Congo no, Conga sí
Congo no, Conga sí
Felipe Gutiérrez, CEO Concertum
Nadie duda o desconoce sobre la vocación y el potencial minero del Perú, tanto a nivel de reservas de minerales como de producción efectiva, calidad de los productos, estándares técnicos y ambientales, alto nivel profesional en todo el espectro. También se conoce su enorme gravitación económica en la generación de divisas por exportaciones, efecto multiplicador en el empleo directo e indirecto, recaudación tributaria e impacto positivo –real o potencial-en los lugares en que se desarrolla la actividad. Para nadie es extraño que ahí donde no se desarrolla una minería moderna y formal, lo hace perversamente una actividad ilegal- muchas veces denominada inapropiadamente como informal- que es la antípoda de la minería deseable, pues explota recursos sin responsabilidad, maltrata trabajadores, genera delitos, destruye el ambiente, no genera divisas y no recauda. Lo curioso es que el Perú no desarrolla su potencial minero no por falta de capital o de tecnología o de talento profesional, sino porque no se aplica el estado de derecho ni el principio de autoridad en sus expresiones más básicas y elementales. Basta un grupo reducido pero muy agresivo de activistas anti-mineros, sostenidos por ONG s que nadie fiscaliza y promovido por políticos de izquierda que avalan este pernicioso esquema, combinado con la inacción de autoridades administrativas que no defienden los múltiples y muy exigentes permisos y autorizaciones concedidos a los mineros formales y de un Ministerio Público que no procesa a los activistas que delinquen, una Policía que está empoderada para actuar como ordena la ley, medios sesgados, etc., para que la minería formal no progrese.
Este es un acto de suicidio colectivo comparable a que Arabia Saudita, Rusia, EE.UU., Venezuela, Nigeria, EAU y otros países petroleros, permitieran que sus ingentes recursos no fueran explotados o que Japón, Alemania, Francia, China, Gran Bretaña o Italia, no produjeran vehículos. Es decir, que los países renuncien a explotar su máximo potencial productivo por la incompetencia de sus gobiernos y sus autoridades en combatir y desarmar a sus boicoteadores internos. Lo cierto y muy lamentable es que el Perú lo viene permitiendo desde hace muchos años con perversa eficacia.
Ahora el Congo camina seguro a superar al Perú como segundo productor mundial de cobre, en vez de que el Perú alcance a Chile en el primer puesto.
Congo sí, Conga no, la receta del fracaso.