¿Qué pasa con el tipo de cambio?
En las últimas semanas el tipo de cambio, definido como el número de soles por dólar, ha tenido un quiebre; luego de mostrar una tendencia hacia la caída a lo largo de varios años, comenzó a subir. ¿Qué factores están detrás del comportamiento descrito?
Comencemos diciendo que el encargado de la política cambiaria en el Perú es el Banco Central de Reserva (BCRP), ente encargado de definir el sistema cambiario. ¿Y qué es un sistema cambiario? Una forma de determinar el tipo de cambio. Perú tiene un sistema cambiario de flotación administrada o sucia, de acuerdo con el cual, el tipo de cambio se establece en el libre mercado con intervención del Banco Central solo para evitar fluctuaciones bruscas.
Dicho esto, desde 2002 hasta hace aproximadamente un mes, el tipo de cambio constantemente ha tendido a bajar, desde 3.5 hasta 2.5 soles por dólar. El BCR compró dólares cuando consideró que la caída era brusca y los dólares pasaron a ser parte de las reservas que aumentaron hasta los casi 68 mil millones de dólares actuales; como compró dólares con soles, la inyección de soles configuró un escenario donde la economía tenía muchos dólares y muchos soles. ¿Por qué bajó? Porque la oferta de dólares era mayor que la demanda. A su vez, ello ocurrió por diversas razones, en especial el boom de los precios internacionales de los minerales inducido por la demanda de China e India entre 2003 y 2012, más o menos. Dicho de otro modo, el enorme crecimiento de China aumentó su demanda por materias primas producidas en América Latina, comportamiento que se reflejó en un aumento de las exportaciones y por lo tanto del ingreso de dólares al país. A partir de 2009 entró a jugar otro factor: los programas de estímulo económico de la reserva federal (banco central de los Estados Unidos). La crisis financiera estalló en los Estados Unidos en 2008; un año después comenzaron las inyecciones de dólares a la economía por parte de la reserva federal, en un intento de reactivar el aparato productivo. Estados Unidos tiene una moneda que es aceptada internacionalmente como medio de cambio (las transacciones en cualquier parte pueden hacerse en dólares) e inclusive como unidad de cuenta (muchos precios en todo el mundo se expresan en dólares). Por lo tanto, cualquier “exceso” de emisión sale de los Estados Unidos y llega al resto de países donde los ciudadanos los aceptan sin problemas; por lo tanto, la mayor liquidez en dólares “chorreó” al resto del mundo y ello acentuó la tendencia hacia la caída en el tipo de cambio.
¿Qué cambió en 2013? En primer lugar, China es la “fábrica” del mundo y le vende básicamente a Europa y Estados Unidos; como estas dos zonas crecen muy poco o están en recesión, consecuencia de la crisis, redujeron su demanda por productos chinos; entonces China se desaceleró (pasó a crecer 7.5% luego de hacerlo por encima de 10%). Si China produce menos, demanda menos materias primas del resto del mundo, entre ellas, minerales del Perú; por eso no sorprende que entre enero y abril de 2013, las exportaciones mineras hayan caído 16.4%. Menores exportaciones implican una disminución en el ingreso de dólares al país, con lo cual un factor que determinó el exceso de oferta de dólares y que explicó la caída del tipo de cambio en el período previo, se revirtió.
En segundo lugar, las autoridades de la reserva federal anunciaron que evaluarían la posibilidad de retirar o moderar las inyecciones de liquidez a la economía estadounidense. El mercado tuvo la siguiente lectura: si Estados Unidos emite e inyecta menos dólares, entonces vendrán menos dólares hacia América Latina; el resultado será que el tipo de cambio, probablemente frene su caída y comience a subir; entonces conviene comprar dólares “hoy” para evitar un mayor precio “mañana”. Así, las expectativas desatadas por un anuncio originaron que el segundo factor se revirtiera. La combinación de los dos factores descritos determinó el aumento en el tipo de cambio.
¿Qué puede pasar en adelante? Difícil saberlo, pues existen muchas fuerzas fuera de nuestro control; en la medida que cualquier factor puede cambiar en cualquier dirección resulta complicado hacer pronósticos. Estemos atentos a las tendencias.