Trump: inmigrantes y producción
La expulsión de inmigrantes ilegales ha sido una constante en los EE.UU. Asimismo, tanto las barreras físicas como los recursos invertidos en la guardia fronteriza han aumentado a través del tiempo. Sin embargo, los énfasis han variado dependiendo del Ejecutivo, la reacción del Congreso y el Senado. En general, los gobiernos demócratas recientes a la par que reforzaban las fronteras proponían mecanismos que permitían la regularización de ciertos segmentos de la población; pero también eran bloqueados por la mayoría Republicana. Trump ha ratificado que expulsará rápidamente 3 millones de inmigrantes ilegales. Esta política tendría severos impactos negativos al interior de los EE.UU. y en el mundo.
Mientras que los capitales internacionales fluyen con toda libertad, no ocurre lo mismo con los movimientos de las personas. Hay factores de expulsión de los países de origen y de atracción en los de destino. A veces se explica por una necesidad imperiosa y en otros casos por la búsqueda de mejores oportunidades. No es un fenómeno reciente, ya que las mayores oleadas se dieron desde mediados del siglo XIX, fines de ese siglo e inicios del XX y a partir de los años ochenta. Para la teoría económica estándar estos flujos son positivos ya que aumentan la oferta de trabajo, reducen los salarios reales, elevan los niveles de empleo y la producción. Las remesas de los inmigrantes son positivas para sus países de origen.
La visión de Trump es simplona. Los inmigrantes realizan trabajos en actividades y con niveles de ingresos que no aceptan otros grupos locales. En el caso del sector agropecuario su presencia es clave al permitir que la producción americana exista y sea competitiva. En la mayoría de los casos no podría ser sustituida por tecnología; la ausencia de inmigrantes reduciría los niveles de producción e impactaría negativamente en el poder de compra estadounidense. Los inmigrantes también participan en muchos sectores de baja productividad donde la sustitución por mano de obra de mayores costos afectaría su viabilidad. Asimismo, habría que analizar si sería posible sustituir toda la mano de obra inmigrante ilegal en los servicios ya que esto implicaría que sean llevadas a cabo por norteamericanos reduciendo la oferta de trabajo en otras actividades productivas.
Una política de expulsión masiva de inmigrantes ilegales no sólo afectaría a los países de origen de los inmigrantes, encarecería los costos de las empresas y disminuiría la competitividad. Al pretender sustituir empleo más económico por otro más caro reduciría oportunidades de producción y empleo. Bajarían los ingresos, la demanda y la calidad de vida. No solo se generarían efectos sociales negativos sino que sería un bumerán que dañaría a los norteamericanos.