Estados Unidos y China
Estados Unidos y China representan más del 40% del PBI mundial; son las locomotoras del tren llamado economía mundial y si ellas no se mueven, los vagones tendrán dificultades para hacerlo; y Perú es un vagón, pues solamente produce el 0.34% del PBI mundial.
En Estados Unidos se revelaron dos cifras preocupantes: en los dos primeros trimestres, la economía cayó 1.9% y 0.9% respectivamente; con esos datos entró en recesión, definida como la caída del PBI por dos trimestres seguidos. Tengo claro que las definiciones de recesión varían, pero sin duda, la mencionada es una de las más usadas. Algunos aluden a un debilitamiento general de la economía, concepto que incluye más variables. No obstante, cada vez que el PBI cayó dos trimestres seguidos, poco tiempo después se anunció la recesión. El último caso en contrario ocurrió en 1947.
Por otro lado, el 27 de julio, la FED subió su tasa de interés el 0.75 puntos porcentuales y ahora se ubica en 3.00%. En su comunicado, la FED señala, entre líneas, que habrá más aumentos en los siguientes meses. Ambas no son buenas noticias para la economía peruana, pues se complica el panorama económico externo, al frenarse una locomotora de la economía mundial.
China tiene otros problemas, pero la proyección de crecimiento para este 2022 es 3.3%; si dejamos de lado 2020, el año de la pandemia, en el que el gigante asiático solo creció 2.2% (uno de los pocos países del mundo en tener un resultado positivo), para encontrar un registro similar hay que retroceder 40 años.
Además, China tiene un problema en el mercado inmobiliario, que podría convertirse en una crisis financiera, de alcances incalculables. El problema nace por un exceso de endeudamiento, de diversos conglomerados inmobiliarios, encabezados por Evergrande; ellos vendieron inmuebles, pero los compradores, que también se endeudaron, no pueden pagar y se niegan a hacerlo, pues también se encuentran en una situación similar de exceso de endeudamiento. En términos simples, la burbuja inmobiliaria explotó.
Una vez más, la historia se encarga de enseñarnos que los períodos de auge crediticio son aquellos en los que se puede sembrar la semilla de la siguiente crisis. Otra vez se genera una ficción basada en el exceso de crédito que, si se combina con un lento crecimiento de la economía, termina en una crisis.
La economía mundial se encuentra en problemas serios. ¿Qué estamos haciendo como economía pequeña para enfrentarlo?