Elevada desigualdad sí importa
Hace un par de semanas se publicó el informe de Oxfam (2016) sobre la desigualdad en el mundo. Esto ocurre desde hace varios años atrás a la par del inicio del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. Obviamente las críticas desde los poderes económicos y mediáticos locales fueron inmediatas.
El documento tiene tres secciones y un resumen ejecutivo. En la primera parte se analiza como el crecimiento de la riqueza ha beneficiado a pocos. En la segunda se presentan ejemplos de los mecanismos, organizaciones y personas que utilizan el poder político y económico para reforzar los beneficios de las élites. En la tercera parte se detalla la estrategia para re-equilibrar la participación y poder entre las diferentes partes de la Sociedad.
En este se incluyen ejemplos que reflejan el aumento de la desigualdad al interior de las empresas, no sólo de las economías desarrolladas. Se citan los casos de empresas del sector tabaco y de tecnologías de la información en la India donde sus directores ganan 439 y 416 veces el ingreso de un trabajador promedio respectivamente. La información agregada sobre la evolución diferenciada de los ingresos, la riqueza y los salarios es abundante.
Las principales recomendaciones de Oxfam son:
-Pagar salarios dignos y reducir las brechas respecto de las remuneraciones de los altos directivos;
-Procurar reducir las diferencias de ingreso y de acceso a la riqueza de las mujeres con relación a los hombres;
-Mantener bajo control y supervisión las acciones de influencia de los grupos y personas poderosas (lobbys);
-Establecer sistemas de investigación y desarrollo que apoyen el desarrollo las medicinas genéricas y minimicen impactos sobre los precios;
-Trasladar la carga tributaria aplicada sobre el consumo y el trabajo hacia la riqueza y los ingresos de capital;
-Combatir la desigualdad a través de proporcionar servicios públicos básicos financiados por el gasto público;
-Por otra parte, para incrementar los ingresos públicos solicitan que se establezcan medidas definitivas contra los paraísos fiscales, poner fin a la carrera de aumentar incentivos fiscales improductivos y promover la trasparencia fiscal en las empresas y en los Estados.
Los neoliberales sostienen que la mejora de la equidad, léase en la distribución del ingreso, es mala para la eficiencia económica. En su lógica, cuando se redistribuye, a través de impuestos, ingresos de los ricos a los pobres se generan desincentivos al trabajo, la producción y el ahorro. También hay mayores costos para la Sociedad por la intermediación estatal. Se trata de una conclusión perfecta a los intereses en defensa del statu quo asociada a un conjunto de supuestos cuestionables. Para ellos, la única preocupación, aunque no general, es la reducción de la pobreza sin importar la magnitud de las desigualdades (Tecnopolítica Económica, 2015).
Los supuestos para obtener estas conclusiones de la teoría estándar son diversos. En primer lugar, el nivel de actividad económica está determinado siempre y para todos los sectores productivos por factores de la oferta: disponibilidad de mano de obra y de capital. Una modificación de la demanda, por el mayor consumo público o privado a propósito de la redistribución del ingreso no tiene impacto sobre la producción. La oferta de mano de obra depende de los salarios e ingresos, olvidándose que cuando estos últimos caen la oferta de trabajo aumenta y no disminuye como dice el libro de texto. La teoría no funciona en una sociedad de bajos ingresos donde los precios relativos y efectos sustitución son poco relevantes. El enfoque está construido para que la intervención estatal sea inútil.
No sólo para los Keynesianos y los Postkeynesianos estos supuestos y resultados son equivocados. La redistribución del ingreso de ricos a pobres eleva la propensión media a consumir, la demanda y el producto. Luego se alientan las decisiones de inversión en un círculo virtuoso con el PBI. Existe evidencia empírica de que elevadas inequidades conducen a tensiones grupales que pueden llegar a la guerra civil que genera caídas dramáticas en los ingresos. Asimismo, de acuerdo al Banco Mundial, países con elevados niveles de confianza y cohesión social registraron mayores crecimientos en el PBI. El desconocer el potencial de los inmigrantes explicó 174 billones de dólares de menores ingresos en Canadá (Club de Madrid, 2012).
La preocupación por la desigualdad no es exclusiva de los economistas. El Papa Benedicto XVI (2009) señaló que la desigualdad es un problema tanto de los países ricos como de los pobres. El aumento sistémico de las desigualdades entre grupos sociales dentro de un mismo país y entre las poblaciones de los diferentes países, no sólo tiende a erosionar la cohesión social y pone en peligro la democracia, sino que tiene un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del capital social, es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad y respeto de las normas, que son indispensables en toda convivencia civil.
En la misma dirección, el Prof. Figueroa de la PUCP (2010), señala que existe un grado limitado de tolerancia social a la desigualdad. Cuando el grado de desigualdad supera los umbrales de tolerancia, esta desigualdad será considerada excesiva o injusta y generará desorden social: inestabilidad política, corrupción, violencia y otras formas de riesgo individual y colectivo. Los estudios empíricos han encontrado que países con mayor grado de desigualdad tienden a mostrar más altos grados de violencia y criminalidad, así como mayores grados de inestabilidad política y democracias más débiles.
La elevada desigualdad también tiene impactos políticos negativos ya que afecta la democracia por el comportamiento de los grupos minoritarios que intentan manejar y condicionar la política de acuerdo a sus intereses contra el bienestar común.
La elevada desigualdad sí importa; no sólo se trata de luchar contra la pobreza. Hay instrumentos a la mano en el Perú como la regulación de fusiones y adquisiciones ex ante (no sólo en el sector eléctrico), establecer límites al tamaño de la gran propiedad agrícola como se señala en la Constitución Política de 1993, fortalecer Indecopi, replicar -ajustando a la realidad periuana- el impuesto a las herencias de EE.UU. (allá se paga por encima a US$ 10 millones), aumentar rango y tasa impositiva del ISR para altos ingresos (por ejemplo en Gran Bretaña el tramo más alto de personas naturales paga 50%), entre otras.
8/2/2016.