Desde Harvard: El exitoso ecosistema del deporte universitario estadounidense
En la cosmovisión del típico fanático en Estados Unidos, no existe una diferencia que coloque al deporte universitario en un escalafón inferior al profesional. El nivel de “fan engagement” (el grado de compromiso de un fanático con su equipo) que alcanza un hincha, por ejemplo, de un equipo de básquetbol universitario puede superar, incluso, a la del fan de un club de la NBA. Existen razones contundentes para este fenómeno: para empezar, en muchos casos las universidades son parte de una arraigada tradición y legado familiar. Otro factor muy influyente es el geográfico, pues los residentes de las localidades aledañas a las universidades se identifican con el equipo deportivo en las distintas disciplinas, donde destaca el fanatismo por el fútbol americano y el baloncesto. Por último, este nivel de “engagement” se acentúa cuando el estudiante se gradúa, tanto en su etapa de pregrado y postgrado. Los colores de la universidad los llevará para toda la vida y estará siempre pendiente de los resultados de su equipo universitario. Por ello, es común ver a ex estudiantes colocarse con orgullo los polos, gorras y casacas oficiales de su universidad los días de los partidos. Las universidades tienen identidad de marca y conexión emocional con sus hinchas y ex alumnos (por ejemplo, no existe fan que no tenga descargada la aplicación móvil de su universidad para recibir contenido exclusivo). Entonces, el negocio del deporte universitario tiene el principal insumo para crecer exponencialmente: los fans.
Como parte una investigación que estoy realizando como estudiante del MBA en Dirección de Entidades Deportivas de la Universidad Europea – Real Madrid, que tiene como objetivo, impulsar un proyecto integrado de gestión en patrocinio y media para el desarrollo del ecosistema del deporte peruano: escolar, universitario, amateur y profesional, viajamos a Nueva York, más de 120 alumnos de todas partes del mundo, apasionados por la gestión y el marketing deportivo. Durante más de una semana recibimos conferencias, charlas, visitas a recintos deportivos, complejos atléticos universitarios, asistimos a partidos de la NBA, MLS y NHL, y por supuesto, vimos de cerca y a fondo el funcionamiento del deporte universitario. Es en esta coyuntura de investigación, que pude asistir a la Universidad de Harvard en Boston Massachussets para conocer las instalaciones deportivas de una de las instituciones educativas más reconocidas del mundo por su altísimo y reconocido nivel académico y una de las más ganadoras en el ámbito deportivo.
Un funcionamiento profesional
“Nuestros estudiantes son muy rigurosos en su trabajo académico y a la vez excelentes deportistas. Tener grandes condiciones para el deporte les permite ser becados y recibir una educación de nivel mundial, que les abre grandes puertas en su profesión. Esa es una gran responsabilidad, pues deben mantener sus notas altas y representar a la universidad en las competencias con disciplina y carácter. Hay mucha expectativa de la ciudad por seguir la participación de nuestros equipos en las distintas competencias de la Ivy League y siempre aspiramos a ser los mejores”, nos comentan en el área deportiva de la Harvard University, conocidos con los Crimsons o los Guindas (acá cada universidad tiene un apelativo diferenciador). Son 23 deportes en total, para hombres y mujeres, en los que participa la universidad. Cada una de las disciplinas tiene su propio equipo de entrenadores multidisciplinario e infraestructura deportiva idónea para cada competencia. Por ejemplo, pudimos visitar las 10 canchas de tenis y 8 canchas de squash que tienen el complejo atlético. Los deportes son tan masivos como el fútbol, el básquet, el voleibol o atletismo, hasta los menos conocidos como esgrima, lacrosse y lucha libre. El sueldo de un entrenador varía entre los 500 mil dólares hasta los 3 millones de dólares anuales, dependiendo de la importancia del deporte, y la expectativa que el equipo genere en los medios de comunicación y los patrocinadores. Los deportistas no reciben sueldo alguno, sólo el pago completo de sus estudios, incluyendo en muchos casos, casa, comida, todos los libros y hasta los pasajes en avión para quienes deben visitar a sus familiares durante las vacaciones, a otras ciudades de Estados Unidos o al extranjero.
Con inmensos complejos deportivos, construidos con la última tecnología deportiva, entrenadores especializados, hinchas apasionados y deportistas disciplinados y comprometidos con su desarrollo deportivo y académico, las competencias dejan de lado su tenor “universitario” y se conviertan en grandes espectáculos deportivos, generadores de altas audiencias y disputas entre los patrocinadores para ganar contratos, muy superiores a los que puede recibir, por ejemplo, un club profesional de fútbol en cualquier país de Latinoamérica. Un club de fútbol americano en Estados Unidos puede cerrar contratos de patrocinio y derechos de TV superiores a los 5 millones de dólares anuales. Ni hablar del ticketing. Las entradas superan los 30 dólares en promedio, cuentan con sus propios puntos de venta y en muchos casos se juegan en los mismos recintos que los torneos profesionales con asistencias superiores a las 15 mil personas por partido.
El sábado 11 de marzo, asistimos a las semifinales de la NCAA de básquetbol de la Atlantic 10 en el fabuloso complejo deportivo Barclays Center de Nueva York y al día siguiente los Nets de Brooklyn se enfrentaron a los Milwaukee Bucks en el mismo recinto. ¿Por qué hago esta comparación? Prácticamente no hubo diferencias en la organización. Ambos eventos fueron televisados en directo y el espectáculo al interior del estadio, fue simplemente fue una locura. Una pantalla gigante LED, con cobertura 360° del recinto y un sonido propio de un concierto, nos insertaron en un mundo de estímulos audiovisuales apasionantes, que sólo se pueden disfrutar en el deporte estadounidense. Con presentaciones animadas en la pantalla, shows en vivo de porristas y artistas, el himno nacional entonado por una cantante famosa, hinchas participando en activaciones de los sponsors en el entretiempo del partido, etc. Se instalaron 3 tiendas con productos oficiales de las universidades competidoras y habían disponibles más 30 locales con oferta de comida y bebida, donde claro tomarse una cerveza bien helada está permitido (30 minutos antes del final del evento suspenden la venta de alcohol). La seguridad estaba garantizada desde el ingreso al estadio. Un espacio idóneo para que la familia disfrute de un evento de ¡deporte universitario!
La potencia de los medios
Los partidos más importantes de fútbol americano, baloncesto, hockey sobre hielo y baseball, cuentan con transmisión en directo en importantes cadenas CBS o ESPN y no existe medio de comunicación que no dedique largos resúmenes informativos y comentarios del desarrollo del deporte universitario a nivel nacional para cada una de las 3 divisiones de la NCAA, la organización que agrupa y administra prioritariamente el deporte universitario en Estados Unidos. Existen otras ligas como la National Association of Intercollegiate Athletics (NAIA) y la United States Collegiate Athletic Association (USCAA), pero no revisten la misma relevancia mediática. La cobertura televisiva es amplia pero los diarios, las revistas especializadas, las radios y los medios digitales les dan una cobertura minuto a minuto de los entrenamientos y los partidos. “Nuestros deportistas no sólo son grandes estudiantes, sino además, de pertenecer a los equipos, son colocados en una posición privilegiada y atractiva para los medios, pues constantemente son requeridos por la prensa. Los que llegan al deporte profesional, saben perfectamente el escenario al que se van a enfrentar”.
Gran parte de las estrellas que usted ve en el deporte profesional empezaron a mostrar su talento en las competencias universitarias. Deportistas como Tiger Woods, John Isner, Michael Jordan, Mia Hamm, Clint Dempsey, Stephen Curry y muchos más, fueron deportistas universitarios. “Siempre estamos pendientes de las figuras del fútbol universitarios para considerarlos e nuestra plantilla. Es una gran plataforma generadora de talentos deportivos. Si contratas un jugador que proviene de una universidad tienes la seguridad que es un buen deportista, disciplinado, con valores y entregado a su institución”, afirma César Velasco, mexicano de nacimiento, y que actualmente es el Gerente General del Miami FC., equipo que disputa una liga paralela a la MLS.
El sueño de la beca
Estudiar en una universidad reconocida de Estados Unidos puede ser muy costoso (60 mil dólares anuales durante 4 años). Entonces, la posibilidad de ser becados resulta muy atractivo para quienes han desarrollado un talento deportivo. Actualmente en el Perú, existen empresas locales que dan un servicio de asesoramiento completo a deportistas que quieren buscar esta opción de carrera. En Estados Unidos tienen muy bien detectado geográficamente donde están los principales talentos en cada deporte. Es por ello, que los argentinos, brasileños y uruguayos son muy requeridos por los entrenadores de fútbol de las distintas universidades. En el tenis, la oferta es más amplia y llegan de distintos países de Latinoamérica. Matías Silva y Rafael Aíta, dos jugadores que han formado parte del equipo peruano de Copa Davis hace pocos años, se graduaron en Estados Unidos gracias a una beca deportiva universitaria. Muchos de ellos, después de graduarse, deciden ejercer sus carreras, antes de convertirse en profesionales del deporte, como sucedió con Silva, que sólo jugó 4 años como profesional y luego se retiró, y Aíta, que decidió no abrir la puerta de la ATP para jugar en la cancha de las finanzas inmediatamente después de su graduación, a pesar de que sus entrenadores afirman que tenía todas las condiciones para ser actualmente un Top 200 del mundo.
Este ha sido un panorama global del deporte universitario en Estados Unidos pero con un enfoque específico, tomando como ejemplo la prestigiosa Universidad de Harvard. El deporte articulado mediante un ecosistema en el que cada parte funciona holísticamente, como la misma eficiencia que el deporte profesional: excelencia deportiva, infraestructura diversa y de última tecnología, la televisión con cobertura en vivo y los demás medios con informativos diarios que amplifican la atención de los fans, marcas deportivas de las universidades construidas con valor y posicionadas en la mente de los consumidores deportivos, enormes asistencias de los fans a los recintos deportivos, marcas que invierten millones en contratos de patrocinio para ser vinculadas emocionalmente a las universidades y tener exposición constante en los medios. Este es el gran aparato del deporte universitario en Estados Unidos. Un ejemplo único del planeta de extraordinaria capacidad de gestión deportiva y eficiencia comercial, creador de un círculo virtuoso admirable.