La economía está en neutro (por J. Mendoza)
Los datos del crecimiento de octubre confirman que la recuperación de la economía peruana tiene para largo. La desaceleración sigue con nosotros y es poco probable que se disipe con rapidez en los primeros meses del 2015.
En efecto, no solo es la tasa de expansión de octubre menor a la de setiembre sino que, además, los sectores líderes del crecimiento son nuevamente los servicios mientras que la producción de bienes se expande a tasas anémicas. Así, por ejemplo, los servicios financieros y los servicios prestados a las empresas han crecido a 10.4% y 6.8% en octubre de acuerdo al INEI. Por el contrario, la minería ha crecido 3% pero la manufactura y la construcción han caído más de 3%. Peor aún, cuando uno examina el crecimiento del período enero a octubre el único sector productivo que crece a más de 2% es el de electricidad, gas y agua. A pesar de ello, la tasa de crecimiento de enero a octubre es de 2.75% gracias a que los servicios crecen, en general, a más del 5%. Un escéptico se preguntaría a quiénes se están vendiendo estos servicios cuando el número de bienes está básicamente en neutro? Más allá de esta observación los números de octubre suscitan algunas reflexiones sobre el devenir macroeconómico de los meses siguientes.
Se confirma la proyección del Área de Macroeconomía de la Universidad del Pacífico que el crecimiento del 2014 será inferior al 3%. En efecto, en julio pasado, cuando el Banco Central y el MEF, y muchos otros “pronosticadores” nos decían que la economía iba a crecer 5% o más proyectamos que la tasa de crecimiento del 2014 sería de alrededor de 2.5%. Hicimos esta proyección debido a la debilidad general de los sectores productores de bienes y, además, analizando la trayectoria del Indicador Coincidente de la Actividad Económica, desarrollado por Bruno Seminario y María Alejandra Zegarra. Este indicador, promedio ponderado de un conjunto de series macroeconómicas, nos indicaba en julio pasado que la economía peruana estaba en el punto más álgido de la desaceleración. Nuestra proyección era condicional a que la política fiscal y monetaria pudieran reaccionar frente a la desaceleración con medidas expánsivas efectivas. Lamentablemente, primero la inacción y luego la inefectividad de la política económica, nos ha llevado a la coyuntura actual y a confirmar que, por primera vez en varios años, nuestro país crecerá menos de 3%. Ello quiere decir, descontando el crecimiento poblacional, que el ingreso per cápita se expandirá menos del 2%.
Llama la atención que nuestras autoridades económicas hayan sido tan optimistas proyectando el crecimiento del 2014 incluso en julio cuando ya estaban claras las razones de la desaceleración. La menor tasa de crecimiento de la economía peruana se debe, fundamentalmente, a los menores términos de intercambio que han experimentado una caída cercana al 20% en los últimos 24 meses. Ya se sabía en julio pasado que ese era el escenario internacional. El optimismo es siempre positivo. Sin embargo, el optimismo exagerado en las autoridades económicas puede ocasionar pérdidas en el sector privado pues puede llevar a proyecciones equívocas sobre el crecimiento de los negocios. Es fundamental para un empresario que contempla la posibilidad de iniciar un proyecto de inversión recibir información sobre la tasa de crecimiento de la economía. Y uno pensaría qué mejor fuente que el Banco Central de Reserva o el Ministerio de Economía y Finanzas! Pero la experiencia reciente sugiere que le provisión de información macroeconómica pública está muy lejos de ser eficiente.
Parece, además, que el optimismo en nuestras autoridades continúa pues se proyecta que el 2015 será sustantivamente mejor que el 2014. Así, tanto de acuerdo al BCR como al MEF, el crecimiento del 2015 debería estar por encima del 5%. Este optimismo me parece exagerado. Hay varias razones que sugieren que la salida de la desaceleración será lenta. En primer lugar, el análisis del Indicador Coincidente nos dice que la recuperación de la economía peruana se parece mucho más a la experimentada entre el 2000 y el 2004 que la que tuvimos luego de la crisis financiera internacional. Segundo, las perspectivas de los términos de intercambio es incierta. La reciente espectacular caída del precio del petróleo es una buena noticia de forma aislada. Sin embargo, queda por ver si esa caída en el precio del petróleo es la primera señal de mayor debilidad en la demanda mundial en cuyo caso es previsible que el precio del cobre también caiga en las siguientes semanas. Tercero, la reducción impositiva recién aprobada tendrá muy poco efecto de corto plazo y podría incluso ser contra-producente debido a que si los tributos caen muy rápido el gobierno se verá forzado a contraer el gasto público pues el déficit primario no puede superar el 2%. Cuarto, hay poco espacio para reducir la tasa de referencia pues las tipos de interés en los Estados Unidos no van a caer y podrían incluso incrementarse. Finalmente, la reticencia del Banco Central a que el tipo de cambio se deprecie, que es la fórmula de expansión clásica en situaciones como la presente, nos costará caro. Más allá de algunas ramas exportadoras no tradicionales favorecidas por la sequía en California, nuestras exportaciones no tradicionales se derrumban y este año cerraremos con un abultado déficit comercial.
Dejamos para una siguiente entrega el análisis de las opciones de política económica para salir más rápido de la desaceleración.
Juan Mendoza
16 de diciembre de 2014