Panorama Social de América Latina y el Caribe 2022: Resumen ejecutivo
El Panorama Social de América Latina y el Caribe (ALC) es preparado anualmente por la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En este número publicado en mayo de 2023 se analiza especialmente la llamada crisis silenciosa de la educación y la necesidad de avanzar en su transformación como base para el desarrollo sostenible en la región.
El documento de la CEPAL muestra los retrocesos o limitados avances de la región en los diferentes aspectos de la problemática social. Respecto del Perú son evidentes los retrocesos en cuanto a los ingresos de la población, los mayores niveles de pobreza y desigualdad respecto de los estándares previos a la pandemia de la Covid-19.
Estructura
El documento se organiza en cuatro capítulos. El capítulo I, junto con presentar antecedentes macroeconómicos relevantes en materia de evolución del PBI per cápita, el empleo, la distribución del ingreso de los hogares aborda la evolución de dos décadas de desigualdad de ingresos y pobreza (2002-2021). Asimismo, los cambios registrados durante la pandemia en la evolución de la estratificación social.
El segundo capítulo se refiere a la crisis silenciosa de la educación como consecuencia de la pandemia. Este aborda diversas prioridades, incluida la mantención de condiciones seguras para la reapertura de las escuelas, la inversión en estrategias para identificar los costos de la interrupción de la educación presencial y el diseño e implementación de estrategias de recuperación que tengan como objetivo no dejar a nadie atrás.
El tercer capítulo aborda el acceso a la educación y los desiguales impactos laborales de la pandemia entre hombres y mujeres. El capítulo IV analiza la institucionalidad social y la evolución del gasto social en ALC.
Entorno general
Si bien desde 2015 se observaba en la región un deterioro en los niveles de bienestar, un estancamiento en los avances de los logros educativos y una leve alza de la pobreza, la pandemia generó una crisis social significativa que se ha prolongado por tercer año. Pese al fin de la pandemia, la región no ha logrado avanzar hacia la recuperación tras sus impactos sociales y retornar a los niveles de 2019 señala la CEPAL.
La región se ha mantenido expuesta a un inestable escenario geopolítico y económico mundial marcado por una conjunción de crisis sucesivas, desde la guerra Rusia-Ucrania; La elevada inflación, especialmente en el componente alimentario de la canasta de consumo. Estos factores se suman a otros riesgos en curso, como el incremento en la frecuencia de desastres y los impactos de la emergencia climática.
Este contexto puede llevar a la región a un nuevo retroceso en su desarrollo social y a un escenario de inestabilidad en los planos social, económico y político. Urge, por tanto, consolidar políticas sociales inclusivas para proteger y garantizar el bienestar de la población y el ejercicio de sus derechos.
Crisis educativa
ALC es una de las regiones del mundo que interrumpió las clases presenciales por períodos más prolongados, lo que ha supuesto la discontinuidad de los estudios o el acceso por vía remota durante dos años académicos para una generación de estudiantes. Esto, a su vez, ha generado brechas en el desarrollo de habilidades, la pérdida de oportunidades de aprendizaje y el riesgo de aumento del abandono escolar. Asimismo, esta situación ha contribuido al debilitamiento de la protección de otros derechos esenciales de niñas, niños y adolescentes, incluido el derecho a una vida libre de violencia.
El progreso educativo se desaceleró a partir de 2015. Los avances han sido dispares: por ejemplo, las brechas en la tasa de graduación se constatan sobre todo a partir de la educación secundaria. La mayoría de los países de la región alcanzó niveles prácticamente universales de conclusión de la educación primaria hacia 2020. En relación con la enseñanza secundaria, la tendencia es más heterogénea y los progresos han sido lentos en los últimos años. A esta desaceleración en el progreso logrado se agregan las brechas de acceso y conclusión en desmedro de los Pueblos Indígenas y las poblaciones afrodescendientes.
Desigualdad persistente
En términos agregados, en la región la reducción de la desigualdad, que era constante desde 2002, quedó interrumpida y se ha mantenido prácticamente sin variaciones desde 2017. Al acelerado ritmo de disminución registrado desde 2002, cuando el promedio regional del índice de desigualdad de Gini era de 0.532, le siguió una desaceleración a principios de la década de 2010 y una estabilidad a partir de 2017, año en que el promedio regional fue de 0.461.
El promedio regional esconde variaciones en los países que se apartan de esta aparente estabilidad. Al analizar las tendencias en nueve países se observan tres grupos: un primer grupo donde la desigualdad disminuyó en 2020 y 2021, conformado por la Argentina, el Paraguay y la República Dominicana; un segundo grupo donde el índice de Gini de 2021 es similar al de 2019, conformado por el Brasil, Colombia y el Perú, y un tercer grupo de países en los que se registró un aumento de la desigualdad en dicho período, conformado por Costa Rica, el Ecuador y el Uruguay.
Retroceso en pobreza
El año 2020 se caracterizó por un importante retroceso, en el que la pobreza extrema se elevó a niveles que no se habían visto en dos décadas, y llegó a un 13.1% de la población. La tasa de pobreza en AL alcanzó el 32.3% de la población en 2021. Por su parte, la pobreza extrema no presentó una mejora apreciable, ya que el nivel de 2021 (12.9%) está apenas 0.2 puntos porcentuales por debajo del de 2020 (13.1%).
Los países con las mayores disminuciones de la pobreza en 2021, como la Argentina, Colombia y el Perú, también son los que en 2020 habían presentado los mayores aumentos. El Brasil fue el único país que presentó un apreciable aumento de la pobreza extrema y la pobreza en 2021, tras haber sido también el único en que ambos indicadores cayeron en 2020.
Perspectiva pobreza
Las perspectivas para 2022 combinan dos elementos de tendencia contrapuesta. Por una parte, el crecimiento económico proyectado, aun cuando es considerablemente inferior al de 2021, debería traducirse en un incremento del empleo y las remuneraciones que reciben los hogares. Por otra parte, el año en curso se ha caracterizado por una aceleración de la inflación, que merma el poder adquisitivo de los ingresos, en especial de los estratos más bajos.
Considerando ambos factores, cabe esperar que en 2022 la pobreza se sitúe en un 32.1% y la pobreza extrema llegue al 13.1%, lo que supone que se registraría una leve disminución del nivel de pobreza y un ligero aumento de la pobreza extrema respecto de 2021.
Informalidad
Esta evolución debe seguirse con especial atención, pues se da en un contexto marcado por la inestabilidad económica, la alta informalidad y la débil recuperación de empleos de calidad. Ello da cuenta de la amplia vulnerabilidad de los hogares, especialmente de aquellos en situación de pobreza y pobreza extrema en la región.
Las políticas de protección social que puedan incorporar los países frente a la actual coyuntura, en el marco de sistemas universales, integrales, sostenibles y resilientes, serán clave para atender estos desafíos.
Retos en la salud
Según la CEPAL el impacto que ha tenido la pandemia muestra tanto la necesidad como la oportunidad de transformar los sistemas de salud en sistemas universales, integrales, sostenibles y resilientes.
Ello supone garantizar la universalidad para el acceso efectivo a servicios de salud integrales y de calidad, fortalecer el primer nivel de atención con modelos centrados en las necesidades de las personas, sus familias y comunidades y asegurar la integralidad y la articulación de los sistemas de salud con los sistemas de protección social.
Para lograrlo es urgente aumentar el gasto público en salud con sostenibilidad financiera sobre la base de un nuevo pacto social acompañado de un nuevo contrato fiscal. Esto debe ir de la mano de una reducción del gasto de bolsillo y de un modelo de financiamiento con mayores niveles de solidaridad que contribuya a superar la segmentación característica de los sistemas de salud de la región, reflejada en la existencia de diferentes subsistemas de salud que se especializan en distintos segmentos de la población y reproducen las desigualdades en materia de salud.
Mercado laboral
Casi tres años después de su inicio, en ALC solo se ha constatado una recuperación parcial del empleo y aún se registran indicadores inferiores a los exhibidos antes de la pandemia. Como ha documentado la CEPAL dicha recuperación ha sido lenta, incompleta y asimétrica, al tiempo que ha estado caracterizada por un rezago en los niveles de ocupación en comparación con la recuperación de la actividad económica y una mantención de las desigualdades estructurales, en particular entre las mujeres y las personas jóvenes.
Las proyecciones prevén que los mercados laborales de la región seguirán enfrentando un futuro complejo e incierto, caracterizado por una disminución del ritmo de crecimiento del número de ocupados, así como por un aumento de la desocupación y la informalidad laboral.
Problemas estructurales
Según la CEPAL, la pandemia ha abierto un espacio para debatir, difundir e identificar los problemas estructurales que el sector educativo mostraba previo a su ocurrencia y que es necesario abordar para avanzar en su transformación.
Ha quedado claro que diseñar e implementar estrategias y políticas para la recuperación y transformación de la educación, e invertir en dichas estrategias y políticas, es imperativo para dar el salto que se necesita a fin de afrontar las incertidumbres, los nuevos desafíos y los cambios acelerados que caracterizan al siglo XXI.
Institucionalidad social
Frente a la crisis social prolongada que atraviesa la región, el fortalecimiento de la institucionalidad social es indispensable para abordar los desafíos identificados y aprovechar la oportunidad para impulsar estrategias con el fin de avanzar en el desarrollo social inclusivo.
El fortalecimiento de la institucionalidad social es uno de los cuatro ejes de la Agenda Regional de Desarrollo Social Inclusivo junto con la construcción de sistemas de protección social universales, integrales, sostenibles y resilientes, las políticas de inclusión social y laboral de calidad, y la cooperación y la integración regional.
Para avanzar en el fortalecimiento de la institucionalidad social hay cuatro elementos esenciales. El primero, que corresponde a la dimensión jurídico-normativa; el segundo, correspondiente a la dimensión organizacional; el tercero, que atañe a la dimensión técnico-operativa, corresponde a las herramientas de gestión e implementación acompañadas de las tecnologías de la información y las comunicaciones que permitan el diseño, ejecución y seguimiento de políticas sociales de calidad. Finalmente, el cuarto elemento, referente a la dimensión financiera, consiste en la sostenibilidad financiera, que debe ser suficiente, eficiente y transparente finaliza la CEPAL.