El desarrollo del centro del Perú (por Juan Mendoza)
Gestión e Intelfín organizaron una Mesa Redonda para discutir las barreras que enfrenta el desarrollo de la región central del Perú. Agradezco a Julio Lira y a Carlos Paredes por haberme invitado a participar en esta Mesa junto con Augusto Baertl, Federico Salazar, Fernando Barrios, Juan De Dios Olaechea, Richard Webb y Juan Manuel García. A continuación mis impresiones sobre qué factores explican el sub-desarrollo relativo del centro del país.
Creo que el principal problema que retarda la inversión en la región centro es la ineficiente e ineficaz provisión de bienes y servicios públicos, la cual se manifiesta de varias formas. La primera dimensión es la baja calidad y escasa cantidad de la infraestructura de comunicaciones. Un ejemplo es que viajar de Oxapampa a Pozuzo, situadas a setenta kilómetros, toma cinco horas en esta época del año. Pero, en los meses del verano es frecuente que el camino esté interrumpido por huaicos. De hecho, hace varios años que el acceso de Pozuzo al Codo de Pozuzo está inhabilitado por un derrumbe. En otras palabras, hay poca conectividad entre la población de la región lo cual también lleva al aislamiento de muchas personas.
El segundo factor que retarda la inversión, y por lo tanto el crecimiento, es que no hay una clara definición sobre los derechos de propiedad. Más aún, sería difícil que un observador imparcial dijera que impera el Estado de Derecho. Parafraseando a Ricardo Lago, más que Estado de Derecho, hay un Estado de Hecho. Incluso el Estado peruano es muchas veces el primero en no respetar sus propios procedimientos lo que confunde a los ciudadanos que no saben a qué atenerse. En mi opinión urge revisar el régimen de propiedad comunal. Habría que preguntarse cuál es su utilidad en una economía de mercado. Se debería discutir si ayuda o más bien aletarga la resolución de conflictos y la inversión. ¿No sería mejor que se hiciera universal la propiedad individual?
Tampoco ayuda la frecuencia de los cambios regulatorios y la insuficiente coordinación entre los distintos estamentos del Estado. Estos cambios regulatorios hacen poco predecible qué va a ocurrir cuando se mira una inversión de largo plazo. Por otro lado, la insuficiente coordinación lleva a la duplicidad de funciones y a la ineficiencia burocrática.
El riesgo potencial de la ineficaz provisión de bienes y servicios públicos es la perdida de legitimidad del Estado. Asimismo, se abre la puerta a la proliferación de actividades ilícitas que usurpan funciones inherentes al Estado en algunas zonas de la región centro. Sin embargo, a diferencia de una empresa privada, si nuestro Estado no funciona tenemos que hacer que funcione. No podemos privatizar el Estado. Hay bienes públicos esenciales, como la provisión de seguridad ciudadana, la defensa nacional, o el cuidado del medio ambiente, que no se pueden privatizar.
Otro problema que enfrenta la región centro es la fragmentación política, que es una consecuencia no deseada de la descentralización. No hay partidos nacionales que tengan representación significativa dentro de la macro-región centro tanto a nivel de los gobiernos locales como regionales. Una manifestación de la fragmentación política es la competencia por los recursos del canon, que se convierten en la práctica en un botín sujeto a apropiación. Y en algunos casos hay grupos delictivos, disfrazados de políticos, que compiten por el botín del canon lo cual destruye la institucionalidad democrática y amenaza la viabilidad de nuestro modelo político. Otra manifestación de la fragmentación de la corrupción generalizada que lleva al dispendio y uso ineficiente de los recursos públicos.
Otro factor central que retrasa el desarrollo de la región centro es el problema del ineficiente uso del agua. Ello ocurre tanto en la sierra como en la costa. El asunto es que el agua es muy barata y, por lo tanto se desperdicia. Necesitamos cambiar del modelo de fijación de precios del agua. Como es poco probable, debido a su inviabilidad política, que se vayan a privatizar las fuentes de agua, debemos ir hacia un esquema en que haya derechos claros de uso del agua. El corazón de este esquema debería ser que el precio del agua debe reflejar su escasez relativa para evitar su desperdicio.
No creo que el Estado deba privilegiar el desarrollo de ninguna actividad económica. Sin embargo, está claro que la región central tiene un enorme potencial geológico que está sub-explotado debido a la conflictividad social. Sugiero rescatar la experiencia positiva del óbolo minero. Este óbolo le dio capacidad de gestión a muchas comunidades haciéndolas beneficiarias y participes del desarrollo minero.
Otro problema que enfrenta la región centro es la fragmentación de la tierra y la atomización de las unidades productivas. Ello impide que las empresas aprovechen economías de escala además de hacer difícil el acceso al crédito y a la formalidad, debido a los costos fijos de hacerse y permanecer formal.
Sin embargo, no tengo duda del enorme potencial de la región central. Hay un gran emprendimiento privado que busca progresar a nivel de las pequeñas, medianas y grandes empresas. Hay un ansía de desarrollo, una ética de responsabilidad laboral, que son patentes cuando uno viaja por el centro del país. Tuve la suerte de pasar muchos años de mi niñez en el centro del Perú que está bendecida con tantas riquezas naturales y con una población tan ávida de progreso. Al vivir fuera de mi país pensaba con frecuencia por qué estos recursos naturales y personales no eran mejor aprovechados para sacar del sub-desarrollo a la región. La respuesta es que nuestro Estado ha sido un obstáculo al desarrollo. Tenemos, entonces, una agenda pendiente, que es acuciante, que no puede esperar, para reformar a nuestro Estado y ponerlo al servicio del ciudadano.
Cierro esta entrega en la última noche del último día del 2015. Le deseo lo mejor a cada persona que lee estas líneas en el 2016. El futuro está en nuestras manos. No recuerdo la última vez que pase el Año Nuevo en mi país. Pero tampoco recuerdo la última vez que estaba tan contento y optimista por lo que está por venir.
Juan Mendoza
Lima, 31 de diciembre de 2015