Por qué es necesario hacer lobbying
Por qué es necesario hacer lobbying
Felipe Gutiérrez CEO de Concertum
El estado de derecho, la predictibilidad normativa y el libre ejercicio empresarial no funcionan como debería o como disponen las leyes y disposiciones aplicables, en muchísimos casos y en diversas actividades económicas.
Varias municipalidades distritales clausuran locales por supuestas faltas menores, sin apego al marco normativo vigente, causando un enorme perjuicio a las operaciones, finanzas y reputación de empresas. Alguno de los 42 nuevos alcaldes de distritos de Lima Metropolitana cambia por completo y de la noche a la mañana las condiciones de operación e incluso la supervivencia de varias actividades consideradas legítimas hasta el 31 de diciembre del año pasado. El Congreso aprueba leyes que desbaratan el régimen aplicable a las prósperas actividades agro-industriales. Los Ministerios de Energía y Minas e Interior le piden a las empresas mineras que resuelvan los conflictos sociales que se multiplican en las zonas de influencia de proyectos y/u operaciones que cuentan con todos los permisos, licencias y autorizaciones exigidas por las normas legales aplicables.
Los inversionistas nacionales y extranjeros se sorprenden negativamente de la diferencia sustancial que existe entre el marco normativo y el ambiente de negocios que se transmite en los roadshows que se organizan periódicamente y la realidad normativa, administrativa y cotidiana a niveles nacional, regional y local. Funcionarios hacen que los requisitos de las licencias y autorizaciones se vuelvan más exigentes y restrictivos, desconcertando y perjudicando la actividad empresarial. Simultáneamente, dichas autorizaciones o permisos resultan inaplicables, insuficientes o simplemente sin vigencia efectiva cuando activistas sociales o miembros de comunidades de las zonas de influencia impiden el desarrollo de proyectos aprobados o, peor aún, la operación de negocios en marcha que son atacados impunemente.
Una economía sana y competitiva requiere el pleno respeto del estado de derecho y la vigencia de un clima de orden interno que garantice la operación cabal y libre de su cuerpo empresarial.
Las empresas deben llevar ese mensaje alto y claro a las autoridades, que deben ser sensibilizadas sobre tal necesidad. La problemática mencionada no se resolverá sola.