¿Qué problemas tienen los sistemas financieros? (I)
Información Asimétrica
Los sistemas financieros son intensivos
en información. Una crisis financiera está relacionada con problemas agudos de
información entre las partes de una transacción financiera. Un factor decisivo
en el otorgamiento de un préstamo es la evaluación de la calidad del deudor y
ello demanda información, no solo de la situación del deudor, sino del uso que
le dará a los fondos. El funcionamiento adecuado de un sistema financiero
requiere de información auténtica. Veamos este aspecto con detalle por su
implicancia en la crisis financiera de 2007.
Un
sistema financiero cumple una función trascendental en una economía,
pues canaliza fondos de los ahorristas (sean internos o externos) a los
inversionistas. Préstamos mal otorgador impiden un funcionamiento eficiente del
sistema financiero y afectan el crecimiento económico. Las entidades
financieras deben tener la capacidad de evaluar qué proyectos de inversión son
más rentables, de modo de asegurar la calidad
de la inversión. Sin embargo enfrentan un problema, denominado información
asimétrica. En una transacción financiera, una parte de la transacción tiene
mayor información que la otra y aparece cuando el conocimiento insuficiente de
una parte en relación con la otra parte implicada en una transacción hace imposible tomar
decisiones exactas cuando esta se realiza. Cuando un deudor potencial solicita
un préstamo, por lo general tiene mejor información sobre los retornos y
riesgos asociados al proyecto de inversión, con relación al prestamista. Esta
asimetría de información genera tres problemas: la selección adversa, el riesgo
moral y el comportamiento en manada (head behavior). Cada uno de ellos tiene
el suficiente potencial para generar ineficiencias e inestabilidades en los
mercados financieros, aunque no necesariamente a una crisis. Sin embargo, son
determinantes de la fragilidad inherente a todo sistema financiero.
Selección Adversa
La
selección adversa es un problema de la información asimétrica y no es exclusivo
de los mercados financieros. El análisis de la forma como la información
asimétrica impide el funcionamiento adecuado de los mercados fue planteado por
Akerlof en 1970, quien usó como ejemplo el problema que crean los limones en el
mercado de autos usados. [1] Supongamos que un comprador desea un auto
usado. Acude a un establecimiento de venta de los mismos y por lo general, no
es capaz de distinguir si el auto de su preferencia es de buena calidad o es un
limón. Como consecuencia estará dispuesto a pagar un precio que refleje la
calidad promedio de los autos en el mercado; dicho de otro modo, un precio
ubicado entre lo que costaría el limón y el mayor valor asignado a un buen auto
usado.
El
dueño del establecimiento sí sabe qué autos son de buena calidad y por ende
cuáles son limones. En caso sea un limón, estará dispuesto a recibir el precio
promedio (pues es un precio más alto en comparación con su verdadero valor).
Sin embargo, si el auto usado es de buena calidad, el dueño del establecimiento
no estará dispuesto a venderlo al precio promedio, pues es menor que el valor
que el auto tiene. La consecuencia de este problema de selección adversa es que
el mercado tendrá pocos autos usados buenos y un reducido número de
compradores. El mercado de autos usados operará con muchas limitaciones.
La selección adversa ocurre antes que se lleve a cabo la
transacción financiera. La analogía entre el mercado de los autos usados y los
financieros es ilustrativa. Los deudores con proyectos de baja calidad y mayor
riesgo serán los que más busquen obtener un crédito, del mismo modo que
aquellos con autos usados de baja calidad (limones) serán los más interesados
en la venta de los mismos. Los prestamistas no tienen información completa
sobre la real capacidad de repago de los deudores. El problema de separación
entre buenos y malos deudores
potenciales, origina que los buenos proyectos no sean atendidos por el sistema
financiero (los autos usados de alta calidad casi no llegan a los
establecimientos). La razón es simple. Los prestamistas colocan préstamos a una
tasa de interés que refleja la calidad promedio de los deudores. Sin embargo,
esa tasa de interés, al ser un promedio,
es alta para los buenos deudores y baja para los malos deudores. Los
inversionistas de alta calidad saben que la tasa de interés es excesiva, por lo
que evitan endeudarse en el mercado. Lo contrario ocurre con los
inversionistas, cuyos proyectos son de dudosa rentabilidad. En consecuencia el
resultado es subóptimo, pues quedan sin implementar proyectos productivos con
altos retornos y repago seguro, aspecto que reduce el crecimiento económico futuro.
En las crisis financieras de la década
de los noventa, la selección adversa
generó una reducción de las líneas de crédito internacionales hacia los países
emergentes. Cuando los acreedores privados percibieron que los deudores
incumplirían sus obligaciones de deuda, interrumpieron en forma abrupta los
flujos de crédito. Este tipo de comportamiento ocurrió como consecuencia de la
crisis rusa en agosto de 1998 y en la crisis financiera de los Estados Unidos
de 2007 (entre instituciones financieras); los acreedores suspendieron las
líneas de crédito interbancarias sin diferenciar a aquellos países e
instituciones financieras con fundamentos económicos sólidos de otros que no
los tenían. En términos simples, asumieron que los demás países declararían una
moratoria (como lo había hecho Rusia), dada la dificultad de recoger
información individual sobre cada uno de ellos. En el caso de Estados Unidos,
el temor de las entidades financieras de la insolvencia de otras, llevó a una
brusca interrupción del crédito (credit crunch) y a un freno del sistema
financiero en agosto de 2007.
[1] Un limón (“lemons” en ingles) alude a un auto usado de baja calidad. Véase Akerlof George (1970), “The Market for Lemons:
Quality, Uncertainty and the Market Mechanism”, Quartely Journal of Economics, Nº 84, pp. 488-500.