirse en la frase “lo bueno es enemigo de lo grande”, que intenta simplificar el hecho de que, al haber llegado a cierto grado de resultados, las pyme no buscan seguir creciendo: se quedan en su zona de confort. No es una crítica, es una observación. He tenido la oportunidad de conversar en profundidad con no menos de 500 propietarios de este tipo de empresas y en su gran mayoría no están dispuestos a arriesgar su status quo. ¿por qué? Pues por alguna de estas razones: no saben, no pueden o no quieren. El propósito de este blog es ayudarlos a vencer el primer obstáculo que, a su vez, puede romper la barrera de los otros dos, pues el saber empodera y una persona que conoce aprende a querer (de hecho, no se puede querer lo que no se conoce).
Existe un segundo concepto tan poderoso como el primero: la disciplina. Collins resume sus hallazgos en la definición que las empresas que realmente quieren hacerse grandiosas y perdurar, son aquellas que tienen personas, pensamientos y acciones disciplinadas. Por cada una de ellas nos ofrece dos premisas:
Personas disciplinadas: El liderazgo de nivel 5 que se refiere a personas con férrea determinación por los resultados pero que anteponen el éxito de la empresa por encima del logro personal. Por esta razón, estos líderes son desarrollados internamente (pues están embebidos de la cultura que pone por encima el bien común antes que el particular). Primero quién y luego qué, es decir que antes que lanzarse a un proyecto, evalúan si la persona que tomará el reto es la adecuada según la cultura, pues esta asegurará un resultado que resguarde la unidad, tanto como los resultados.
Pensamientos disciplinados: Enfrentarse a los hechos, sin perder la esperanza, que resume la importancia de obtener la información suficiente que descarne el verdadero estado de la empresa, pues no sirve esconder la basura debajo de la alfombra; tarde o temprano se hará evidente. Concepto del erizo, que invita a que las empresas no pierdan el foco, que se concentren en aquello en que pueden ser los mejores, que les permita generar valor económico suficiente y que les apasione.
Acciones disciplinadas: Cultura de disciplina, la que es necesaria para llevar a la práctica los pensamientos que las personas responsables proponen. Aquí el factor clave es que todo el personal debe tener como norte el propósito de la empresa. Uso adecuado de la tecnología, donde se propone el uso de ésta para generar un impulso acelerador, no creador.
Finalmente, Collins nos propone que los grandes resultados no son producto de un hecho genial, sino de un conjunto de acciones pequeñas, consistentes y persistentes (Flywheel effect) que en conjunto crean poco a poco una sinergia positiva, pues toda transformación requiere de tiempo y perseverancia.
Si eres propietario, director o gerente de una Pyme, te pregunto: ¿estás listo para dar el salto?