Cordillera de los Andes: "Montaña que se ilumina"
Es una cadena montañosa de Sudamérica que se extiende casi paralela a la costa del Pacífico, desde el cabo de Hornos hasta las proximidades de Panamá. Es uno de los sistemas montañosos más grandes del mundo.
Andes es un nombre aymara castellanizado que quiere decir “montaña que se ilumina”. Este nombre deriva de los términos aymaras Qhantir Qullu Qullu utilizados por el pueblo Qulläna para expresar lo que sucede en las altas montañas que, a la salida del sol, son las primeras en iluminarse, y a la puesta del astro rey, las últimas en recibir sus rayos.
La elevación y plegamiento de las rocas sedimentarias –de las que están compuestos los Andes– se originó durante el periodo cretácico, cuando la corteza terrestre de la placa del Pacífico inició la subducción de la placa sudamericana en el proceso conocido como tectónica de placas. Las fuerzas tectónicas que se generaron por esta colisión desencadenaron erupciones volcánicas y terremotos, que en algunas partes elevaron los Andes por encima de los 1.500 m durante más de 28 millones de años.
El paso de Arequipa a Puno, en Perú, está a 4.468 m sobre el nivel del mar; el de Lima a Tarma y Cerro de Pasco, también en Perú, está a 4.804 m de altura; y el paso de Uspallata, entre Mendoza, Argentina y Santiago de Chile, está a 3.900 m de altura.
La Cordillera de los Andes, la segunda más alta del mundo, constituye el rasgo más característico del relieve chileno. Modela el cuerpo de Chile americano a lo largo de 39 paralelos, luego se hunde bajo las aguas del Pacifico, para reaparecer en afloramiento insulares llamados Arco Antillano del Sur (islas Geórgias del Sur, Sándwich del Sur, Horcadas del Sur) y continuar en el territorio chileno antártico con el nombre de Antartandes.
Tenemos el orgullo de estar cerca de este gran monumento montañoso y Miguel Torres, el gran productor español también lo tomó en cuenta. Y decidió invertir, nada como los grandes cerebros de la viticultura europea creando un cordón umbilical espectacular en Sudamérica.
He probado muchas veces este vino porque está superrecomendado, es una escultura española chilena. Generando una delicada combinación entre tradición, historia, nivel, elegancia y finura.
La vida nos enseña que Sudamérica sigue anotando goles en su flora y fauna, en sus insumos y cultura especial.
Este vino del Maipo, rompe los ideales del vino estructurado y evoluciona como un salvaje que ha sido cultivado en terrenos calurosos y alturas riesgosas. La cordillera corta el viento y genera una circulación de aire caliente que endulza la fruta y autoestressa la planta. Dándoles más fuerza, carácter y equilibrio.
Crianza en roble francés por 11 meses, 30 % de barrica nueva y 70 % de barrica de segundo uso. Elegante Cabernet Sauvignon meloso, higos, pulposo, tanino cremoso y muy balanceado. Tiene un 14 % de volumen de alcohol que ni se siente.
Así que Miguel Torres, luego de tantos vinos y años en la materia, voltea la mirada hacia Chile y cumple el sueño de aprovechar nuestros terreoirs sureños.
Disfrútenlo, es un reserva especial listo para mostrar ante los ojos de amantes fanáticos del buen beber y que demuestra el esfuerzo del vino del viejo mundo por valorizar nuestras tierras sudamericanas. Unión en tierra, unión en mesa.
¡ Salud !