Comercio internacional, crecimiento y desarrollo económico sostenible post APEC
Han pasado algunas semanas desde que se produjeron dos eventos importantes en el Perú: la reunión de la APEC y la inauguración del puerto de Chancay. La mayoría de los peruanos nos sentimos orgullosos por ambas circunstancias, a pesar de la desafortunada situación socio, política e institucional interna. Fueron eventos que generaron dosis de esperanza.
Sin embargo, es hora de que iniciemos el proceso de reflexión sobre que tanto ambos acontecimientos podrían significar puntos de quiebre positivos en beneficio de la mayoría de los hogares peruanos. Es indudable, que probablemente contribuirán a mayores niveles de comercio internacional y algo más de crecimiento económico, pero ¿contribuirán al desarrollo económico sostenible?
Pisar tierra
A nuestro juicio ambos son positivos, pero no maravillosos, tal cual fueron promovidos desde el gobierno, los poderes económicos y mediáticos que insisten en que sigamos con el mismo modelo económico, sin ajuste alguno. Hay muchas restricciones, límites y problemas internacionales e internos que debemos solucionar para que generen el máximo beneficio en favor de todos y no de unos pocos.
Se debe pensar en estos acontecimientos no viendo solo lo positivo o negativo, sino con realismo y en un proceso de mejora continua. Por ejemplo, en el caso del puerto de Chancay, todos los medios de comunicación replicaron la noticia que se generarían 8,000 empleos directos. Esto es falso, ya que en la primera etapa operativa solo se requerirían entre 110 y 200 trabajadores calificados debido a sus niveles de automatización.
Asimismo, es urgente trabajar en el desarrollo urbano de Chancay, conectividad humana y de carga; y potenciar las otras actividades colaterales no solo vinculadas al comercio sino a la diversificación productiva y exportadora del país. Se afirma también que se instalaría una planta de autos eléctricos chinos BYD, pero al parecer ya se decidieron hacerlo en México y Brasil para exportarlos al resto de América Latina. Se habla de enlace ferroviario con Brasil, pero ¿qué se está haciendo al respecto?
Comercio internacional
El comercio internacional es principalmente un medio para crecer, pero no necesariamente para desarrollarnos; no es un fin en sí mismo. No se debe olvidar que el fin de la política desde cualquier gobierno es lograr, entre otras cosas, el bienestar material de todos los ciudadanos, una sociedad con mayor equidad e igualdad, la promoción de la libertad individual.
Asimismo, los objetivos puros de la política económica son tradicionalmente la búsqueda del pleno empleo de calidad, la estabilidad de los precios, una sociedad más igualitaria, la erradicación de la pobreza, y solo después, la mejora de la competitividad. Por otra parte, se debe distinguir entre los objetivos puros y los instrumentales donde se ubicaría el balance de las finanzas públicas, el monetario y el de la balanza de pagos donde se incorporan los flujos de bienes, servicios, ingresos y capitales.
Desarrollo sostenible
Más crecimiento económico no significa tampoco más desarrollo económico sostenible que debe ser la preocupación central de los economistas. Según Todaro (1982) el desarrollo debe representar la gama de cambios mediante los cuales todo un sistema social, atento a las diversas necesidades básicas y los deseos de los individuos y grupos sociales integrantes se aleje de una condición de vida percibida como poco satisfactoria y se aproxime a una situación o condición de vida considerada mejor en sentido material y espiritual.
Los objetivos del desarrollo económico sostenible son: a) aumentar la disponibilidad y ampliar la distribución de bienes vitales básicos; b) aumentar los niveles de vida; c) aumentar las posibilidades de elecciones económicas y sociales de los individuos y de los países; y d) preocuparse por las condiciones de vida de las generaciones futuras. La pregunta siguiente es ¿cómo vincular más crecimiento con el desarrollo económico sostenible?
Entorno internacional
Hay que retroceder un poco e interrogarnos ¿si es posible esperar un gran dinamismo económico y comercial global en las actuales circunstancias? Asimismo, ¿si estas características internacionales nos beneficiarían? Aquí no solo se debe pensar en la desafortunada victoria de Trump, sino en que esta está precedida por fenómenos de desglobalización, ralentización del crecimiento económico mundial, menor comercio de materias primas por unidad de producto mundial, entre otros elementos.
No solo se trata de recordar los comentarios de un asesor de Trump que sugirió imponer un arancel del 60% a los productos que pasen a través del puerto de Chancay, sino que confluyen los elementos comentados anteriormente. En Alarco y Sanchium (2023) se planteó que la evolución reciente del comercio internacional de bienes tanto a nivel global como de nuestra región, respecto de nuestros respectivos PBI, es útil para demostrar que estamos en tiempos de quiebre que obligan a repensar la política industrial y comercial.
Menos comercio relativo
Al respecto, a nivel global se observa una tendencia creciente con un estancamiento relativo en la década de los años setenta para caer entre 2008-2009, luego detenerse y reducirse ligeramente durante la pandemia de la Covid-19.
En el caso de América Latina se aprecia un relativo estancamiento durante la década de los sesenta como resultado del modelo de desarrollo que miraba más hacia adentro para después mostrar una tendencia creciente con un pico a inicios del siglo XXI; posteriormente se observa una tendencia decreciente y de estancamiento durante los últimos años.
En el caso de los productos mineros e hidrocarburos el pico es en la década de los setenta y luego en los ochenta. De ahí a partir de los años noventa y hasta antes de la crisis financiera internacional hay un ligero incremento para de ahí disminuir lenta pero continuamente. Los productos más dinámicos ahora son los agrícolas, manufactura y en tercer lugar los productos mineros y los hidrocarburos más rezagados.
Inserción insuficiente
La economía mejor insertada a la economía mundial de América Latina es México con US$ 593,012 millones de exportaciones de bienes en 2023, de las cuales 78.2% son manufacturas. Asimismo, estas son casi 10 veces más que las exportaciones peruanas, pero donde solo el 10.7% son bienes manufacturados. Entre el 2010 y 2023 México ha crecido solo 1.3% real anual.
Sin embargo, de acuerdo con los estándares del Banco Mundial el 21.8% de su población es pobre con una cifra cercana a la del Perú del 32.2%. Asimismo, de acuerdo con el PNUD, México está en la posición 77 del índice de desarrollo humano (IDH) mientras que el Perú está en la posición 87.
En términos de las desigualdades de ingreso, México tiene un coeficiente Gini superior al peruano y cuando nos referimos al IDH corregido por desigualdad México retrocede hasta la posición 84 a nivel global, mientras que el Perú se ubica en la 85. Queda claro entonces que más comercio internacional, con más manufacturas, no garantizan un crecimiento y desarrollo económico más elevado.
Realidad peruana
A diferencia de la China que ha modificado su estructura de exportaciones de bienes con poco procesamiento décadas atrás, ahora son de elevado contenido tecnológico. El Perú, en cambio exporta materias primas mineras, hidrocarburos, productos pesqueros y alimentos básicamente sin procesar; con reducido contenido tecnológico.
Si bien nuestra balanza comercial es positiva, esto ocurre por los actuales elevados precios internacionales del oro y concentrados de minerales. No nos olvidemos que todas estas últimas se realizan con una elevada intensidad de capital (poco empleadoras), a excepción de la minería artesanal e ilegal.
Nuestra relación comercial es asimétrica y en particular nuestras importaciones son de mayor procesamiento tecnológico. ¿Es posible que con este patrón productivo y exportador de reducidos encadenamientos de producción y empleo podremos crecer y desarrollarnos?
Aportes contrastantes
Frente al patrón productivo y exportador tradicional del Perú y de muchas economías de la región se ha escrito diversa literatura económica crítica. Esta plantea que una estrategia con base a materias primas tiene un potencial limitado.
En primer lugar, Sachs (2020) estableció una tipología de patrones de crecimiento económico: endógeno, seguidores que importan capital y tecnologías, basados en recursos primarios, en declinación económica y en asilamiento económico. Respecto de los basados en materias primas señaló que la ruta a seguir es diversificar las exportaciones, atraer nuevas tecnologías y empresas fuera de los sectores tradicionales y evitar el fenómeno de la enfermedad holandesa.
Más recientemente, Hausmann et al (2011) desarrollaron el índice de complejidad económica (ICE), que plantea que la complejidad (encadenamientos) y diversificación productiva y exportadora son esenciales para alcanzar elevados niveles de ingreso per cápita. Solo el ICE puede explicar al 50% los PBI per cápita de todas las economías del mundo.
TLC cuestionados
Rodrik (2018) señala que los Tratados de Libre Comercio (TLC) en lugar de neutralizar a los proteccionistas, ahora empoderan a un conjunto diverso de intereses que buscan rentas y benefician a empresas políticamente conectadas, bancos internacionales y empresas multinacionales.
Greenspon y Rodrik (2021) señalan que los TLC generan desajustes distributivos permanentes, no solo temporales. Esto exige el establecimiento de sistemas de compensación a los perdedores, ya que la reasignación de recursos a otras actividades es muy limitada. Al respecto, en Europa son más comunes, aunque también existen en EE.UU llamados Asistencia para el ajuste comercial-TAA.
No vamos a profundizar aquí en los aportes de Krugman, ni los vinculados a Porter que plantea la mejora de la competitividad de las empresas, sectores y economías a partir del desarrollo de aglomeraciones empresariales que generan sinergias entre sí (Clusters). Se trata entonces de superar la lógica de las ventajas comparativas para arribar a las ventajas competitivas dinámicas que se crean a partir del trabajo y aprendizaje continuo.
Política comercial inclusiva
Ni un intenso comercio internacional, ni el crecimiento económico son suficientes para alcanzar el desarrollo económico y menos sostenible. Se requiere actuar en muchos frentes. Esta recomendación es también válida para potenciar el puerto de Chancay. La operación exclusiva de los mercados y de la iniciativa privada no son suficientes; tampoco la firma continua de nuevos TLC.
Alarco y Sanchium (2023) nos recuerdan que la nueva estrategia debe tomar en cuenta los desarrollos recientes del entorno, economía y comercio internacional; y los impactos de la pandemia de la Covid-19 sobre las cadenas logísticas y la globalización. También se concluye que TLC no pueden ir solos, como políticas aisladas, pues esto sería garantía de resultados mediocres.
Se necesita también de una perspectiva amplia que considere los aportes de la política comercial estratégica, de la competitividad sistémica, de la renovada política industrial. Lo anterior, sin olvidar la evaluación previa de los TLC a nivel regional. Se necesita, como hemos comentado anteriormente, de muchas acciones, políticas previas y complementarias para ser exitosos.