¿Por qué necesitamos sistemas autónomos?
Una organización es un generador constante de datos. Cada uno de sus departamentos produce información de suma relevancia, desde entradas y salidas monetarias hasta registros valiosos del progreso de un empleado. Durante años, el tema de almacenar la información, administrarla, resguardarla y posteriormente definir qué hacer con ella fue un proceso sencillo, mecánico y operativo en las empresas.
Pero con la llegada de la nube y en un momento en que estamos cada vez más convencidos de que “los datos son oro”, la información ya no se encuentra confinada exclusivamente a las paredes de una oficina. Ahora es cada individuo, con sus diferentes dispositivos, actividades y comunicaciones, el que genera infinitas cantidades de datos. Como consecuencia, el volumen de contenidos de las empresas se incrementa exponencialmente a cada minuto y el tipo de información que se puede recabar es cada día más específico y más valioso, pudiendo conocer desde las preferencias de compra de una persona hasta cuál es la música que escucha.
Por ello, las bases de datos se vuelven mucho más importantes que una colección organizada de informaciones, cuya función se centra en recopilar, almacenar y recuperar fichas para soportar los negocios. Su propósito está mucho más diversificado y, hoy por hoy, son esenciales en el desarrollo de áreas digitales como el comercio electrónico, mobile computing y redes sociales, entre otros. Además, son el cimiento para poder aplicar y entender big data, inteligencia artificial y el internet de las cosas (IoT).
Dado lo anterior, se vuelven imprescindibles los servicios de bases de datos que se hagan cargo autónomamente de tareas diarias de manera rápida, costo-eficiente y segura. Conforme menos esfuerzos manuales se dediquen a mantener, monitorear, respaldar, sincronizar y ejecutar mecanismos que garanticen la seguridad de los datos, más tiempo se podrá destinar a proveer de soluciones que creen beneficios tangibles para los clientes finales, además de la generación de valor.
Así, las bases de datos con características de auto-ejecución, auto-protección y auto-reparación que automatizan procesos clave de gestión y seguridad de sistemas cobran vida. Los sistemas autónomos – como el Oracle Autonomous Transaction Processing, lanzado mundialmente la semana pasada – ya están listos y disponibles en el mercado, haciendo posible la simplificación y agilización de las implementaciones, lo que también permite centrarse en un valor comercial más alto. Además, las capacidades de aprendizaje de ese sistema aumentan la seguridad y confiabilidad de las transacciones hechas en él.
Lo anterior deja mucho más espacio para el análisis y la comprensión de la información obtenida. Ahora se pueden proveer de soluciones de manera ágil que estén adaptadas a las necesidades particulares de los consumidores finales.
En el mundo hiper-conectado al que nos enfrentamos a diario, se vuelve imprescindible tener una capacidad de respuesta rápida, una toma de decisiones asertiva y una adaptabilidad constante; los sistemas de datos autónomos pueden acercarnos a ello. Definitivamente, el cambio a una base de dados autónoma es el último update necesario para cualquier empresa.