IT (Eso)
Durante los años setenta, Stephen King tiró al tacho de basura las páginas iniciales de la que sería su primera novela publicada, Carrie. Su esposa las recogió y lo animó a seguir escribiendo. El mejor fruto del texto terminado se vio cuando en 1976 Brian de Palma lo llevó al cine. El éxito fue inmediato. Entonces los estudios hollywoodenses pusieron la puntería en el escritor. Han pasado 41 años y King es el autor más adaptado de la historia audiovisual. Sus trabajos, cuentos y novelas, han dado origen a más de 200 obras repartidas entre el cine y la televisión. King, menospreciado por las élites literarias y endiosado por los fanáticos de los textos de terror, está en cartelera a través de It (Eso).
El director argentino Andy Muschietti ha sido el encargado de adaptar la novela de 1986 que narra el enfrentamiento entre “el club de los perdedores” -un grupo de púberes que despiertan a la vida en medio de ambientes familiares hostiles- y Pennywise -el payaso maligno que se alimenta de los miedos infantiles-. El debut de Muschietti en la industria norteamericana se dio con Mamá (2013), apreciable película con algunos altibajos donde se revela a un director que impacta por la adecuada utilización de los recursos narrativos.
It (Eso) supera largamente a la película anterior de Muschietti por algo muy puntual: la eficiencia al trasmitir el terror desde los propios demonios interiores del ser humano hacia los momentos claves donde debe tomar decisiones que cambiarán su vida. Es decir, el miedo como agente de cambio para combatir la falta de autoestima y los prejuicios sociales.
En ese contexto, los adultos no son los que proveen seguridad a la familia, ni atienden a las inquietudes de los preadolecentes que, de alguna manera, no se identifican con nada. Por el contrario, los padres son figuras castradoras y agentes de represión que aniquilan las voluntades de sus hijos.
It (Eso) narra la historia de las sospechosas desapariciones de niños y adolescentes en Derry, un pueblo del estado de Maine, que están relacionadas con una tragedia pasada de la que nadie habla en el lugar. A ello se suma la presencia de una fuerza maligna que adopta diversas formas, especialmente la de un payaso (Pennywise), pero que solo puede ser vista por los menores.
Muschietti sigue fielmente el enfoque de King sobre el equilibrio de las actitudes entre los padres y las apariciones de Pennywise. No solo se trata del terror que infringe el clown, porque al final de cuentas éste vive como una maldición y en la cabeza de los chicos, sino de los padres que sí pueden perseguirlos a cualquier parte y minimizarlos bajo el yugo del autoritarismo.
It (Eso) es una excelente fachada que demuestra la crueldad humana por parte de quienes creen tener todo controlado, los adultos, y un retrato de la insatisfacción que han sufrido las nuevas generaciones (cada una en su tiempo). Pennywise es una excusa que atemoriza en la medida que la dejemos crecer. Sin embargo, aterra más cuando nos damos cuenta que vivimos para él o, peor aún, al descubrir que es parte de nosotros.
Los conflictos humanos llegan a ser tan preponderantes y aterradores como las situaciones paranormales (efectos especiales y sonido muy bien trabajados). Es en esos espacios, en que la realidad y la fantasía confluyen para establecerse en un estado de codependencia, donde It (Eso) alcanza sus mejores momentos. La película sugiere constantemente, amparándose en una serie de metáforas, para demostrar el tránsito entre la niñez y la adolescencia, etapa nada sencilla para “el club de los perdedores”.
El bullying escolar, el acoso sexual por parte de propios y extraños, el racismo hacia los afroamericanos, la falsa idealización de la religión y la falta de comunicación intergeneracional en una sociedad que ve a los jóvenes como personas carentes de juicio, son los ingredientes adecuados para que It (Eso) represente estados de ánimo y situaciones que van desde la desolación hasta la amistad sin condiciones, desde la inocencia hasta el despertar sexual y el primer amor. Todo recreado a fines de los noventa con hartas referencias musicales y cinematográficas, nostalgia de por medio.
En medio de un mar de exhibición donde las fórmulas y falsas propuestas de terror inundan la cartelera local, Muschietti acierta y entrega una de las mejores películas del género en lo que va del año.