¿Por qué no mejora la educación?
Desde hace mucho tiempo (parece desde siempre),
hemos leído y escuchado que la clave para mejorar nuestro país es lograr una
educación de calidad para todos. Los datos son elocuentes, aunque no son el
tema de este post, pues son harto conocidos. La respuesta corta a la pregunta
del título es por qué no se hacen reformas. Lo que nos debe hacer pensar es lo
siguiente: si todos estamos de acuerdo con ese objetivo, entonces, ¿por qué no se
implementan las reformas o cambios necesarios para avanzar hacia la mejora? ¿Por
qué no se logra el consenso necesario entre todos? Sería muy pretencioso de mi
parte decir cuál es la receta, pues no la tengo, pero ahí van algunas ideas.
En primer lugar, la educación es una inversión en
“capital humano” y no un gasto. Es una verdad en la que me imagino que existe
consenso (¿será así?). Como inversión, se asumen costos al comienzo que son contrarrestados
con mayores ingresos futuros. Desde luego que la educación recibida debe ser de
calidad para que se justifique la inversión. La calidad es difícil de definir,
aunque existen pruebas estandarizadas a
nivel mundial que sirven para medirla. Y nuestros estudiantes quedan muy
mal. Los países con una población mejor educada tienen mayor “capital humano”.
Observe lector, que no es necesario hacer una lista de países, pues todos
sabemos cuáles son.
En segundo lugar, la educación no solo mejora a
quien la recibe, sino también impacta de manera positiva sobre terceros, pues
es mejor una sociedad con más y mejor educación que una con menos y peor educación.
Por eso, los economistas señalan que la educación genera “externalidades
positivas”, pues se beneficia a terceros. ¿No es verdad acaso que comentamos
que existen otras ciudades donde la gente está mejor educada? ¿No quisiéramos
ser así?
En tercer lugar, como la educación presenta
beneficios para toda la sociedad, entonces aparece un rol para el Estado, pues
si se dejara solo al mercado solo podrían educarse quienes tienen los medios
para hacerlo, es decir, los que pueden pagar. Y eso no es correcto, pues va
contra la igualdad de oportunidades. La “falla del mercado” justifica el rol
del Estado.
En cuarto lugar, sabemos que el sistema educativo
peruano, tal como está, no ofrece los resultados esperados para muchos
peruanos. Se sigue que se deben introducir reformas, es decir, mejorarlo para
sea rentable, tanto a nivel privado como social. ¿Por qué no se hace? Porque no
hay consenso respecto de cómo hacerlo. Sabemos que hay que hacerlo pero no nos ponemos de acuerdo en la forma de hacerlo.
¿No será que a algunos les conviene que el sistema educativo siga así, aunque
parezca un contrasentido?
En quinto lugar, la mayoría de la educación básica
(primaria y secundaria) en el Perú la ofrece el estado a través de escuelas
públicas. Por lo tanto, mejorar la escuela pública debería ser un objetivo que
trascienda a cada gobierno. No solo es un tema de dinero, sino de cómo usarlo.
Por ejemplo, los sueldos de los maestros subieron en una proporción
considerable a lo largo de los diez primeros años de este siglo y la educación
sigue siendo de baja calidad. No solo la escuela pública, con excepciones, no
funciona bien, sino un buen número de privadas tampoco.
En sexto lugar, las personas respondemos a
incentivos, que pueden ser monetarios o no. A lo mejor ahí está la clave.
Pensar en un sistema de incentivos que permitan que padres de familia,
profesores, alumnos y todos quienes son parte del sistema educativo actúen de
manera que el sistema como un todo funcione. ¿Cómo hacemos para que todos
empujen el sistema hacia una mayor calidad? Tenemos que pensar en el cómo
hacerlo y no solo en el objetivo.
En séptimo lugar, al mismo tiempo deben funcionar
otros sectores. Un ejemplo es la salud. Un niño que no cuenta con un adecuado
estado de salud no puede rendir en sus estudios; tampoco aquel que no tomó
desayuno o el que tuvo que caminar dos horas para llegar a su escuela. ¿Cuál es
el mensaje? Se requiere de reformas en simultáneo en una serie de sectores al
mismo tiempo. ¿Estará la clase política a la altura de tamaña tarea? Y si no lo
está, ¿qué hacemos?