Familiares políticos: ¿Son realmente miembros de la familia propietaria?
El decidir o establecer si los familiares políticos podrían trabajar en la empresa familiar o si podrían ser propietarios de acciones de la empresa son aspectos difíciles de abordar en el seno de la familia, ya que con el tiempo demuestran ser, muchas veces, decisivos para el futuro de la empresa y sobre todo de la unidad de la familia.
Hay ocasiones en que desde los inicios un familiar político, como puede ser el hermano de la esposa, se presta a colaborar sin pedir mayores remuneraciones u otras condiciones; sin embargo si la empresa prospera el familiar político se siente partícipe del éxito y por tanto con expectativas no sólo a mejores remuneraciones sino también a acciones de la empresa. En ocasiones nos hemos encontrado con situaciones de este tipo donde se agrava dado que las aptitudes del familiar político que al inicio fueron adecuadas, con el crecimiento queda claro que ya no son suficientes para seguir dirigiendo el área a su cargo, retrasando o dificultando el desarrollo del negocio.
En otros casos la situación comprometida se plantea cuando el cónyuge de uno de los hijos desea ingresar a trabajar en la empresa. En estos casos dicho familiar político aunque este bien preparado y desempeñe bien sus funciones, muchas veces recibirá señales claras de que es un familiar de “segunda clase”. No participará de las reuniones familiares donde se tomen decisiones importantes para la empresa, podrá no ser consultado en decisiones que afecten las áreas bajo su responsabilidad, entre otras.
En muchas ocasiones la conveniencia del trabajo de un familiar político no depende tanto de las habilidades y experiencia de la persona o de si su participación es necesaria; sino de la relación emocional y de confianza que previamente se haya establecido entre el familiar político y los miembros de la generación que está al mando.
Las situaciones que pueden presentarse son tan diversas que quizá una anécdota pueda ilustrar mejor dicha complejidad. En una empresa líder en su sector el gerente general era un familiar político que fue preparado por uno de los fundadores y efectivamente llevó a la empresa a una muy buena posición mediante un estilo un tanto autoritario al punto que al directorio, compuesto por otros miembros de la familia, les proporcionaba información escasa y poco relevante. Esto generó una situación cada vez más tirante afectando los vínculos emocionales entre los miembros directos de la familia, llegando a establecerse dos bandos. Finalmente triunfó el bando contrario al gerente y se precipitó su salida, la cual afectó seriamente el rendimiento de la empresa y terminó por dividir a la familia.
Tal como hemos descrito, estas decisiones y relaciones son importantes y ameritan anticiparlas en el Protocolo Familiar, sobre todo dejar que sea el consejo de familia quien decida en cada caso en particular.