La Ribera del Duero
Vinos con Eternidad
Ubicada en la gran meseta de la península Ibérica, formada por capas de arenas arcillosas, con alternancia de capas calizas y concreciones calcáreas. Vientos desapacibles, intensas heladas, ambiente caluroso y seco. Contrastes imprevisibles que alteran el curso normal de los viñedos, circunstancias extremas que dan origen a una uva de excelente calidad.
Más de 280 bodegas y 22.320 hectáreas de viñedos históricos, distribuidas en 60 municipios de la provincia de Burgos, 4 de Segovia, 19 municipios de la provincia de Soria y 19 de Valladolid.
La Tempranillo es la cepa sello de la zona, la del color, aroma y cuerpo territorial. Las otras autorizadas son la Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Garnacha tinta, la única blanca autorizada es la Albillo.
Edad promedio de las vides es de 45 años promedio. Producción media de los últimos 10 años es de 4180 kg por hectárea.
Largas horas de trabajo en tierra, siempre marcadas por la inclemencia y el rigor del tiempo, obteniendo uno de los vinos más famosos y pedidos entre los sibaritas y filósofos.
Uno de los protagónicos de su gastronomía es el cordero lechal, iluninado maridaje regional con la Tempranillo, viva y salvaje, de caza. También en la mesa los chorizos, morcillas, quesos, setas, la sopa castellana, chuletas de cordero, o sencillamente ir de tapas y así sentir el día a día de este paraíso enoturístico. En lo paisajístico, es un lugar para morir. Castillos, fortalezas, torreones, claustros, monasterios, museos, etc… Lleno de historia y cultura, donde moros y cristianos viven en almas perpetuas.
Desde los tiempos de los vacceos y más tarde los romanos, avalan el misterio y antigüedad de la Ribera del Duero y su viticultura. Es ahí que nos dejan un legado, y son sus primeras bodegas subterráneas en distintos pueblos y villas, galerías diseñadas a mano por el hombre, muchas de ellas ornamentadas con piedra de sillería y ladrillo arábigo. Hoy son pequeñas enotecas y museos que relatan el origen de su fama. Muchos templos siguen elaborando vinos en éstos sacrosantos recintos, una ciudad enterrada y lista para el disfrute de los sentidos. La propia sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen ha apostado por esa convivencia de estilos, conservando el antiguo hospital de San Juan, sede original, junto a la nueva edificación, un torreón que emula con sus grandes ventanales ovalados un racimo de uvas, obra de los arquitectos Veiga y Barozzi.
A continuación les traigo un especial este mes sobre lo que pude disfrutar en mi estancia en la Ribera del Duero , España. Agradecer al Consejo regulador de la Denominación de Origen por la invitación. y gracias a Don Vicente Marco, director de comunicación y promoción del Consejo Regulador.
Como dice su eslogan, Ven y Ribérate.