Cuando renunciar se convierte en una opción correcta
Estimados amigos en este post quiero comentar un artículo muy bueno que leí en The Family Business Advisor, sobre el
momento cuando uno se cuestiona dejar la empresa familiar. Más de uno habrá
pasado por esa disyuntiva, sobre todo cuando los conflictos
familiares/empresariales se convierten en una fuerte angustia emocional, y renunciar
se vuelve en una opción muy complicada. El dejar el negocio familiar implica
dejar el empleo y en muchos casos salir de la propiedad.
Cabeza
fría, identifique los motivos reales
¿Por
qué me quiero ir? Es la primera pregunta que debe hacerse antes de tomar la
decisión de “salir”, lo más recomendable es que tenga bien claro el motivo
principal de la intención de renunciar, ya que el componente emocional puede
hacer que pierda objetividad, generalmente son dos los motivos más relevantes:
querer una nueva oportunidad para mejorar su desarrollo profesional o querer
escapar de una situación difícil. ¿Qué
es lo que ha cambiado? ¿Es algo interno, tiene nuevos intereses? ¿O algo
externo, la empresa ha dejado de crecer?
Si el
motivo es por buscar nuevas oportunidades, es bueno recordar por qué entró a
trabajar en la empresa familiar, ¿Se sintió presionado?, ¿Cuáles eran sus
expectativas?, cuentan la historia de un muchacho que trabajó por 15 años con
su padre, al inicio estaba motivado por trabajar y sacar adelante el proyecto
familiar, sin embargo en la medida que pasaba el tiempo se dio cuenta de que no
era para él.
Si
actualmente considera que sus intereses son otros, por ejemplo no le interesa
el área de control sino le apasiona el diseño, ¿por qué no considerar proponer
un cambio de área antes de renunciar por completo? O si le gusta la educación
porque no ver los planes de formación y capacitación del personal, también es
una buena oportunidad para que la familia lo ayude a lanzar su propio proyecto
empresarial, lo ideal es tomar decisiones de ganar-ganar, una transición suave genera
nuevas oportunidades de crecimiento, mejora la comunicación y mantiene
relaciones saludables. Siempre pensando en la unidad familiar.
Busque
un buen consejero
Las
decisiones difíciles se vuelven menos difíciles cuando en el proceso se ha
contado con la ayuda de alguien que le ayuden a ampliar su visión del problema,
muchas veces la acumulación de frustraciones nos puede cegar y aferrarnos a
situaciones que generan más conflictos. Puede ser un coach, un consultor de
empresas familiares, un asesor, hable con su esposo(a) si es casado. Considerar si
tiene toda la información necesaria para decidir y cómo le afectaría
económicamente a corto y largo plazo.
Para tener en cuenta
Si
piensa que “las cosas van a estar bien una vez que me aleje de la empresa”, tenga en cuenta que los problemas no acabarán
si no se enfrentan. Sin embargo, si los conflictos que hay en la empresa
familiar le causan mucha angustia emocional, salir es completamente racional.
Si la
decisión es seguir adelante fuera de la empresa familiar, lo principal es
seguir fomentando la unidad, manteniendo las relaciones familiares, hay que
manejar la transición de la mejor manera, pensando en el ganar-ganar tanto del
proyecto familiar como del plan de carrera personal.