Tía María no va?
Tía María no va?
Felipe Gutiérrez, CEO Concertum
El título resume una de las razones por las que el Perú no crece al máximo de su potencial, le da la espalda a su desarrollo, boicotea su futuro y permite o fomenta el empobrecimiento de su población. “Tía María no va” es la consigna de un grupo minúsculo de activistas violentos anti-mineros que con sus actos- prepotentes e ilegales- impiden que este importante proyecto vea la luz. El proyecto ha obtenido con gran esfuerzo técnico, legal y económico, TODAS las autorizaciones, permisos, licencias y avales que la LEY exige. No le falta uno solo. No obstante ello, no puede iniciar su construcción- y con ello el despliegue virtuoso de un circuito económico y social, enormemente gravitante y positivo para Arequipa, Islay, Cocachacra, Dean Valdivia y , en buena cuenta, el país, porque a ese grupo de activistas anti-mineros no les da la gana. Se “basan” en falsedades repetidas con perversa habilidad comunicacional y matonería, como la “previsible” afectación a la agricultura del valle del Tambo, o el uso de las aguas del río Tambo o la futura contaminación de aire, tierras, agua, etc. Todo ello se desmiente contundentemente con estudios técnicos, evaluaciones, auditorías, compromisos y realidades comprobables por cualquier técnico o profesional bien intencionado, el cual es silenciado, y seguirá siéndolo, por la grita del grupito anti-minero y anti-inversión. Lamentablemente, las autoridades obligadas a hacer respetar los permisos, autorizaciones y licencias concedidas por el propio estado, sucumben ante los actos violentos de los enemigos de la inversión y sus aliados políticos e ideológicos. También declinan pusilánimemente cuando tienen que aplicar el estado de derecho y el – mínimo- principio de autoridad, convirtiéndose en cómplices del atentado contra el desarrollo del país. Tal actitud ha sido compartida por los sucesivos gobiernos nacionales, regionales y locales, sin distingo de su origen partidario u orientación política, sin que ninguno haya sido capaz de dar la cara y asumir su enorme responsabilidad para con los perjudicados: la población que no recibirá las inversiones sociales derivadas de canon e impuestos, los miles de ciudadanos y pequeños, medianos o grandes empresarios-empleadores que no trabajarán para y con el proyecto y la futura explotación mineras y el propio estado nacional que no recaudará los impuestos directos e indirectos. Si no hay Tía Marías, no habrá desarrollo, se seguirá incrementando la pobreza, se beneficiará la minería ilegal con su perversa secuela de contaminación y explotación y se (seguirá) ahuyentando la inversión privada, principal e insustituible fuente de progreso.
Es tiempo de ponerle el cascabel al gato.