La perseverancia, el éxito y la excelencia
Hace unos días una coach preguntó a un grupo de directivos: ¿qué es para ti el éxito? Las respuestas en general definían el éxito como la consecución de las metas planteadas, pero también sabemos que las metas suelen no cumplirse al cien por ciento, porque en un mundo cada vez más VICA (volátil, incierto, complejo, ambiguo) no es la predicción el mejor atributo de un líder, sino su perseverancia y adaptabilidad. Pensemos en la diferencia entre resistente y resiliente; el primero está más ligado a fortaleza y tenacidad, el segundo concepto, añade al primero la capacidad de amoldarse a las situaciones adversas y superarlas. La resistencia se enfoca más en la capacidad de enfrentar y resistir los desafíos, mientras que la resiliencia se centra en la capacidad de recuperarse, adaptarse y lograr resultados positivos después de enfrentar esos desafíos
Los meses de pandemia fueron un buen campo de prueba para las gerencias respecto a su capacidad de gestión: enfrentados a un entorno totalmente nuevo, tuvieron que probar, fallar, corregir y continuar. Los directorios o comités de gerencia dejaron de reunirse trimestral o mensualmente y se reunían semanal o diariamente. La meta exitosa en muchos casos era el punto de equilibrio. Los directivos se concentraron más en el “cómo” que en “qué”. En buena medida esta época fue un buen ejercicio para fortalecer nuestras formas de trabajo, desarrollando el sentido de excelencia.
Para entender la excelencia cabe una frase de Winston Churchill: “El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: lo que cuenta es el coraje para continuar”. Y efectivamente se requiere mucho coraje para aceptar los errores y continuar ¡pero corrigiéndolos!, procurando hacer las cosas hoy mejor que ayer, y mañana, mejor que hoy. Es ahí donde se pone a prueba la perseverancia del líder de mantenerse firme en una estrategia y en su ejecución, a pesar de los desafíos y obstáculos que puedan surgir en el camino. Esta cualidad es fundamental para alcanzar el éxito a largo plazo y lograr los objetivos planteados.
Numerosas empresas han demostrado la importancia de la persistencia en la excelencia en sus propias trayectorias exitosas. Apple es un ejemplo destacado, ya que ha mantenido su enfoque en la innovación y el diseño durante décadas. Su perseverancia en seguir creando productos revolucionarios, como el iPhone y el iPad, ha llevado a un éxito sin precedentes en la industria tecnológica.
Amazon también ha sido un ejemplo de persistencia y determinación. La empresa ha mantenido su enfoque en la experiencia del cliente y ha ampliado constantemente sus servicios a nuevas áreas, como el comercio electrónico, el entretenimiento en línea y los servicios en la nube. La perseverancia en su estrategia ha llevado a Amazon a convertirse en uno de los gigantes empresariales más exitosos del mundo.
En el Perú, empresas como supermercado E. Wong o la empresa de vigilancia Liderman han sido referentes de empresas que, empezando como Pymes, se hicieron grandes dando ejemplo de excelencia a pesar que nacieron en las épocas más difíciles para la economía de nuestro país.
Una anotación importante es que cuando hablamos del éxito normalmente nuestra referencia apunta al corto plazo. Siempre estamos a la búsqueda de resultados mensuales y en algunos casos diarios, especialmente hoy que la tecnología permite llevar controles on-line de todas las operaciones de la empresa. Eso per se no está mal, pero hay que tener cuidado que al intentar corregir “prontamente” cualquier desviación, terminemos apagando la iniciativa para mejorar. La excelencia obliga a levantar el punto de mira hacia el mediano y largo plazo. Por ejemplo, dedicar horas a capacitar a la fuerza de ventas va en detrimento de horas dedicadas a colocar productos (visitas a clientes), pero podría mejorar enormemente la calidad de las futuras visitas ayudándonos por ejemplo a colocar productos nuevos y más complejos (¡y que nos dan mayor margen!).
En conclusión, el éxito no se logra de la noche a la mañana, sino a través de un esfuerzo constante y perseverante. Para ello es necesario mantenerse enfocado en construir una cultura que fomente la excelencia, que genere métodos, disciplina, coordinación, atrevimiento y coraje; es decir que imprima carácter en sus miembros (especialmente en sus directivos) para superar los obstáculos y mantener la determinación que haciendo bien las cosas, en equipo, se alcanzarán los resultados deseados.
PD. Manchester City acaba de coronarse campeón de la Champions League; Pep Guardiola, su entrenador, fue contratado para ello. Le costó 6 decepciones alcanzar el éxito. Mérito también del propietario de esta empresa: la familia Abu Dhabi, quienes, a pesar de tantos intentos fallidos, siguieron apostando por un trabajo de excelencia que finalmente vio la luz.