¿Está China cerca de una crisis financiera?
China produce cerca del 20% de lo que el mundo produce y cualquier problema que tenga repercute sobre el resto de economías del planeta. La gigante empresa inmobiliaria china, Evergrande, está a punto de un colapso financiero. Tiene 1300 proyectos inmobiliarios en más de 280 ciudades en China y ha vendido más de 12 millones de inmuebles. Es algo así como el Lehman Brothers de los Estados Unidos, el enorme banco de inversión que quebró en setiembre de 2008 y originó la primera crisis financiera internacional del siglo XXI. ¿Estaremos ad portas de la segunda?
Como cualquier problema financiero, el problema de Evergrande es el sobreendeudamiento; debe hacer frente a una deuda de 300,000 millones de dólares, cifra que representa 1.8% del PBI de China. En los últimos años se endeudó para financiar sus proyectos de construcción, además de comprar un equipo de futbol, construir parques de diversiones, empresas tecnológicas, seguros de vida, etc. Para dimensionar el tamaño de la inmobiliaria, pensemos en que genera empleo directo a 200,000 personas e indirectos a casi cuatro millones más.
Evergrande funciona con el dinero que recibe de la preventa de departamentos en construcción; las ventas han disminuido y como consecuencia no le puede pagar a sus proveedores, ni tampoco puede cubrir las deudas que tiene. Entonces los proveedores no le siguen entregando insumos y Evergrande no puede seguir construyendo y se genera así un círculo vicioso. Además, aquellos que compraron los inmuebles y ven que no se pueden terminar, naturalmente se manifiestan de manera pública en contra de la empresa y piden la devolución de su dinero.
El sistema financiero chino está bajo una enorme presión. Si cae Evergrande, puede poner en riesgo a todo el sistema financiero del gigante asiático, precipitando una crisis financiera que no solo afectaría a China, sino a todo el mundo. Solo esa posibilidad ha originado un desplome de las bolsas de todo el planeta y por ende existe ahora un riesgo sistémico.
Aquí caben dos opciones. La primera consiste en dejar caer a Evergrande con las consecuencias negativas que la medida originaría; la segunda es que el gobierno vaya a su rescate, algo que no hizo Estados Unidos en 2008 con Lehman Brothers.
En el primer escenario, una quiebra del gigante inmobiliario, crearía un colapso de todas las empresas que existen gracias a las ventas que le hacen a Evergrande, entre ellas los bancos que le prestaron. La reacción natural de los prestamistas será prestar menos ante la posibilidad de una crisis crediticia. Y sin crédito, se seca la economía.
El segundo camino es el rescate, bajo la idea que “es muy grande para quebrar”. El problema es la señal que darían las autoridades, pues otros grandes conglomerados empresariales pensarán que serán rescatados en caso de problemas y asumiría mayores riesgos.
Evergrande enfrenta un problema de liquidez debido al exceso de préstamos tomados del sistema financiero, sin que ahora pueda devolverlos. Un típico antecedente de una crisis, cuyas dimensiones todavía no conocemos.