Nuevos horizontes de transformación productiva en la región Andina
Mientras en nuestro país seguimos enfrascados en los problemas de corto plazo y en insistir en la misma estructura productiva de siempre basada en las materias primas, hasta el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se preocupa en proponer cambios en la región andina con base a la transición y transformaciones en curso de la economía mundial.
En esta ocasión reseñamos una reciente publicación del BID (2023) con el título de esta nota. Al respecto, esta forma parte de una colección de trabajos para apoyar el diálogo de políticas sobre transición productiva en los países andinos. Fue editada por Leandro Andrian y Osmel Manzano.
En el documento hay muchos elementos estándar que se repiten continuamente, pero algunos otros que pueden ser interesantes. Es útil para reiniciar la discusión en la materia y no pensar que todo se genera por el libre juego de la oferta y la demanda. El sector privado y el Estado deben actuar de manera conjunta procurando el bien común. Sirvan estas Fiestas Patrias para retomarlo y combinarlo con otras aportaciones previas realizadas por la CEPAL y otros autores.
Objetivos
Para los editores resulta fundamental plantearse cómo encarar este cambio estructural que está ocurriendo en el mundo y su impacto en la región. Aunque algunos de los cambios ocurrieron de manera imprevisible, en particular los derivados de la pandemia del Covid-19, una ventaja es que se trata de una transición anunciada. Por lo tanto, la región puede planificar cómo abordarla.
Este trabajo del Grupo Andino del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) busca aportar ideas para esta reflexión. No pretende ser un tratado exhaustivo de cómo afrontar la transición. Desde el BID se han venido haciendo algunas recomendaciones sobre decisiones de política, así como sobre los compromisos adquiridos por los países. Adicionalmente, algunos centros de investigación de la región también han venido planteando propuestas sobre esta transición.
Sectores clave
Lo que buscan los editores con este trabajo es complementar dichos planteamientos. La presente publicación analiza aquellos sectores que pueden verse beneficiados o afectados por esta transición: agricultura, encadenamientos productivos, servicios e industrias extractivas.
El estudio busca hacer una propuesta para generar oportunidades en estos sectores. Asimismo, el trabajo aborda la realidad de la digitalización y cómo se pueden aprovechar sus beneficios en la región. Para concluir, una agenda de transición productiva es una agenda de empleo. Sin embargo, es importante que sea un empleo inclusivo; por ello, los temas de inclusión forman parte esencial de esta investigación.
Clima y diversificación
La crisis abre oportunidades para la región, pero se requiere de un importante esfuerzo de coordinación de políticas públicas. Dentro de los contenidos estándar del documento, la región tiene que atender el clima de negocios: fomentar el crecimiento de la inversión privada y la productividad.
Por otra parte, después se plantea que nuestra región tiene la tarea de diversificarse. Al pensar en los sectores más afectados o beneficiados por la pandemia, es importante atender los desafíos del sector agrícola.
Sector agrícola
Para enfrentar estos retos, las soluciones y recomendaciones que se destacan incluyen cerrar brechas de infraestructura para la producción y distribución agrícola, tales como la red de carreteras, energía y riego. Asimismo, es necesario adoptar políticas de fomento productivo, apoyo financiero, articulación de cadenas productivas con enfoque en las Mypes y, en general, crear un marco de políticas que favorezcan la seguridad alimentaria y el desarrollo del sector agropecuario de exportación.
Asimismo, aumentar la resiliencia al cambio climático, así como adoptar un enfoque de género para un desarrollo inclusivo. Igualmente, se recomienda aprovechar los nichos de mercado del sector Agritech con los productos denominados “super alimentos”.
Cadenas de Valor
Según los editores para poder aprovechar la oportunidad de integrarse a las cadenas de valor internacional (CGV), los países de la región deberían hacer un mejor uso de los tratados comerciales existentes, buscando de esa manera reducir costos para el comercio. A su vez, deberían plantearse una serie de reformas estructurales que permitan que la región sea más amigable a la inversión extranjera y se genere un mejor clima de negocios.
Ello sería importante para el mayor encadenamiento en CGV y el desarrollo de infraestructura resiliente al cambio climático. Esta no solo debe darse en carreteras y puertos, sino también en conectividad digital. También sería importante que se generen facilidades para el acceso al crédito de empresas, sobre todo aquellas micro, pequeñas y medianas, con el fin de darles espacio para desarrollarse y poder convertirse en proveedoras de empresas líderes en las cadenas de valor.
Servicios
Las transformaciones que están ocurriendo en el sector servicios pueden ser una oportunidad para la región. La exportación de servicios es una oportunidad para diversificar la canasta de productos y aumentar la resiliencia frente a choques externos. Algunos retos son que las normas legales no pierdan vigencia ante el rápido ritmo del cambio tecnológico, el cual ha permitido el comercio en sectores que antes se consideraban no transables.
En este sentido, cabe destacar que la economía GIG (se define como el intercambio de mano de obra por dinero entre individuos o empresas a través de plataformas digitales) está impactando fuertemente en el sector servicios. En la región andina, existe un aumento en los trabajos por plataformas digitales.
En particular, señalan los editores, uno de los retos hacia adelante es que los trabajos en la economía GIG no sean parte de un proceso de precarización adicional de la relación laboral en la región, sino una fuente de creación de mejores puestos de trabajo y exportaciones de servicios modernos.
Otra oportunidad está en el turismo; para mejorar la competitividad de esta actividad económica, es necesario mejorar las condiciones y ambientes de negocios, seguridad y protección de los turistas. Debido a la alta informalidad del sector, es fundamental que los países formulen políticas públicas para estimular la formalidad y disminuir las disfuncionalidades de los mercados laborales.
Actividades extractivas
A pesar de existir desafíos importantes para el sector de industrias extractivas, este puede ser clave para la transformación productiva. Una estrategia de capital humano es clave para potenciar el rol del sector en el desarrollo local, así como para su evolución durante la transición energética. Del mismo modo, resulta importante acompañar esta estrategia con estrategias productivas.
También es fundamental tener en cuenta las necesidades de las comunidades que enfrentan tanto los beneficios en términos económicos —gracias a la generación de empleos y el dinamismo en la economía local— como los costos. Esto implicará que el debate sobre el aporte de las industrias extractivas a las arcas públicas debe tener en cuenta a los territorios, así como la transparencia. Finalmente, a mediano y largo plazo, y en la medida que el proceso de descarbonización global continúe, es imprescindible revisar la adecuación de recursos presupuestarios futuros.
Digitalización
Es necesario promover la digitalización empresarial, así como facilitar a las empresas la decisión de qué tecnologías digitales implementar y cómo hacerlo. Ello puede lograrse a través de distintas estrategias de política pública.
Al respecto, las principales recomendaciones consisten en facilitar el acceso a información sobre los beneficios de la digitalización, potenciar intervenciones orientadas a fortalecer las habilidades digitales, impulsar inversiones que mejoren la calidad y el acceso a la conectividad, implementar instrumentos novedosos de financiamiento de inversiones digitales, y adaptar la regulación fortaleciendo la ciberseguridad y definiendo estándares.
Si se centra la mirada en los sectores extractivos, la digitalización empresarial puede verse beneficiada de medidas que maximicen la innovación digital desde una perspectiva social, y que fortalezcan la articulación entre la academia y la industria.
Desigualdades
Es interesante destacar que hasta el BID reconoce el problema de las desigualdades en nuestra región. Al respecto, se señala que los países andinos presentan una alta desigualdad, situación que se ha agravado con la pandemia. América Latina y el Caribe es una de las regiones más desiguales del mundo en materia de ingresos. Los países en la región con la menor desigualdad de ingresos muestran más desigualdad que los países más desiguales en las economías desarrolladas.
Aun cuando la región se compara con países de similar desarrollo en el mundo, la desigualdad promedio (medida como el coeficiente de Gini promedio de los países de la región) es más alta. Los países andinos no se escapan de esta situación; si bien ha habido progresos entre el 2002 y el 2018, los índices de Gini continúan siendo altos. La pandemia implicó un retroceso en esos avances.
Históricamente, el crecimiento ha contribuido a reducir la pobreza en la región, pero no la desigualdad. Sin embargo, a pesar de estos importantes logros respecto de la pobreza, los avances en desigualdad han sido pocos. Por lo tanto, señala el documento, es necesario acompañar esta estrategia con una estrategia de inclusión, más aún si cualquier reacomodo productivo de la región va a generar ganadores y perdedores.
Inclusión
En cuanto a la inclusión, los autores plantean que, es importante tener en cuenta que fomentar sectores de la economía más diversos e inclusivos no solo es más equitativo y justo, también es más rentable.
Dada la alta informalidad persistente en las Mypes, es fundamental reconocer que la informalidad es multidimensional y requiere, por ello, un tratamiento también en varios frentes. Las políticas de pull (jalar) van a ser identificadas con un proceso de colaboración y cocreación. Las políticas de push (empujar) van a implicar normalmente un acompañamiento.
Mejorar encadenamientos
Las políticas de empuje van a implicar normalmente un acompañamiento. Para este fin, es importante poner en el centro de la atención a los pequeños productores, tener como objetivo central su participación en cadenas dinámicas, identificar las barreras por las que dicha participación no se está produciendo, identificar a los actores relevantes (para pasar la valla de la calidad) y generar un plan de acción.
En este sentido, según los autores, lo más importante no consiste en identificar precisamente las empresas con potencial, sino las cadenas de valor existentes. Sin embargo, según nosotros, se trataría también de impulsar los clusters embrionarios a través de diversos programas de acción a nivel micro, meso, macro y meta.
Género
Las estrategias enfocadas en reducir las brechas de participación de género en el mercado laboral deben estar acompañadas de la atención a factores estructurales. Una participación equitativa en el mercado laboral implica garantizar el acceso al mismo empleo bajo las mismas condiciones, la igualdad de oportunidades de crecimiento y la promoción hacia actividades de más valor.
Estrategias que resultan insuficientes si no son acompañadas por otras dirigidas a factores estructurales, como el acceso a recursos productivos, el trabajo en casa, el cuidado de niños y adultos mayores, las normas sociales y los estereotipos. En el caso de las mujeres emprendedoras, sugieren complementar los programas educativos sobre prácticas corporativas con mentoría, networking y contenido específico para mujeres finalizan los autores.