Sobre el aumento de sueldos a Funcionarios Públicos
Está fuera de discusión que todos buscamos un Estado que funcione mejor, es decir, que provea (sea directamente o a través de terceros) acceso a servicios básicos de calidad para todos, sin discriminación alguna. Educación, salud, infraestructura rural, simplificación de trámites, seguridad ciudadana, entre otros, son parte de una larga lista que los ciudadanos esperamos. El tema es fundamental para un crecimiento que se transforme en desarrollo en el mediano y largo plazo.
La pregunta es ¿cómo puede lograrse? A continuación planteo más preguntas que respuestas, pues me parece que si tenemos claras las preguntas será más fácil llegar a las respuestas.
Hace unos días se aprobó, como parte de la ley SERVIR un aumento de los sueldos de los altos funcionarios de los ministerios. ¿Está bien? Hemos escuchado opiniones en ambos sentidos. Los economistas sabemos que debemos evaluar cualquier política pública a través del análisis costo/beneficio. ¿Qué costos y qué beneficios genera? Sabemos además que los sueldos dependen de la productividad o rendimiento del trabajador y ello, por lo general, está atado al nivel de educación. A mayor y mejor educación, mayores ingresos.
Por el lado de los beneficios, de hecho el beneficiado puede ser el sector público (aparte del propio funcionario), pues así podrá atraer funcionarios más calificados en el futuro; pero ¿eso significa que los anteriores no eran tan calificados? Si es así, ¿serían merecedores del aumento quienes aún se mantienen en el sector público? Lo que se está planteando es que un mayor sueldo atraerá a personas más calificadas al sector público. Suena bien. Sin embargo, sabemos que las personas respondemos a incentivos, monetarios y no monetarios. La pregunta es la siguiente: los aumentos anunciados de los sueldos, ¿representan el incentivo correcto? ¿No hubiera sido mejor un aumento menor y otra parte sujeto a resultados, es decir, de acuerdo con la productividad? ¿No es un incentivo no monetario el prestigio que otorga el cargo de ministro y que sirve para el futuro del propio funcionario? ¿No es verdad que varios ministerios son cargos políticos no conectados con niveles de educación ni trayectoria adecuados?
Lo que me queda claro es que el hecho que se le aumenten los sueldos a la plana mayor de una entidad pública no asegura que las cosas mejoren, aunque es un paso positivo. Pregunta: al aumento a los altos funcionarios del sector educación, ¿generará una educación de calidad? No lo creo, a menos que sea parte de una reforma integral del sector que esté más allá de esfuerzos aislados.
Por el lado de los costos, los aumentos los pagamos los ciudadanos que cumplimos con nuestros impuestos. ¿Y por qué el estado no ahorra en otros gastos para el aumento en sueldos? Sabemos que el estado gasta enormes cantidades en publicidad e imagen que son mucho mayores que el total de los nuevos sueldos. ¿Se ha medido el impacto de ese gasto? Entonces, ¿no sería mejor que el estado gaste mejor el dinero que le entregamos los contribuyentes?
¿En qué quedamos, se preguntará estimado lector? Me parece que el aumento de sueldos está bien, siempre y cuando sea parte de una reforma más integral del sector público que amarre a resultados (o una parte de ellos) los sueldos de los funcionarios. De lo contrario no tendrá sentido. Y esto debe ser válido para trabajadores públicos de todos los niveles.