Datos prácticos sobre el Producto Bruto Interno (PBI)
Si se le pregunta a cualquier analista qué espera de la economía para el siguiente año, dirá frases como la siguiente: “El PBI debe crecer por lo menos 7%, a pesar de la crisis internacional”. Hay una obsesión por el aumento en el PBI, y casi se le equipara con el bienestar y con la riqueza del país. ¿Es así? ¿Qué es y qué no es el PBI? (1)
El PBI es un indicador que resume el valor monetario de los bienes y servicios finales (los adquiridos por el consumidor final) dentro de un país (no importa quién lo produzca) y en un período de tiempo. En términos simples, mide cuánto produce un país en un período de tiempo y también se le suele llamar ‘nivel de actividad’. Podría suponerse que si se produce más, entonces hay más empleo y como consecuencia menos pobreza, ¿Pero es esto siempre cierto?
Definamos algunos conceptos. Cuando el PBI aumenta -digamos- de un año a otro, se denomina crecimiento económico y, cuando disminuye, recesión. Por ejemplo, si en el 2010, el PBI en el Perú aumentó 8.8%, significa que la producción aumentó 8.8% en el 2010 comparado con el 2009. Existen varios métodos de cálculo del PBI, pero para nuestros fines pensemos en lo siguiente: el ente encargado del cálculo (el INEI en el Perú) divide a la economía por sectores económicos, como agropecuario, minería, pesca, construcción, etc. Luego, recopila datos de una serie de fuentes y obtiene un PBI de cada sector, es decir, cuánto produjo el agropecuario, el pesquero, y así sucesivamente. A continuación, obtiene la tasa de variación de cada uno de ellos con respecto al año anterior y un promedio de todos los sectores, y llega al 8.8%. Nótese que puede ser que algunos sectores hayan crecido mucho -con lo cual el promedio se incrementa-, mientras que otros están en recesión.
Sin embargo, el PBI no es un indicador de bienestar de un país. Para comprenderlo, tenemos que pensar en la relación -si existe- entre crecimiento económico y bienestar. En líneas generales, pueden conectarse a través de dos canales: en primer lugar, producir más puede llevar a más empleo y, con ello, elevar el bienestar de los que logran el empleo, pues podrán comprar más bienes y servicios con el dinero obtenido. En segundo lugar, como el cálculo del PBI supone que lo que se produce se vende, entonces las empresas tienen más utilidades y, como consecuencia, el gobierno aumenta la recaudación tributaria y su capacidad de gasto, que bien orientado puede aumentar el bienestar. Ojo, en ambos casos puede aumentar el bienestar, pero ello no significa que ‘necesariamente’ lo haga.
Pero hay más. Se usa mucho el PBI por habitante (el resultado de dividir el PBI entre el número de habitantes) para obtener un indicador que se aproxima al ingreso por habitante, es decir, cuánto obtiene, en promedio, un habitante de un país en un año (2). El problema es que, al tratarse de un promedio, no toma en cuenta la distribución de ingresos y, por ende, puede ser que todo el aumento en el ingreso por habitante se deba a un grupo relativamente pequeño de la población. Otra dificultad que tiene el PBI es que incluye todo lo que se produce, sea positivo o no para el bienestar, dañe o no el medio ambiente, agote o no recursos renovables, etc.
Entonces, el PBI mide cuánto se produce, pero no es un indicador de bienestar. ¿Puede servir para aumentar el bienestar? La respuesta es afirmativa, pues un gobierno que cuenta con más recursos puede actuar sobre la calidad de vida. Por ejemplo, mediante programas sociales que sirvan para reducir los altos niveles de pobreza en algunas regiones, como Huancavelica, en el caso peruano.
Ante ello, diversos organismos y países han desarrollado otros indicadores que sirven para medir el bienestar. Es el caso del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que desde 1990 calcula el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que clasifica a los países a partir de un índice compuesto por el PBI por habitante, la esperanza de vida al nacer, la alfabetización y la matrícula escolar.
Desde 1972, en el Reino de Bután se calcula el Índice de Felicidad Nacional Bruta a partir de encuestas que se realizan a los mismos habitantes del país respecto a cómo perciben su bienestar.
La pregunta de fondo es la siguiente: ¿Cuál debe ser el objetivo de un gobierno? Aunque la respuesta depende de cada uno, pienso que debe ser elevar el bienestar de sus habitantes entendiendo que el crecimiento económico -es decir, el aumento del PBI- es sólo un medio y no un fin. La obsesión por el crecimiento económico debe complementarse con un comportamiento similar respecto del bienestar.
—
(1) Se obviarán varios detalles técnicos en el cálculo, como la distinción entre PBI real y nominal, los tres métodos de cálculo del PBI, etc. El objetivo es simplificar la explicación de modo que sea lo más comprensible posible.
(2) Como se asume que lo que se produce se vende, el producto vendido es un ingreso para quien lo vendió. Imagine si produce un lapicero y lo vende: para usted es un ingreso y para quien lo vende es un producto.