El primo hermano olvidado del VPN: el índice beneficio-costo
En esta entrega, hablaremos de uno de los índices de rentabilidad menos utilizados por los evaluadores de proyectos y descubriremos el porqué de su escasa relevancia.
La lógica del Índice Beneficio-Costo (I B/C), también conocido como Relación Beneficio-Costo, es simple de entender y puede inferirse rápidamente observando la formula usada para hallarlo:
En sintesis, sume todos los ingresos y costos actualizados, es decir, llevados a valores presentes del año 0, utilizando como tasa de descuento el WACC o el COK, dependiendo si utiliza el FCL o el FCA, respectivamente y, luego, divídalos; el resultado póngalo en valor absoluto y tome la decisión. El criterio para aceptar o rechazar un proyecto, se resume a continuación:
Si el I B/C es > 1, significa que los ingresos son mayores que los costos; y si es < a 1, implica lo opuesto. ¿Y si el I B/C es igual a 1?, también se debe aceptar el proyecto, pues los ingresos del mismo, son iguales a sus costos.
Un aparte, debe tener en cuenta que los ingresos incluyen los valores de liquidación del proyecto, esto es, la venta de los activos fijos y la recuperación del capital de trabajo, en tanto que, en los costos, también se toma en cuenta la inversión. En términos amplios entonces, la fórmula del I B/C es la que sigue:
Si bien es simple y fácil de entender, la razón por la cual no se utiliza con frecuencia, tiene estrecha relación a lo engorroso que implica hallarlo. Preste atención, que lo voy a poner en forma de un recetario, empleando como ejemplo un caso adaptado del libro Administración Financiera Corporativa de Emery y Finnerty:
Una empresa está considerando la compra de una nueva máquina llamada TX2, que cuesta $60 000. La máquina requiere $10 000 en costos de instalación, que pueden ser cargados a resultados inmediatamente y $10 000 adicionales, en capital de trabajo. La vida útil de TX2 es de 6 años, después de lo cual, se puede vender a un valor de liquidación de $20 000. La máquina requiere mantenimiento en el año 3 por $15 000, el mismo que también, puede ser cargado a resultados. La empresa utiliza la depreciación en línea recta y la máquina se depreciará hasta un valor en libros de $0 en 5 años. La tasa de impuesto a la renta es de 40% y el costo de capital es de 15%. Se espera que la TX2, incremente los ingresos en $70 000 y gastos en $35 000 anuales. ¿Conviene que la empresa adquiera la TX2?
Paso 1: Establecer el modelo de pronóstico, en términos simples, elabore el flujo de caja.
Para el caso, el FC sería el siguiente:
Observe que el impuesto a la renta es positivo en el año 0 (+$4 000), dado que los gastos de instalación al cargarse a resultados, se convierten en escudos fiscales, es decir, hacen que la empresa ahorre $4 000 en tributos.
Paso 2: Separar ingresos y egresos.
Para el caso desarrollado, la separación debería ser la siguiente:
Paso 3: Actualizar ingresos y egresos.
En este caso, actualizaremos los ingresos y egresos con la tasa de 15% (COK).
Así $70 000 del año 1, equivale a $60 869.57 del año 0 (70 000 / (1 + 15%)ˆ1) y así sucesivamente.
Paso 4: Sumarlos en valores absolutos.
Paso 5: Dividirlos y tomar la decisión.
En este caso, el proyecto debe aprobarse porque su I B/C es mayor a 1.
Ahora demostraré la razón por la que el I B/C, es tan poco utilizado. Para eso, le pido que calculemos el VPN del proyecto:
Y ahora, restemos a los ingresos actualizados, los egresos actualizados:
Así es, obtenemos el VPN. Para hallar el I B/C, debemos efectuar 5 pasos, en tanto que para hallar un resultado similar sólo tenemos que completar 2: elaborar el FC y luego hallar el VPN ¿Entiende, entonces, el porqué inicié esta entrega diciendo que este indicador era el primo olvidado del VPN?; pero, tristemente, el I B/C tiene otras desventajas. Por ejemplo, este indicador, no debe ser utilizado cuando se evalúan alternativas mutuamente excluyentes. Para explicarlo, nos valdremos del ejemplo siguiente:
Si le hubiésemos hecho caso al I B/C, deberíamos haber escogido el proyecto A, el cual, sin embargo, tiene un VPN menor que el del proyecto B.
En la próxima entrega empezaremos a resolver un caso integrador.