Presionemos por una agenda mínima
Presionemos por una agenda mínima
Felipe Gutiérrez/CEO Concertum
Es muy claro que la evolución inercial de la situación política actual anticipa una continuidad de la crisis institucional, de la reducción estructural de la capacidad de crecimiento de la economía y del perverso incremento de la economía ilegal, de la criminalidad organizada y de la inseguridad ciudadana. Todo ello en el marco de la creciente insatisfacción ciudadana respecto de la democracia e, injustificadamente, en relación con el modelo económico de libre mercado y abierta competencia. Las reglas electorales y la proyección de las características de las últimas elecciones, permiten prever que tendremos escenarios similares y resultados igual de perniciosos.
Lamentablemente no existen elementos que permitan avizorar acuerdos mínimos, candidaturas consensuadas o alianzas inteligentes. Todo está (sigue) en manos de autoridades que ya probaron no ser ni justas ni equilibradas, de políticos que tienen mucho mayor ambición que competencias y capacidad de sacrificio y es muy difícil ser optimistas. En ese concierto es claro que los empresarios no están ejerciendo la presión que el momento político y social del país requiere y tampoco están haciendo debido uso de la fuerza que su rol en la sociedad implica. Sencillamente no existe ingreso del estado que – directa o indirectamente- provenga de otra fuente que no sean los impuestos que las empresas y los consumidores generamos. No existe empleo que no encuentre su causa y justificación real en otra actividad que no sea la empresa privada, bien sea porque es la que produce, sirve, tributa, emplea y provee, a su propio riesgo, o porque es fiscalizada, regulada, normada o concesionada. El estado, en todos sus niveles, solo se sustenta en el presupuesto que financian los impuestos y, lamentablemente, pese a un nivel creciente de recaudación, no ha sido capaz de atender en un nivel mínimo de eficiencia las necesidades de la población en seguridad, salud, transporte, educación y otros.
No podemos seguir así.
El empresariado debería ser el grupo más cohesionado de la sociedad y en tal condición EXIGIR para el 2026 una AGENDA MÍNIMA que sin importar quien resulte elegido Presidente o quienes de Congresistas, se comprometan a cumplir. Tratándose de un acuerdo mínimo, este debe estar dirigido a la “salvación nacional” en un esfuerzo por reconducir el país a la senda del desarrollo.
Los puntos propuestos son: 1) ORDEN y cumplimiento de la Ley a todo nivel, 2) REACTIVACIÓN ECONÓMICA cabal y sin limitaciones. (tipo Plan Marshall) y 3) MEJORAR LA GESTIÓN DEL ESTADO, con estándares mínimos y completo accountability.
Menos que eso no sirve.