El Poder de la Diversidad
América Latina y el Caribe es la segunda región más desigual del mundo. En una región donde la diversidad es la regla general, no podemos negar que hasta la fecha vemos nuestras diferencias como algo que nos resta valor.
Sin duda todos somos diferentes, ya sea por nuestro género, color de piel, orientación o identidad sexual, creencias religiosas, nivel socio económico entre otras características; todos nos diferenciamos los unos de los otros. Pero, ¿hasta cuándo vamos a seguir pensando que estas diferencias nos hacen menos que otros?
Siempre seremos menos blancos que otros, tendremos menos dinero que alguien, seremos menos inteligentes, o menos algo, pero es momento de dejar de compararnos con quienes creemos que pueden ser superiores o tener un beneficio mayor y empezar a ver nuestras diferencias como algo que no solo nos define, sino que nos da un poder que nadie más tiene y eso es justamente lo que nos hace únicos.
Pensando en nuestro rol como trabajador, nadie puede aportar lo que nosotros podemos aportar, porque justamente nuestro aporte viene desde lo más íntimo de nuestro ser, tiene que ver no solo con nuestro aprendizaje académico o cotidiano sino con lo que a lo largo de la vida hemos ido aprendiendo. Contar con equipos diversos mejora la productividad, y crece de manera exponencial la posibilidad de resolver problemas de forma creativa.
Pero, viviendo en una sociedad diversa, ¿cuál es el gran reto? Pues justamente la inclusión. Partiendo de la premisa que la diversidad no debería ser un objetivo como tal, sino más bien un resultado natural, la inclusión si implica el crear un ecosistema que permita que todos nos desarrollemos en igualdad de condiciones y esto no solo aplica a los negocios, sino a la vida en si. Respetarnos, respetar nuestras diferencias, no cuestionando ni criticando a los demás es un primer paso que podemos todos realizar para así volvernos agentes de cambio en busca de una sociedad para todos.