La economía en el 2016 (por Juan Mendoza)
Todo indica que la economía peruana ha levantado cabeza en el primer trimestre. Aunque todavía no se tienen datos de marzo, las tasas de crecimiento de diciembre, enero y febrero pasados sugieren que la actividad económica ha tomado renovado vigor. El robusto crecimiento de febrero, de poco más de 6%, ha permitido que la expansión anualizada del PBI llegue a 3.8%, medio punto porcentual por encima de la registrada hasta diciembre y significativamente mayor que la tasa de 2.4% con la que cerró el 2014.
El alto crecimiento de los últimos meses contrasta con las anémicas tasas observadas hasta el primer semestre del año pasado. De hecho el crecimiento anualizado estuvo por debajo de 3% entre diciembre de 2014 y noviembre de 2015, llegando incluso a situarse por debajo del 2% en junio pasado. ¿Qué explica el punto de inflexión en el crecimiento económico?
El cambio en la tasa de crecimiento de la economía se explica por el notable incremento del PBI minero. En efecto, como se puede apreciar en el cuadro 1, la minería metálica viene creciendo a una tasa anualizada de 19.2%. Más aún, la expansión de la minería se viene acelerando pues el crecimiento de febrero alcanzó la vertiginosa tasa de 33.7%, por encima del 25.9% de los dos primeros meses del 2016.
El acelerado incremento de la actividad minera se explica por el inicio de operaciones de grandes minas como Las Bambas, Constancia, así como la expansión de Cerro Verde a partir del último bimestre del 2015. En la medida que estas minas seguirán incrementando sus niveles de producción en lo que resta del año se puede anticipar que la minería continuará su rápida senda de expansión. Como la minería metálica representa cerca de un octavo de la economía, si creciera 25% en el segundo trimestre, ello agregaría 3 puntos de crecimiento al PBI total.
Fuente: INEI. Elaboración propia.
Sin embargo, no todo brilla en el horizonte económico nacional. El cuadro 1 también nos dice que la construcción y la manufactura no primaria aún están en terreno negativo en términos del crecimiento anualizado hasta febrero. En efecto, el marasmo de la manufactura no primaria es evidente cuando constatamos que, en términos des-estacionalizados, el sector no ha crecido desde diciembre de 2012. Por el contrario, tal y como se aprecia en los gráficos 2 y 3, el sector servicios se ha expandido de manera sostenida y robusta desde enero de 2012. La tasa de crecimiento del PBI anualizado de los servicios, que representa el 37% de la economía, ha fluctuado entre 7.3% y 5.2% en los últimos 50 meses.
Fuente: INEI. Elaboración propia.
Surgen dos preguntas sobre las características del crecimiento de la economía peruana. La primera pregunta es por qué el crecimiento de la minería y el consumo no se traslada a la manufactura y a la construcción. De acuerdo a los datos, estamos en una economía dual en el sentido que los sectores primarios y el consumo crecen con rapidez mientras que los sectores vinculados a la demanda interna están estancados o decreciendo. ¿Por qué puede estar ocurriendo ello? Hay, en mi opinión, dos posibles explicaciones.
En primer término, a diferencia de lo que ocurría hasta el 2013, el crecimiento de la minería está ocurriendo en un entorno de precios de los metales rezagados. El cobre, por ejemplo, está apenas un poco más de la mitad del valor que alcanzó en el 2012. Así, a pesar que en febrero aumenta la producción minera, las exportaciones tradicionales cayeron en -11%. Tenemos entonces la peculiar combinación de mayor producción pero menor entrada de dólares. Entonces, debido a la caída en los precios de los metales que hace que entren menos dólares a la economía, el impacto multiplicador de la minería sobre el resto de la economía es mucho menor.
En segundo lugar, me parece que podría haber un problema metodológico en la estimación del PBI de los sectores de servicios ¿Cómo es posible que el PBI del sector servicios parezca inmune al ciclo económico? ¿Cómo así los servicios crecen más de 5% cuando la producción nacional de bienes de consumo cae en casi -3% y las importaciones de bienes de consumo se contraen en -2.2% en los dos primeros meses del 2016? ¿A quién le están comprando los consumidores? ¿Estamos hablando del mismo “consumo”? Recordemos, además, que de acuerdo al INEI, las remuneraciones reales en el 2015 en Lima Metropolitana solo crecieron en 0.4%.
Fuente: INEI. Elaboración propia.
La segunda pregunta sobre la economía peruana es qué está pasando con la inversión privada. Es probable que la inversión privada siga cayendo en el presente año al igual que en el 2015. En primer lugar, hay una notable contracción en la inversión minera que se estima puede llegar al 31% en el presente año. Las razones son los menores precios de los metales y la conflictividad social que detiene importantes proyectos como Conga o Tía María. No hay nuevos grandes proyectos que reemplacen a Las Bambas o la ampliación de Cerro Verde en el horizonte. Asimismo, de acuerdo al INEI, las importaciones de bienes de capital cayeron -5% en febrero, al tiempo que la producción nacional de bienes de capital se contrajo en -15.4%.
Si los datos de meses venideros confirman la tendencia negativa en la inversión privada uno no tendría razones para ser muy optimista sobre la economía peruana luego de la entrada en producción de las grandes minas. En efecto, gracias a la paulatina expansión de Las Bambas y Cerro Verde veremos un sector minero muy dinámico durante el 2016 y probablemente buena parte del 2017. Pero esta mayor producción, si no se recuperan los precios de los metales, será un efecto de una sola vez sobre el PBI. Asimismo, si los metales continúan deprimidos, el impacto de la expansión de la minería sobre el resto de la economía será mucho menor que hasta el 2013.
Si sigue cayendo la inversión y continúa el marasmo en la manufactura y la construcción no parecería haber importantes fuentes de crecimiento económico a partir del 2018. Sin embargo, el crecimiento del segundo trimestre, debido a la robusta expansión minera y a la gran inercia en el crecimiento de los servicios, debería ser mayor o igual que el 5%.
Publicado como “Faltan razones para ser optimista” en Gestión, Suplemento Balance y Perspectivas, páginas 2 y 3, 26-Abril-2016.