28 Festival de Cine de Lima - Álbum de familia / Kinra
Durante los últimos días del Festival de Cine de Lima, dos trabajos de ficción fueron los que más expectativa causaron y no defraudaron. En el primero de ellos se instala un conflicto que desmorona los cimientos de una familia de apariencia sólida. Los secretos del patriarca con pasado militar serán revelados y no habrá punto de retorno. En la segunda película, un joven experimenta un complicado proceso de adaptación del campo a la ciudad que incluye un replanteo de sus prioridades en los niveles afectivos y sociales. De temáticas y contextos distintos entre sí, Álbum de familia y Kinra son opciones que amplían la perspectiva del cine nacional.
Álbum de familia (Director: Joel Calero)
Si pensábamos que Joel Calero había puesto el dedo en la herida a través de La piel más temida, su nueva película, Álbum de familia, reafirma la mirada aguda del realizador peruano al momento de ofrecer su perspectiva sobre las consecuencias del periodo más oscuro del pasado reciente de nuestro país. Esta última entrega es el epílogo para lo que el mismo cineasta ha denominado como su Trilogía de la memoria, tratado fílmico que inició en 2016 con La última tarde.
En esta ocasión, Calero presenta un estampa familiar que va sufriendo un proceso de descomposición a causa de la toma de conciencia, y cierto sentido de culpabilidad, por parte de uno de sus integrantes, Alex (Emanuel Soriano), quien descubre varios secretos que su padre militar, Germán (Lucho Cáceres), mantuvo ocultos durante muchos años.
Calero sitúa las acciones en el seno de una familia de clase media que se mueve por los caminos de la sencillez que otorga la cotidianeidad. En ese sentido, el desarrollo narrativo de la película va tomando fuerza de manera progresiva hasta que los conflictos se instalan como pequeños explosivos que destruyen las percepciones preestablecidas que tienen sus personajes.
De esta forma, la responsabilidad maternal, la relación entre hermanos, la complicidad de pareja, pero, sobre todo, la experiencia de la paternidad pasarán por un proceso de transformación que en el peor de los casos resultará traumático; mientras que otros momentos, igual de importantes, alcanzarán consecuencias redentoras.
Alex afronta la llegada de su primer hijo al mismo tiempo en que descubre a Germán como el asesino que ejecutó a un grupo de campesinos cuando estuvo al mando de una patrulla militar. Además, la revelación de su padre como un maltratador de mujeres lo aleja de esa imagen protectora y fraterna que siempre tuvo. Entonces, el joven asume una culpabilidad donde cuestiona el pasado de Germán sin importarle el presente, pero que le preocupa desde un punto de vista moral a futuro (una suerte de espejo donde no quisiera que su futuro vástago se mire).
Al igual que en La piel más temida, Calero apela al autodescubrimiento para sofocar la urgencia de una verdad superior. En su película anterior, Alejandra (Juan Burga) necesita conectarse con la cultura ancestral que le fue impedida y que sin el entendimiento de la misma no sería posible resolver un acertijo afectivo. Con Álex sucede lo mismo. Necesita la verdad para dimensionar los efectos de la ausencia materna y las consecuencias que han tenido las decisiones adoptadas por su padre. Calero es audaz y propone un reto moral a sus personajes sin tener que mostrarlos como guardianes de las buenas costumbres.
Álbum de familia funciona como el punto final -preciso y contundente- para una trilogía que plantea preguntas necesarias en búsqueda de respuestas urgentes, que sirvan de reflexión respecto al rol y su relación que cada peruano tuvo -y tiene- con un momento histórico difícil de superar.
Kinra (Director: Marco Panatonic)
El triunfo como Mejor Película del último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (Argentina) hizo que el trabajo de Marco Panatonic tenga todas las miradas puestas durante las tres proyecciones que programó el Festival de Cine de Lima. Al final de cada función, no hubo lugar para reproches y tampoco se percibieron muestras de desazón. Kinra se ganó las palmas del público y de la crítica local. Aunque no se llevó el mayor galardón del evento, el día de la clausura levantó seis premios. Panatonic no sólo era profeta en su tierra sino que con este triunfo se sumaba a la lista de artistas regionales que reivindican la idiosincrasia andina y ofrecen una mirada nueva sobre el cine nacional.
Kinra es tan peruana como universal. Representa, en términos simbólicos, la pérdida de la pureza que ofrece la calidez del regazo andino, aquella que no está contaminada por muchas de las costumbres alienadas que distinguen a la gran urbe. Por otro lado, en términos prácticos y muy bien aterrizados, refiere al traumático fenómeno migratorio que sufren los jóvenes de la sierra cuando arriban a las ciudades más importantes del Perú. Atoqcha es un muchacho que se dedica, junto a su madre, a la agricultura en una zona altoandina, pero que tiene la ambición de convertirse en estudiante universitario. Para cumplir su sueño debe ir a Cusco y adaptarse a duros trabajos. La discriminación y la falta de empatía serán otros de los factores que marcarán su estadía en la ciudad de los incas.
Lejos de acudir al estereotipo del migrante quejumbroso o desvalido, Panatonic retrata a su personaje central como un hombre perseverante que se vale de su ingenio y de su buen humor para enfrentar circunstancias adversas. Atoqcha no es un pícaro que le saca la vuelta al sistema. Tampoco se presenta como el sufrido jovenzuelo que arrastra pesares con tal de cosechar lágrimas fáciles entre la audiencia. Atoqcha es un hombre que va hacia adelante con la intención de superarse a sí mismo. Su desempeño no tiene que ver con fariseos manuales de autoayuda. Se sorprende, pero no se amilana. Asume su condición de migrante con resignación y sin lamento. Sin embargo, en el fondo hay algo que lo inquieta, que no lo deja en paz.
Panatonic es sutil al momento de mostrar a un personaje sensible que extraña el terruño de donde viene. A través de diálogos secos e irónicos revela la división que existe entre los integrantes de una misma comunidad, ciudad o país. La mirada radiográfica del director nos lleva a pensar en la forma de entendernos como peruanos y hasta dónde podemos reconocernos cuando enfrentamos “al otro”. Sin poner un pie en el terreno antropológico, Kinra nos ayuda a entender la soledad del hombre del campo y su complicado proceso de adaptación.