¿La Imagen Personal, es algo superficial?
Hace un par de días, recibí la invitación de Canal N para compartir en un panel y analizar los looks de los políticos durante el Mensaje a la Nación del 28 de Julio. Y aunque la mayoría de los comentarios luego del programa han sido positivos, no faltan aquellos que quieren desprestigiar y desmerecer la importancia de la Imagen en el desarrollo de nuestras relaciones.
Encuentro curioso que aún haya gente que considere que tratar estos temas sean frívolos y superficiales. Muchos aún consideran que solo se trata de moda o de la ropa que usas, pero en realidad es importante saber que la Imagen Personal es mucho más que eso. De hecho, la decisión de vestirse a diario, para casi todos, no solo pasa por buscar abrigar nuestro cuerpo o cubrirlo; si no, también es una forma de expresión, que muchas veces no es ni siquiera consciente.
Mas allá de la moda y si te gusta seguir las tendencias, nuestra auto-imagen tiene un fuerte y directo impacto en nuestro estado de ánimo. Cuando me veo bien, me siento bien. El autoestima aumenta, la confianza y seguridad también y por tanto nuestro bienestar.
No se trata solo de nuestra apariencia, sino de todo aquello que involucra nuestra imagen, aunque el tema físico o externo es el más rápido y más fácil de identificar. Tu te vistes como te sientes. Como digo, no siempre es una decisión muy consciente, pero al final, es una forma de expresar quién somos, qué queremos y cómo queremos ser vistos y recordados por los demás. Y todos, de una u otra forma lo comunicamos.
Piensen en Steve Jobs, que siempre vestía igual. Una chompa de cuello alto, jeans y zapatillas y podrías pensar que lo hizo sólo por facilitarse la vida y estar cómodo. Sin embargo, tenía más razones, siendo la principal, porque consideraba que de esa manera estaría fortaleciendo su Marca Personal. Y de hecho, hoy sabemos que ese “uniforme” que usó definitivamente es parte de su sello y que está posicionado en nuestra mente completamente.
Lo que si estoy totalmente de acuerdo, es que no debemos calificar a las personas sólo por su vestimenta y con frases como el ya famoso “va o no va”, porque todo en esta vida es relativo y la imagen también, ya que depende de quien, dónde y cómo.
Tampoco se trata de fingir ser quien uno no es. Sino, de poder usar la moda como una herramienta de comunicación, que nos ayude a mostrar nuestra esencia y nuestro estilo. Se dice que sólo tenemos 7 segundos para impactar, porqué no usarlos a nuestro favor.
Además es importante que sepamos que es inevitable proyectar una imagen; todos, absolutamente todos, tenemos una, tanto en nuestro ámbito personal como profesional. Entonces, incluso aquellos que dicen que esto es irrelevante o superficial, están dando un mensaje y proyectando una imagen al mundo y a sí mismos.
No soy de las Asesoras de Imagen que piensa en reglas únicas y universales, ni tampoco en que todos tenemos que lucir elegantes. Creo que esto va a depender directamente de cada individuo, cada situación, nuestros objetivos y de cómo queremos sentirnos con nosotros mismos. Siempre he creído que nuestra imagen es una representación externa de cómo nos sentimos con nosotros mismos por dentro.
Todos los días vamos a elegir prendas para vestir, sea que te importe o no te importe el tema de la imagen. Todos los días saldremos al mundo y nos vamos a relacionar con los demás. No me confundan, la imagen NO es lo más importante, pero de nada sirve sólo centrarnos en lo interior, si el resto (incluyéndonos) no van a ser capaces de notarlo. Es imposible que con cada persona con la que tenemos una interacción en mayor o menor grado tenga la posibilidad de conocernos en profundidad, por eso se vuelve muchas veces crucial, sobre todo en las primeras impresiones, manejar una imagen coherente.
Todo entra por los ojos, es algo que digo siempre en mis charlas y talleres. No porque debemos “encajar” en algún estereotipo de perfección. Por ejemplo, pasa con la comida. Si te sirven un plato que luce y huele delicioso no tendrás dudas en probarlo. Sin embargo, si te sirven un plato que no se ve bien, probablemente lo rechaces de inmediato. Obvio que ninguno de los dos escenarios te garantiza que el plato realmente sepa delicioso; pero la diferencia está que en el primer caso, lo intentarás y probarás y en el segundo, la mayoría, seguramente lo descartará. Igual pasará con nosotros.
Para mi, cuidar nuestra imagen, acorde con el momento y la ocasión es tan importante como cuidar diversos detalles. Habla de la consideración, del respeto, de la oportunidad de impactar y de dejar huella, pero por sobre todo habla de nuestra autoestima y autovaloración, que siempre será la más importante de todas las opiniones.
Ahora, esto tampoco debería ser una traba, ni algo muy complejo, por eso conocerse es fundamental. No es lo mismo la imagen que puede proyectar un joven de 15 años, con un adulto de 40. A los 40 te conoces mas, sabes mejor lo que quieres y lo que no, tu personalidad está más definida, ya probaste, ya te equivocaste y tienes quizás, mas o menos claro, a dónde vas.
Entonces, la imagen importa, pues sí, porque es parte de quienes somos y de un todo que no es indivisible.
¡Hasta la próxima!
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