El canon comunal (por Juan Mendoza)
Es un indudable acierto del expresidente García haber hecho propuestas concretas para destrabar la inversión minera. A diferencia de las ideas gaseosas de los otros candidatos, Alan García ha planteado crear un canon comunal y que la propiedad del suelo también incluya la del subsuelo. Comparto el objetivo de las propuestas del expresidente. Sin embargo, me parece que hay mejores caminos para evitar la paralización de la inversión minera.
¿Por qué no sería una buena idea un canon comunal? En primer lugar, porque las regiones y municipios ya reciben canon y no pareciera que estos recursos se vengan utilizando de forma eficiente. Las razones de la ineficiencia incluyen escasa capacidad para generar y gestionar proyectos, ausencia de coordinación entre los estamentos del Estado y corrupción. ¿Qué razón tenemos para pensar que las comunidades van a ser mejores gestoras que los municipios y gobiernos regionales? ¿Por qué las comunidades serían menos proclives a la corrupción y al dispendio? La ausencia de derechos de propiedad individuales, característica de las comunidades, es más bien una barrera al desarrollo y a la eficiencia económica.
En segundo lugar, no parece que los opositores a los grandes proyectos mineros se encuentren entre los comuneros que viven cerca de las minas. Por ejemplo, la comunidad de Porcón, en Cajamarca, ha tenido una relación simbiótica y complementaria con la vecina mina Yanacocha. Asimismo, la oposición a Conga estaba muy lejos del radio de influencia del proyecto. Un análisis similar se aplica al frustrado ataque anti-minero sobre Las Bambas.
En tercer lugar, no sabemos cómo se financiaría el canon comunal. ¿Se reducirían las participaciones de las regiones y distritos sobre el canon? ¿Se subiría la tasa del impuesto a la renta?
Las razones de fondo de por qué están paralizados tantos proyectos mineros son la renuncia del Estado peruano a hacer respetar los derechos de propiedad, y su incapacidad para mejorar la calidad de la infraestructura y de los servicios públicos con los ingresos provenientes de la minería.
Hay dos experiencias exitosas que nos ayudarían a destrabar de manera efectiva la inversión minera. La primera es la del Programa Minero de Solidaridad, también conocido como óbolo minero, absurdamente desmantelado por este gobierno. La segunda es la del programa de Obras por Impuestos.
Enfrentar a la anti-minería requerirá, además, firmeza, liderazgo y compromiso por parte del próximo gobierno. Por ello, hace muy bien Alan García en plantear el desarrollo minero como punto central de la agenda electoral. Crecer sin minería es resignarnos a seguir siendo subdesarrollados por mucho tiempo más.
Juan Mendoza. Lima, 23 de diciembre de 2015.
Publicado en suplemento “Minera” (página 10) de “Gestión”. con el título “Buscando caminos para evitar la paralización
de la inversión”.