¿Control de precios?
El control de precios es la fijación de un precio por parte del Gobierno, distinto del precio que se determinaría por oferta y demanda. Un ejemplo podría ser el precio del pollo, que ha subido en los últimos tiempos. Muchos esperan que el Gobierno haga algo; por ejemplo, que fije el precio por debajo del precio de mercado. La población aplaude y aparecen expresiones como “vamos a pagar menos por el kilo de pollo y así evitaremos que los empresarios nos exploten”.
Digamos que el precio de un kilo de pollo esté en 12 soles. Algún político aparece con el siguiente discurso: “No es posible que el pollo esté tan caro; ese precio solo lo pueden pagar los ricos. Vamos a fijarlo en 5 soles para que esté al alcance de todos”. Aplausos de todos y mayores niveles de aprobación. ¿Por qué habría que dudar de algo tan obvio? La vida está llena de buenos deseos, pero la economía no es un acto de buena fe ni de magia. A ese precio el productor no le convendrá vender, pues no le sale a cuenta. Tampoco le gustaría que, a usted, estimado lector, le bajen el sueldo (que también es un precio) pues el Gobierno así lo ha dispuesto.
Imagine usted que produce y vende mascarillas a 5 soles cada una. La población presiona porque las considera muy caras en un contexto de pandemia. Como las autoridades deben ver por todos y ante la presión de la población, determinan que el precio de la mascarilla sea de 2 soles. Esto pone muy feliz a los compradores, pero cuando van a las tiendas, no las encuentran. Ya no hay mascarillas para comprar. ¿Por qué? Al precio de 2 soles a los productores ya no les conviene hacer mascarillas y, como consecuencia, comienzan a escasear. La población, alimentada por voces interesadas, comienza a culpar a las grandes empresas que abusan del pueblo.
El resultado será la aparición de un mercado negro, en el que se terminará pagando más de 5 soles por cada mascarilla. El remedio fue peor que la enfermedad. Es historia vieja.
Reemplace mascarillas por una botella de aceite. ¿Seguiría vendiendo aceite si el Gobierno le obliga a hacerlo a un precio menor? La respuesta es no. Iría al mercado y le dirían: “Sí, ese es el precio fijado, pero no tengo aceite. Ahora, si usted me paga un precio más alto le puedo conseguir”. Eso se llama mercado negro.
La década de los ochenta fue el mejor ejemplo de lo dañino que es el control de precios y cómo los mercados negros hacen que compremos a precios muy altos. Nadie producía y de nada servía que el Gobierno dijera que el precio de tal bien o que el precio del aceite fuera tal. Es evidencia real, no teoría.
Hay medidas que suenan bien y pensamos que son la solución a un problema. Nuestra desesperación nos hace pensar así; y de eso se aprovechan los políticos, que necesitan aprobación, no importa si la medida hace más daño. Para algunos eso parece ser lo de menos.