BAFICI 2016
Cuando se habla de Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente – BAFICI, la referencia que mucha gente tiene es que se trata del festival indie más importante de América Latina. Quizá lo sea. Algo así como Sundance para el circuito mundial, salvando las distancias. En la 18 edición de este encuentro, realizado entre el 13 y 24 de abril, se proyectaron más de 400 películas entre buenas, regulares y deplorables. A continuación, les alcanzo algunos comentarios sobre seis filmes –que más allá de los géneros y las procedencias– son altamente recomendables.
Entertainment (Estados Unidos)
Una gran película. Narra la decadencia de un comediante de comportamiento impredecible que va errante por pueblos desérticos ofreciendo patéticos monólogos. Su única preocupación es reavivar la relación con su alejada hija. Rick Alverson ofrece una cinta genuina donde el personaje central genera rechazo y empatía a la vez. Nunca indiferencia. La interpretación que hace Gregg Turkington es notable y antológica. Una banda sonora como pocas que refuerza la idea de la compleja condición humana sin impedir que el filme sea apreciado con buenas dosis de humor negro.
La noche (Argentina)
Sin duda la película más polémica del festival. Transgresora, explícita e incómoda. Muestra la vida de un hombre que a través del sexo, las drogas y la soledad nos acerca a un submundo plagado de personajes extravagantes. Edgardo Castro –actor, guionista y director del filme– no cae en la provocación antojadiza, más bien muestra un universo decadente, con cuotas de melancolía, donde la culpa y el desenfreno conviven. Definitivamente, hay que tener actitud para hacer una película como esta, sobre todo en América Latina. Castro la tiene y no defrauda.
Between Fences (Israel)
Una obra teatral sobre el problema de la inmigración que eritreos y sudaneses atraviesan es montada en un centro de detención para infiltrados africanos en el sur de Israel. El elenco está integrado por los propios detenidos y algunos artistas israelíes. En tono irónico el director Avi Mograbi –de hecho muy poco querido por Benjamin Netanyahu– realiza una buena película donde recoge el germen de la obra y los testimonios de personas que lidian a diario con la sobrevivencia. Brutalmente honesto y mordaz, Between Fences es uno de los mejores documentales que se proyectaron en el festival.
Évolution (Francia)
Se trata de una película pertubadora que narra la vida de unos niños sometidos a experimentos biológicos de manera clandestina en una tranquila comarca costera. El intento por invertir los procesos de la evolución y atribuir funciones que no corresponden al género masculino –entre ellas la gestación– otorga una sensación de inquietud alarmante. Los primeros planos y la música son las principales herramientas que soportan un filme fronterizo entre el suspenso y la ciencia ficción. Interesante mirada sobre la pérdida de la inocencia en esta película de Lucile Hadzihalilovic.
Demon (Polonia)
El día de su boda, el novio es poseído por un espíritu legendario de la tradición judía, transformando una noche de júbilo en una pesadilla inolvidable. Esta película polaca combina terror y humor en dosis equilibradas para mostrar cómo la fe puede convivir con el paganismo. El tratamiento del choque de la cultura europea con la hebrea está enfocado en un sentido que corresponde a la comedia negra. Buen filme de Marcin Wrona que ahonda en la naturaleza judía y que ofrece un final alejado de las típicas fórmulas del cine de terror.
Illegitimate (Rumanía)
Durante un almuerzo, los integrantes de una familia discuten sobre el derecho a abortar. El patriarca, médico y exparticipante de una política antiaborto, se va a las manos con uno de sus hijos, también médico, tras el reproche que le hace por su pasado. Sus vástagos profesan la idea de la libertad que cada ser humano tiene sobre su cuerpo. Pero ¿qué diría si recibe la noticia de que dos de sus hijos serán padres como consecuencia de una relación incestuosa? Las situaciones al límite de los lazos fraternales en un contexto que revela el choque generacional le dan un gran valor a esta película de final difícil de aceptar, dirigida por Adrian Sitaru.
*Nuestro colaborador integró el jurado de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica – FIPRESCI en el festival argentino.