Las crisis financieras en la historia: una introducción
Las crisis financieras no son fenómenos nuevos. Ambas son características de la historia económica mundial. Las crisis financieras asociadas a burbujas especulativas y excesiva acumulación de deudas, son eventos recurrentes que comparten un patrón similar, matizado con las características de cada país y momento histórico.
En primer lugar aparece una innovación, que puede ser un avance
científico como la máquina a vapor o los ferrocarriles (siglo XIX), la
radio (década de los veinte), la televisión (década del cincuenta) o el
internet (años noventa); en otros casos es una herramienta de
ingeniería financiera, como aquellas aparecidas desde la última
revolución de las tecnologías de la información. La informática y la
conexión en tiempo real facilitaron la creación de nuevos productos
financieros.
En segundo lugar, los beneficios generados por la innovación originan
una sobrereacción o euforia de los inversionistas, que en algunos
casos somete al activo a un intenso proceso de especulación. 1 El
activo puede ser cualquier bien, aunque por lo general han sido
acciones y bienes raíces. Las ganancias de corto plazo actúan como un
imán, donde comprar barato hoy para vender mañana a un precio mayor es
la norma. En tercer lugar, el aumento de la demanda por el activo eleva
su precio por encima de los fundamentos creando una burbuja
especulativa; mientras tanto, la teoría exalta las virtudes de la nueva
tecnología, y aparecen expresiones como la nueva era, esta vez es
diferente, nueva economía y otras similares, que buscan justificar la
elevación del precio y descartar fenómenos similares anteriores. El uso
extendido de la innovación misma sirve para justificar la burbuja.
El argumento utilizado durante la fase de auge de la burbuja
inmobiliaria de 2003-2007 fue que los bienes raíces eran una inversión
segura, pues nunca pierden valor dado que los precios de las viviendas
jamás descienden. La demanda excede a la oferta. Inclusive los aumentos
en los precios de las viviendas, aumentaban la riqueza de las personas
(las viviendas son un activo), por lo que pedían un segundo préstamo
con la vivienda como garantía y así sucesivamente. Familias endeudadas,
crédito abundante y barato, precios al alza configuraban un escenario
que tenía un fin, como ha ocurrido a lo largo de la historia.
En cuarto lugar, como el aumento en la demanda está sostenido por mayor
deuda (el boom crediticio acompaña al boom del activo), existe un
límite; cuando la demanda deja de aumentar, los precios dejan de subir
y los inversionistas huyen en manada, de la misma manera que habían
entrado. La burbuja estalla pues la oferta supera a la demanda. Las
posteriores disminuciones en el precio ahondan la crisis. Dicho de
otro modo, la innovación es sostenida y expandida por un boom
crediticio. La burbuja especulativa requiere de dinero barato y
endeudamiento para la compra del activo. Sin embargo, no todo boom
crediticio genera una ola especulativa. El componente sicológico,
reflejado en la sobrerreacción de los inversionistas y en la confianza
de que esta vez es diferente es el elemento clave, que origina la
especulación.
El crecimiento de la burbuja ocurre dentro de un período de buenos
tiempos, es decir, períodos caracterizados por una rápida expansión
económica en un ambiente más general de estabilidad. El escenario de
aparente bajo riesgo, lleva a aumentos en el endeudamiento gracias al
boom crediticio que sostiene la euforia especulativa. Entre las
mayores crisis financieras de los Estados Unidos destacan las ocurridas
en 1893, 1929 y 2007. En los tres casos, la década previa estuvo
caracterizada por un crecimiento económico rápido dentro del cual
surgió la especulación alrededor de algún activo. Los ferrocarriles y
los productos agrícolas en la primera de ellas, las acciones en la
segunda y las viviendas en la tercera. Otras crisis también han tenido
los mismos elementos.
Sin embargo, caben dos observaciones: en primer lugar, no toda burbuja
genera una crisis financiera; en segundo lugar, no todos los tiempos de
estabilidad, es decir, los buenos tiempos terminan en una crisis. El
conector entre el colapso de una burbuja especulativa y una crisis
financiera es el nivel de endeudamiento.
Los impactos de las crisis financieras son visibles al menos en cuatro
campos: en primer lugar, la disminución de la actividad productiva. En
segundo lugar, el aumento en la tasa de desempleo. En tercer lugar, la
caída del comercio. En cuarto lugar, el aumento de la deuda pública
debido a dos razones: por un lado, la reducción de la recaudación
tributaria por el menor crecimiento y por otro, en el mayor gasto
debido a los programas de rescate del sistema financiero y de estímulo
económico. En la siguiente entrega colocaremos ejemplos de crisis
financieras en la historia.
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1 El activo puede ser la innovación misma, como en el caso de los ferrocarriles o la innovación puede facilitar la burbuja en otro activo, como la ingeniería financiera que llevó a la burbuja inmobiliaria.