El pescado busca su vino blanco
Esa fusión de la comida oriental con la peruana es para hoy, novedosa, agridulce, ahumada, y arraigada a la forma de ser de la gente, de cada cultura puesta en la mesa. Su lucha, su naturaleza y el punto de vista de dónde ven las cosas de la vida es exquisito. En este verano de sol incesante busco qué recomendarles de beber y me lleno de ideas, de momentos de placer, de buena compañía. Y es así que me encuentro con lo que comemos.
Con el plato amigo, el copiloto de la vida. Abrimos le refrigeradora y nada nos encanta, queremos algo entre el pescado y las frutas, algo tradicional y nuevo, algo que permita cocinar, hablar y beber al mismo tiempo. Un saltadito, unos rolls, unos makis, un ceviche. Todo se involucra y el vino blanco es y será el verdadero culto del verano. La cocina es estar juntos, las peleas con harina dejémosla para los reposteros amantes de la sobremesa. A nosotros nos toca reír, actualizarnos de lo que hoy nos pasa.
El vino blanco tiene eso, un control único y exigente de la acidez o el dulzor. Normalmente estamos en vino blanco cuando la reunión recién empieza, poco alcohol en la sangre, las conversaciones son un tanto tímidas y equilibradas, son amenas. Nos informamos, nos encontramos, nos saludamos. Pero qué pasa si ese vino blanco es dulce, servido a 6 grados, super frío, uno no deja de hablar. Las sonrisas son más amplias, el cariño es mayor, las risas obtienen un decibel mas alto y ese nikkei se vuelve el contexto perfecto para disfrutar la vida en su máximo nivel.
Las bebidas frías hacen el contrapeso perfecto a esas comidas calientes no muy condimentadas. Buscamos un complemento que llene el lugar con su presencia, que de color y forma de la misma manera que el otro se sienta cautivado.
Un vino blanco tiene algo que no tiene el tinto y es la temperatura baja. El frío siempre será un refrescante, un alivio, un día soleado, el tinto no.
Ahora y les vuelvo a repetir, y si es un vino dulce? , será el dulce que le dieron al niño para que se entretenga y deje de llorar.
El vino blanco está hecho de cepas blancas, cada una tiene un color, un olor y un sabor especial, pero sí poseen un nivel acidez o de azúcar que las hacen muy diferentes entre sí. Por eso es que no todos amamos el vino blanco. Es cuestión que busques cuál es la que te gusta, la que te vuelve loco, la que te hace volar.
Hoy cataremos un vinos dulce blanco, de película. Les conté con anterioridad en artículos pasados que los vinos blancos dulces siempre han sido bebidos por reyes y príncipes de las cortes más importantes del mundo, y que solo por su elaboración podría convertirse en una joya de altísimo valor. Inpagables.
En países como el nuestro donde la comida es un deleite, y el pescado tiene muchas presentaciones maravillosas, este tipo de vinos son los más protagónicos.
A continuación la Bodega de la Familia PISANO, una de las más prestigiosas del país y líder de exportación en Uruguay, produce en forma artesanal aproximadamente 400.000 botellas al año. Son vinos plenos de sabor y larga vida, con una personalidad típica de Uruguay. Están orientados al segmento de alta calidad del mercado y hoy se exportan a 32 países. Pisano tiene una gran tradición viñatera que se remonta a más de tres siglos en Italia.
La primer vinificación realizada en Uruguay fue en 1924 por Don Segundo Pisano, abuelo de la actual generación al frente de la bodega. Es en Uruguay lo que se conoce como una “familia empresaria” en lugar de una “empresa familiar” y su misión es producir vinos finos con el mínimo de manipulación posible. Los viñedos crecen en suelos franco –arcilloso –calcáreos cercanos al Río de la Plata, 25 km al norte de Montevideo, beneficiándose del soleado y fresco clima Atlántico. La superficie original se compone de 15 hectáreas de Tannat, Cabernet Sauvignon y Merlot plantadas en alta densidad y limitada producción, además de algo de Chardonnay y Sauvignon Blanc, que se cultivan y cosechan a mano.
Sus viñedos de Pinot Noir, Syrah y Viognier se han implantado en los últimos tiempos para satisfacer el creciente aumento de las exportaciones.
Fábula, es el blanco dulce, el Perú lo necesita, 70% de Torrontés y 30% de la uva Viognier, dos cepas de moda por aquí por Sudamérica.
Una crianza de 6 meses en barricas de roble francés. De color amarillo dorado brillante con tonalidades ámbar. Aromas de durazno, frutos maduros y miel. Sabor suave y frutal, acidez equilibrada y una densidad perfecta en donde el dulce no empalaga. La presentación es de 375 ml. como las botellas de Sauternes en Francia.
Es lo que se conoce como Late Harvest o vendimia tardía, y es especial porque las uvas en ese viñedo están botrytizadas, lo que significa que pocos vinos blancos dulces llegan a ser caros y monumentales obteniendo a este hongo. Generando así una mayor concentración de azúcares y minerales, dándole un impecable perfume a madreselva y en el mundo del vino es particularmente fino. Un Chateau D´Yquem, un Mombazillac y hasta un Tokaij tiene este hongo llamado Botrytis Cinerea.
Así que este vino Uruguayo está disponible a través de este contacto lbacigalupo@andana.com.pe. Te recomiendo que tu verano sea también con este fino vino dulce blanco, no le tengas miedo. Nuestra cocina es muy diversa, aprovecha el mar de Grau.