Las implicancias prácticas del apalancamiento en la empresa
Empleemos un caso hipotético para explicar las consecuencias que, en la práctica, tiene la decisión sobre el grado de apalancamiento en una firma.
Imagine que usted tiene una empresa que está enfrentando una aguda escasez de mano de obra calificada, lo que impulsa hacia arriba su costo. Sus accionistas y usted, han convenido que, dado este escenario, es mejor emprender un programa de inversiones que introducirá maquinaria de alta tecnología, que automatizará su proceso productivo.
Obviamente, este tipo de instalaciones, tienen un alto componente de costos fijos dentro de su estructura de costos, pues están diseñadas para manufacturar un gran número de bienes. Lo anterior, tiene dos implicancias claras en la operación de la firma: esta debe tener un mercado que permita absorber toda o gran parte de la producción y, dado que este tipo de instalaciones no se puede poner “en espera” cuando la economía se desacelera, estará obligado a seguir produciendo a la capacidad diseñada, con la casi certeza que no podrá vender la producción o, en caso se decida fabricar un menor número de unidades, estas tendrían un alto componente de costos fijos; lo que podría ponerla en desventaja frente a la competencia o, en el peor escenario, sacarla del mercado al no poder cubrir sus costos con el precio vigente. Por el contrario, escenarios expansivos hacen que la firma pueda poner en el mercado bienes, de manera más eficiente y a un menor costo, que sus competidores. Es fácil darse cuenta que esta firma, está enfrentando las consecuencias de un alto apalancamiento operativo. Sea cual sea la producción, los costos fijos serán los mismos.
Sigamos con nuestro caso. Supongamos, adicionalmente, que para financiar esta inversión se pide un préstamo por el 80% del costo total (lo que equivale a un ratio de endeudamiento de 4 a 1) en forma similar al caso anterior, sea que la firma que produzca 1 o 100 000 unidades, pagará el mismo monto de intereses. Esta situación es muy buena cuando se produce mucho; pero pésima, por decir lo menos, cuando la producción es escasa. Lo anterior, es consecuencia del alto apalancamiento financiero de la firma.
Una empresa, como la de nuestro caso, que tiene un alto apalancamiento operativo y financiero, está obligada a actuar de manera muy competitiva. Tener ventas reducidas, es una situación desastrosa. Los apalancamientos amplifican las utilidades cuando se incrementan las ventas; pero, también, lo hacen con las pérdidas cuando las ventas disminuyen.
En ese contexto, si la empresa está en peligro de perder a un cliente, estará dispuesta a hacer concesiones en el precio o en el servicio con tal de asegurar el pedido. Como regla general, si la firma está expuesta a un alto apalancamiento, su comportamiento será muy agresivo comercialmente para cubrir sus altos costos fijos y gastos financieros. La empresa, simplemente, no se puede permitir perder ventas. Por otro lado, y, viéndolo de otra manera, esta actitud bien podría ser una virtud, pues orienta a la firma hacia el mercado y los resultados.
Una última atingencia antes de abandonar el concepto de Apalancamiento, el Grado de Apalancamiento Combinado (GAC), si no se acuerda, le pido por favor que revise la entrega anterior, no solamente se obtiene de estas dos maneras:
Sino que, también, puede ser hallado multiplicando el Grado de Apalancamiento Operativo (GAO) por el Grado de Apalancamiento Financiero (GAF):
Es decir, multiplicando el Grado de Apalancamiento Operativo (GAO) por el Grado de Apalancamiento Financiero (GAF)
Comprobémoslo con el caso que revisamos en la entrega anterior:
Sencillo, ¿no? En la próxima entrega, empezaremos a desarrollar todo lo referente a la planificación financiera de la empresa.
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