¿Futuros posibles para la humanidad con la inteligencia artificial (IA), robótica y las nuevas tecnologías?
El futuro está en nuestras manos, ya que todo dependerá de lo que hagamos con relación a la IA, robótica y las nuevas tecnologías. Se ha comentado anteriormente que las oportunidades que se vislumbran a favor de todos los ciudadanos son extraordinarias. Hay muchos ejemplos en campos como la salud, apoyo a personas con capacidades diferentes, poblaciones de tercera edad, educación, en el gobierno, medio ambiente, pequeñas empresas, entre otras.
A la par hay graves riesgos y vulneraciones en multitud de esferas, sin incidir en lo que puede ocurrir negativamente en términos netos sobre el empleo y la distribución del ingreso entre países, entre perceptores de ingresos de capital y del trabajo, entre los asalariados y el resto de la sociedad. La economía, la cohesión social y la estabilidad política están en juego.
Principales escenarios
Aquí se plantean tres escenarios de futuros posibles diez años hacia adelante: 2035 y sus precondiciones: Pesimista, intermedio y optimista. Estos retoman lo señalado en nuestro reciente libro sobre IA de finales de 2024. Las variables que se consideran para construirlos se refieren a la naturaleza y magnitud de los cambios tecnológicos y los marcos regulatorios relativos. A partir de estos se establecen sus posibles impactos (y respuestas) en los mercados laborales, lo económico, social, político y medio ambiental.
Hay que anotar que, si bien estos escenarios están diseñados para economías desarrolladas, también podrían ser aplicables a economías dependientes y subdesarrollados como las nuestra. Lo anterior, aunque con sus limitaciones, en razón a la presencia de empresas, universidades e investigadores que tendrían la capacidad para desarrollar aplicaciones de estas tecnologías en nuestros países.
Escenario pesimista
Este prevé que los cambios tecnológicos serían intensos, sin límites, estando a cargo del sector privado. Asimismo, los marcos regulatorios llegan tarde y/o no se logran implantar debidamente por la presión del sector privado. La toma de mando de Trump acompañado de los principales líderes de las grandes empresas tecnológicas es una mala señal para las posibilidades de regulación interna y de avances efectivos en la coordinación internacional.
No hay que olvidar que esta regulación tiene su complejidad y requiere de organizaciones independientes y poderosas, además de recursos financieros y humanos altamente calificados al nivel de la industria. Asimismo, debe anotarse que en las últimas décadas se ha intensificado la concentración de la riqueza e ingreso en pocas empresas y personas, lo cual corre a la par de su mayor poder para influir en las políticas gubernamentales: Captura del Estado y regulatoria.
Mayor concentración
Por otra parte, en este escenario no existiría interés de que estas nuevas tecnologías se desarrollen de manera desconcentrada. Lo cual conduciría a un desinterés por capacitar a los recursos humanos más allá de lo que necesite la propia industria y sus usuarios. La consecuencia de un marco regulatorio totalmente laxo, la libertad casi plena de la industria conduciría a que las nuevas tecnologías se orienten a atender exclusivamente las aspiraciones de los sectores empresariales con el efecto de sustituir intensamente los recursos humanos por estas tecnologías.
Se debe anotar que estas van a crear de manera directa e indirecta nuevos empleos y ocupaciones; sin embargo, es probable que el balance neto sea muy negativo generando un alto nivel de desempleados (y/o población inactiva), menor población adecuadamente ocupada y más subempleados que para subsistir tendrían actividades precarias (en la informalidad) y en las economías delictivas en nuestro caso. Lo anterior, acompañado de una gran polarización que conllevaría a mayores niveles de desigualdad en todas las esferas comentadas al inicio de esta nota.
Crisis continuas
Quizás, en el mejor de los casos, en este escenario se impulsaría un crecimiento económico inicial acelerado, con un posterior estancamiento y crisis continuas por el surgimiento de problemas significativos de insuficiencia de demanda efectiva (por el reducido crecimiento de la masa salarial que explica en gran medida la demanda de bienes de consumo y los mayores encadenamientos de producción y empleo) y el estallamiento de burbujas en los precios de los activos. Las crisis estarían a la vuelta de la esquina ya que las mayores ganancias, pero sin mercados internos y externos en expansión, no son la mejor receta para la promoción de inversiones productivas y del crecimiento económico.
En el lado social, la elevada desigualdad, pauperización de sectores importantes de las clases medias y mayores niveles de pobreza reducirían la cohesión social agravando la polarización con sus consiguientes efectos en los conflictos, la violencia, criminalidad y corrupción, entre otros males. Sociedades ingobernables frente a Estados pasivos, al servicio del sector privado; sociedades altamente segmentadas, con mayores niveles de pobreza serían la combinación perfecta para gobiernos nacionalistas y autoritarios que intensificarían como respuesta los conflictos interestatales y geoestratégicos, para hacer frente a los problemas de gobernabilidad y disputas que ocurren cuando hay problemas económicos y sociales internos.
Asimismo, sin control efectivo, habría más espacio para la manipulación de la información y desinformación en provecho de las formas autoritarias y del gran capital. En este contexto la democracia (y sus valores) perderían relativa significancia para la sociedad cuando los conflictos se agravan y las clases medias reducen su importancia en el conjunto de la sociedad (Fleury, 2023). Por último, en este escenario no habría mucha preocupación por los temas ambientales, más con las políticas de Trump, ya que sin mayores presiones tributarias y capacidad de gasto por parte de los gobiernos no existirían muchos recursos para estas actividades.
El Largo plazo
En el largo plazo, dentro del escenario pesimista, hay varias películas que podrían reflejar estos sub-escenarios posibles. Estas destacan aristas problemáticas particulares de las nuevas tecnologías abordando temáticas relativas al virtual desmanejo o desborde de las nuevas tecnologías, sus mayores impactos económicos y sociales y afectando la psicología de la humanidad misma. Uno o todos estos ángulos juntos nos darían un escenario lúgubre para el mundo.
La primera es la dominación de la IA y las máquinas que se observan en la película futurista Odisea 2001. La segunda relativa a los poderes económicos, extrema desigualdad, conflicto social y crisis ambiental de la película Elysium donde el mundo está dominado por un grupo de poderosos que ya no viven en la tierra, sino en un satélite donde tienen una calidad de vida claramente superior al resto de la sociedad. La tercera de infelicidad y desesperanza que se observan en Inteligencia Artificial que se desarrolla en una economía y sociedad avanzada de altos ingresos donde las familias (obviamente de recursos) pueden suplir a un niño por un niño-robot. Las nuevas tecnologías no pueden suplir nuestras necesidades como seres humanos, ni tampoco la del niño- robot.
Escenario intermedio
En cuanto a lo tecnológico se logra frenar la IA prohibida, pero hay escasos avances en cuanto las otras modalidades de IA de mayores niveles de riesgos. Aquí las normas regulatorias se llegan a aplicar parcialmente. Luego, se producen impactos relevantes en los mercados laborales, pero en un nivel intermedio entre el escenario pesimista y el optimista.
Los recursos humanos son capacitados parcialmente; sin embargo, como el marco regulatorio es laxo se sustituye abundante mano de obra por las nuevas tecnologías. Se observa una elevación de los niveles de desempleo, población inactiva y subempleo (población precarizada). Hay también más pobreza y desigualdades, y crecimiento económico inestable. Aquí el Estado es reactivo actuando cuando se producen crisis; no hay una política sostenida para elevar la recaudación tributaria, por lo que suben los niveles de endeudamiento. Se genera polarización social y conflictos internos, interestatales y geoestratégicos, aunque menores al escenario pesimista.
Escenario optimista
En este escenario la IA y las nuevas tecnologías son complementarias al trabajo humano y sustitutas solo en actividades peligrosas (o con riesgo) y muy especializadas. Hay muchas aplicaciones a favor de la humanidad (incluido lo ambiental). La industria, en la cual también participan los gobiernos, han tomado conciencia de que no puede sustituirse a los hombres por los severos impactos económicos, sociales, políticos y sobre la humanidad misma. Predomina la autorregulación ética y una regulación efectiva instaurada por los Estados.
En los diferentes países se entiende la importancia de que todos los recursos humanos estén capacitados en las nuevas tecnologías. Se promueve intensamente que las micro y pequeñas empresas participen en el desarrollo e implantación de nuevas tecnologías en beneficio de las personas. Se procura el uso de códigos abiertos y la transparencia absoluta en la IA; asimismo, los Estados establecen que las nuevas tecnologías se desarrollen en un ambiente competitivo, evitando prácticas que vulneren la libre competencia. Para coadyuvar en estos objetivos existe un ambiente de intensa cooperación internacional en cuanto a mejores prácticas de regulación.
Buena regulación
Con el marco regulatorio y la buena disposición de la industria se promueve que las nuevas tecnologías directa e indirecta generen más empleo de forma de contrarrestar las menores demandas de mano de obra. Al respecto, se esperaría solo un balance ligeramente negativo entre la demanda y oferta de trabajo, sin agravar los niveles de pobreza y de precarización de los recursos humanos. Tampoco se produciría una significativa polarización en el mercado de trabajo, debido a las políticas de generación de empleo, de alfabetización digital, de capacitación laboral y ciudadana.
Con un Estado proactivo en la materia y donde las nuevas tecnologías apoyan el quehacer de los diferentes poderes y niveles de gobierno se promueve un círculo virtuoso. A su vez, los Estados procuran mayores niveles de recaudación tributaria para contar con mayor capacidad de gasto para aplicar políticas generales de apoyo: El salario mínimo universal y/o la mejora de los servicios públicos universales en el caso de las políticas generales y otras focalizadas.
Asimismo, la mayor presión tributaria se realizaría sobre la base de los sectores que eleven significativamente sus márgenes de ganancia, para evitar sesgos en contra de la contratación de trabajadores y mitigar los mayores niveles de desigualdad entre las ganancias y la masa salarial. Lo anterior sin desincentivar el cambio tecnológico y la inversión privada.
El crecimiento económico, la reducida fragmentación laboral, la contención de las elevadas desigualdades en la riqueza e ingresos generarían una sociedad con un nivel de polarización y niveles de violencia bajo control. Todo este conjunto de elementos podría dar paso a democracias más participativas y en contra de regímenes más autoritarios.
Colofón
A pesar de que el escenario pesimista tiene una mayor probabilidad de ocurrencia; corresponde a la Sociedad Civil, al Estado, a la Industria y a las Universidades trabajar conjuntamente para que se concrete el escenario optimista por el bien de todos.