El lobbying, una especialidad
El lobbying, una especialidad
Felipe Gutiérrez CEO Concertum
Le parecería razonable que la decisión para encargar la construcción de un puente o una carretera se base en la red de relaciones del candidato o en el hecho de que fue o no tu compañero de colegio o universidad, o de alguien allegado ?, o en su simpatía personal ? o, en su arrojo y atrevimiento ? Claramente no. Tampoco si lo que estamos buscando es alguien que se haga cargo de la estrategia comercial o de marketing de tu compañía o de las finanzas u operaciones. En todos esos casos, basaremos nuestra búsqueda y final elección en una combinación ponderada de atributos, competencias y experiencia, en cada una de las especialidades o funciones que necesitamos cubrir.
Por qué no pasa lo mismo cuando se trata de encargar la articulación de tu relacionamiento con las autoridades o funcionarios que definen el marco regulatorio o normativo del negocio en que estás?, o incluso con las que determinan la supervivencia de tu empresa o negocio en un marco de extrema sensibilidad reputacional y política. Vemos con frecuencia que las actividades de relacionamiento con autoridades o lobbying, se encargan a personas que sin discutir sus otras competencias o virtudes, no cuentan con la experiencia ni el conocimiento político y técnico para lograr acercamientos eficaces y a la vez legítimos e inatacables. Lograr un dictamen favorable de una Comisión Congresal o la aprobación de un decreto supremo o resolución ministerial o una ordenanza o la aprobación de una resolución municipal o de cualquier índole administrativa, es a la vez un trabajo técnicamente exigente y políticamente complejo y muy sensible. Las competencias que se deben buscar- y verificar- están centradas en el conocimiento político aplicado, la sensibilidad para moverse productivamente entre el modo de pensar público y el privado, la capacidad de negociación y la reputación.
Promovamos que el profesionalismo también alcance el lobbying.