¿Qué ocurre en Brasil?
Brasil, el gigante de América Latina, se ha visto sacudida por una serie de protestas, en medio del desarrollo de la copa Confederaciones, un torneo de futbol que es transmitido en directo a todo el mundo. El detonante de las protestas fue el alza de los precios de los pasajes; sin embargo las razones de fondo son otras: por un lado, la creciente corrupción del sistema político y por otro, la insatisfacción de la población frente a los servicios básicos, como educación, salud, seguridad, etc.
En un post anterior explicaba que la reforma del Estado es clave para que los beneficios del crecimiento económico se puedan “sentir en la población”. Ello ocurre a través de dos canales: en primer lugar, el crecimiento genera un aumento en la recaudación tributaria y esta última aumenta la capacidad de gasto del Estado; pero, la población necesita saber que el estado gasta bien el dinero que tiene; ¿y qué es gastar bien? Que se haga en un marco de transparencia, sin corrupción y con impactos positivos sobre la calidad de vida; mejor educación, mejor salud, más seguridad, entre otros, deben ser parte de la agenda social del Estado. En segundo lugar, el crecimiento genera empleo siempre y cuando se cumplan dos condiciones: por un lado, que los sectores que lideren el crecimiento sean intensivos en trabajadores y por otro, que los trabajadores de distinta calificación tengan una educación y capacitación pertinente a lo que la economía demanda. Si los recursos humanos no están adecuadamente capacitados, entonces no se generará el empleo y otra vez, la capacitación pasa por mejorar la educación, salud, etc.
En Brasil, el crecimiento promedio anual entre 2005 y 2010 fue 4.28%; el 1 de enero de 2011 asumió Dilma Rousseff del Partido de los Trabajadores (el mismo de Lula que gobernó durante dos períodos) y el crecimiento fue de 2.7% y 0.9% en 2011 y 2012, respectivamente. En otras palabras creció menos que el promedio anual del período 2005-2010, con el agravante que este último incluye la recesión de 2009, debido a los impactos de la crisis financiera internacional. Mientras tanto, la economía peruana creció 6.9% y 6.3% en 2011 y 2012.
¿Por qué Brasil crece menos? Aunque pueden existir diversas interpretaciones, faltó avanzar en la reforma del Estado; el crecimiento económico es el resultado de una mayor inversión, pero para que la población “sienta” los beneficios es imprescindible reformar sectores como educación y salud; eso no ha ocurrido, a pesar de los programas sociales asistencialistas, con excepciones, de Lula; además se hizo común el aumento de la corrupción que llevó a la renuncia de ministros en ambos gobiernos: los de Lula y los de Rousseff; la corrupción no es monopolio de la izquierda no de la derecha y retarda el crecimiento económico por sus efectos sobre la incertidumbre. El ciudadano de a pie que observa el avance de la corrupción tiene un límite y la transmisión en vivo de los partidos de fútbol fueron el momento perfecto para mostrar la indignación.
En términos simples, la corrupción en Brasil siguió avanzando; la población, harta de la falta de castigo reaccionó. ¿Cómo se construyeron los estadios para la copa confederaciones? ¿Cómo se decidió que empresas se encargarían de la construcción? ¿No sería mejor invertir más en educación y menos en la construcción de los estadios para el mundial de fútbol de 2014 y las olimpiadas de 2016?
Algunas de las preguntas claves que debemos hacernos cuando una economía atraviesa por un período de crecimiento, como el Perú desde 2003, son las siguientes: ¿es sostenible? ¿Qué debilidades muestra el crecimiento? ¿Qué ajustar para lograr un crecimiento inclusivo? ¿Cómo la clase política puede inspirar confianza? ¿Cómo hacer transparente al Estado?
Son preguntas que no solo están en el área de la economía, pero en la medida que la economía no opera en un vacío, son claves las miradas multidisciplinarias. El caso de Brasil debe servir para obtener lecciones para el Perú.